1. SERVICIO ESPONTÁNEO DE ADORACIÓN.

Este servicio espontáneo de adoración se puede usar en cualquier escenario. Funciona bien en los retiros, como culminación de la semana. El servicio elimina la intervención individual y permite una participación total del grupo. Esto traslada la responsabilidad de adorar a quiénes deberían tenerla: los adoradores y no los que están al frente liderando.

Aquí hay algunas instrucciones y directrices para liderar un servicio como este. Reunamos a todo el grupo en una pequeña capilla o en un cuarto con sillas dispuestas en filas o en forma de herradura. Pongámonos frente al grupo e introduzcamos el tema narrado más abajo.

Podemos otorgar el tiempo que deseemos, pero tomemos en cuenta que necesitaremos al menos 45 minutos o una hora. Cuando consideremos que es un buen momento, preparémonos para la Santa Cena. Hagámoslo a través de una lectura bíblica o de una canción. Tengamos los símbolos (jugo de uva y pan) listos en una mesa al frente al salón. Animemos a los jóvenes a acercarse a la mesa y participar de la comunión cuando estén listos. No los presionemos, démosles el tiempo que ellos crean necesario.

Cuando todos hayan terminado, pongámonos de pie frente al grupo para cerrar el servicio. Compartamos nuestros propios pensamientos, o digamos algo como: «Cuando Jesús y sus discípulos terminaron su última cena, la Biblia dice que cantaron un himno y salieron al Monte de los Olivos, ¿qué les parece si nos ponemos en pie y cantamos…» (Gary Black).

“Hoy vamos a compartir en un servicio espontáneo, chapado a la antigua. Podríamos haber planeado un programa tradicional como lo hemos hecho en otras ocasiones. En lugar de eso, queremos que sea el Espíritu el que nos guíe hoy. Algunas personas en la antigüedad se sentaban en grupo silenciosamente hasta que alguien fuera movido por el Espíritu Santo para cantar, hablar o testificar, y así era la forma en que se reunían. La adoración debe ser más que alguien al frente actuando para nuestra propia satisfacción. De hecho, en la adoración nosotros somos los actores y Dios es la audiencia. Por lo tanto, veamos cómo nos dice la Biblia que debemos adorar a nuestro Dios. (Leer Efesios 5:19, Colosenses 3:16, Hebreos 10:24-25). Hoy nadie te va a decir qué hacer o cuándo hacerlo. Cada uno es responsable de responder a la guía del Espíritu Santo. Tal vez te sientas impulsado a leer una parte de la Escritura para que todos la escuchemos, puedes pensar en una canción para cantar, incluso animarnos con una exhortación, o dar un testimonio de la obra de Dios en tu vida. Todo depende de ti. Si piensas en una canción, solo empieza a cantarla o di: «Vamos a cantar esto y aquello». La única regla es que la misma persona no participe dos veces seguidas. Después de que alguien más haya tenido la oportunidad, entonces puedes intervenir otra vez. Habrá momentos durante el servicio en los que todos vamos a estar en silencio. Dejemos que el silencio ocurra. Usémoslo para adorar a Dios individualmente en lugar de incomodarnos ante él. Después de haber compartido unos con otros y cuando lo crea conveniente, el líder va a dirigir el servicio de Santa Cena”.

2. ADORACIÓN ROCKERA.

Esta idea utiliza la música rock como una manera de ayudar a los jóvenes a adorar a Dios. Es especialmente efectiva en retiros y servicios de jóvenes. La preparación toma un poco de tiempo, pero el resultado generalmente vale la pena.

Para vivir esta experiencia de adoración consigamos discos compactos con 8 ó 10 canciones populares con las que los chicos estén familiarizados. Escojamos canciones sobre temas con aplicaciones bíblicas: el amor, la amistad, la rebelión, el pecado, el perdón, la soledad, etc. Podemos usar música secular, o si lo preferimos, solo música cristiana. Una mezcla de las dos también funciona bien.

Decidamos en qué orden irán las canciones y grabémoslas en un solo CD dejando 15 o 20 segundos de silencio entre cada tema.

Después, escribamos un «orden de adoración» que incluya el título de cada canción y una meditación corta para cada tema musical que será leída mientras suena. Cada pensamiento debe tener una pregunta y un versículo de la Biblia. Por ejemplo, si el tema de la canción es la soledad, la meditación puede incluir esta pregunta: «¿Cómo es posible estar solo cuando nos encontramos rodeados de tanta gente?»; e ir acompañada de un versículo pertinente. Es por eso que no resulta contraproducente escuchar canciones seculares, porque podemos ver otro enfoque y la repuesta divina ante esa situación.

Antes de que empiece el servicio, entreguemos el «orden de adoración» a cada persona. Expliquemos qué es lo que va a pasar: Escucharemos la música, una canción a la vez. Cuando cada canción esté sonando, deberán leer la meditación y discutir la pregunta con un compañero. Entre canción y canción, durante los segundos de silencio, cada uno tendrá que desplazarse hacia otra ubicación para agruparse con un nuevo compañero durante la próxima canción.

Usemos un buen reproductor de CD para tener un sonido de calidad. Los muchachos van a estar hablando, por lo tanto el sonido tiene que estar más alto que ellos.

Seguramente comprobaremos que esto resulta eficaz con los chicos, dependiendo, por supuesto, de la música que escojamos, del escenario, y de otras variables. Uno de los beneficios es que ayuda a los jóvenes a conectar la música que escuchan en la radio con la verdad bíblica. (Michael McKnight).

Extracto del libro Reuniones Creativas Para Refrescar tu Ministerio

Por Autores Varios

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