Entreguémosle a cada persona un trozo de arcilla o plastilina y pidámosle que cada uno moldee una imagen de su propia vida. Puede ser algo abstracto o una figura que parezca real. Permitamos que cada persona muestre y explique su escultura al resto del grupo.
Luego, estudiemos 2 Timoteo 2:20-21 y solicitemos que moldeen su arcilla en forma del «vaso» que quieran ser. Cuando terminen de hacerlo, pueden mostrar y explicar qué es lo que cada uno hizo. A continuación, seguirá un acto de entrega en el que cada persona pedirá ser «llenado» y «usado» por Dios. Una sugerencia es dejar que los vasos se endurezcan y luego ponerlos en exhibición. (Jack Keyte).
Extracto del libro Reuniones Creativas Para Refrescar tu Ministerio
Por Autores Varios