4. SANTA CENA CON UN PAN DE COMUNIÓN MUNDIAL.

Hagamos que los chicos se reúnan el sábado anterior a la Santa cena y horneen pan de diferentes tipos, simbolizando las diferentes culturas alrededor del mundo. Es relativamente fácil conseguir buenas recetas para todos los tipos de pan. probablemente solo necesitaremos 5 tipos diferentes. Dejemos que los jóvenes decidan qué panes les gustaría hacer. Después solicitemos que cada persona traiga 2 o 3 ingredientes a la cocina de la iglesia o a algún otro lugar donde haya un amplio horno. Preparamos la masa para el pan. No nos limitemos a hacer tan solo una forma pan. Recordemos que el pan no siempre tiene la forma que encontramos en los supermercados. Mientras el pan se está haciendo, sería bueno organizar algunos juegos, almorzar juntos, realizar alguna actividad recreativa o tener tiempo de comunión. La Cena del Señor posee un ingrediente importante de comunión, así que tomemos tiempo para estar en armonía unos con otros. Es posible aprovechar para planear cómo vamos a presentar cada clase de pan en la Santa Cena el domingo.

Durante el servicio del domingo, los jóvenes que hornearon el pan deben pasar al frente con sus creaciones culinarias y disponerlas en la mesa de la Santa Cena. Ellos también pueden explicar de qué origen es el pan que traen, de qué tipo es, cuáles son sus ingredientes, dónde es más común, etc. También podrían decir algo con referencia a la diversidad de personas alrededor del mundo que pertenecen al cuerpo de Cristo, representadas en los distintos tipos de pan. De igual manera, Cristo está por todo el mundo, y es recordado aquí en el pan y el vino que nos une como una sola congregación. (Sue Ann Looft).

5. ALIMENTARSE EN LA MESA DEL MAESTRO

Este es un estudio bíblico que podemos usar para celebrar la Cena del Señor. Hagamos que el grupo se siente en círculo para prepararlo para este momento. Antes de empezar, mencionemos los siguientes pensamientos de Juan 6.

1. ¿Quién preparó la comida? (6:32-35, 50-51)

  • Toda comida debe ser preparada por alguien. Jesús dijo que Dios había preparado un pan aún mejor que el maná que les dio a los israelitas en el desierto.
  • Si Dios es el que prepara el banquete, tenemos la certeza de que él va a servir lo mejor de lo mejor.
  • Dios mismo ha preparado las provisiones para la Cena del Señor.

2. ¿Cuál es la comida que nos sirve? (6:48, 51, 55)

  • Jesús señaló que la comida que se encontraba en la mesa del Maestro era su propia carne y sangre (ofrecidas en la cruz).
  • Jesús mismo es el pan que Dios envió desde el cielo.
  • Jesús describió su sacrificio como comida y bebida verdadera (v.55). Esto significa que era la mejor comida y bebida, un alimento eterno que satisfaría el alma por siempre.
  • Dios nos ofrece una oportunidad de participar de esta comida en la mesa del Maestro, la Cena del Señor.

3. ¿Cómo comemos la comida? (6:53-56)

  • La mejor manera de entender lo que Jesús quiso decir cuando se refirió a comer esta comida es tener en cuenta qué es lo que representa la comida: simboliza la obra de salvación de Cristo en la cruz. «Comer» su sacrificio es recibirlo a través de la fe, confiando en que lo que hizo en la cruz, lo hizo por cada uno de nosotros.
  • Los utensilios con los que comemos son nuestras mente y corazón.

4. ¿Cuál es el valor nutricional de la comida? (6:53-58).

  • Jesús explicó los beneficios que tenía el comer su comida: vida eterna, esperanza de resurrección en el último día, unidad con Cristo (hay un dicho que afirma «somos lo que comemos»), y su ayuda para vivir cada día.
  • Los nutrientes espirituales que tiene esta comida no se encuentran en ninguna otra.

5. ¿Quiénes pueden participar en esta comida? (6:51, 54, 56).

  • Jesús dijo que su pan fue dado al mundo entero.
  • La mesa está abierta para cualquiera que gustosamente venga a alimentarse por fe en la mesa del Maestro.
  • Nosotros debemos confesar nuestros pecados y limpiar nuestros corazones mientras nos acercamos a la mesa (1 Corintios 11:28).

6. Tres cosas para recordar sobre esta comida:

  • No podemos tener vida eterna sin comer y beber de esta comida.
  • El alimentarnos por fe con esta comida nos une a Cristo y nos provee sus beneficios.
  • Comer es un acto personal. Nadie puede obligarnos a ello o comer en nuestro lugar. Cada uno se tiene que alimentar por sí mismo. (Brian Fullerton).

Extracto del libro Reuniones Creativas Para Refrescar tu Ministerio

Por Autores Varios

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