1. EXTIENDE TU MANO Y TOCA AL MAESTRO (Marcos 5:24-34).

Esta es una lectura coral que es muy simple y fácil de dramatizar. Aún si en nuestra iglesia no utilizamos este tipo de lecturas o liturgias, encontraremos esto muy eficaz. (Elaine Lidholm).

NARRADOR: Una gran multitud seguía a Jesús y se aglomeraba alrededor de él. Entre la gente había una mujer.

VOZ 1: ¡Una mujer enferma!

VOZ 2: ¡Una mujer en necesidad!

VOZ 3: ¡Una mujer que creyó!

NARRADOR: Aunque ella había estado bajo el cuidado de muchos doctores, no mejoraba, sino que su situación iba de mal en peor.

VOZ 3: ¡Aun así ella creyó!

MUJER: Si tan solo pudiera tocar su manto, al menos una vez, podría mejorar.

VOZ 2: ¿Tocarlo solo una vez?

VOZ 1: ¡Su manto!

VOCES 1 y 2: ¡Mujer necia!

MUJER: ¡Si tan solo pudiera tocarlo a él! (pausa)

JESÚS: ¿Quién me tocó?

VOZ 3: ¿Quién te tocó? Señor, ves que te apretuja la gente, y aun así preguntas quién te ha tocado.

VOZ 2: Mira a tu alrededor, Señor.

VOZ 1: Sé razonable, Señor.

JESÚS: Alguien me tocó, de mí salió poder. (suavemente) ¿Quién me tocó?

VOZ 2: (rápido para acusar) ¡Ella lo hizo! ¡Yo la vi!

VOZ 1: Sí, ella lo hizo.

VOZ 2: ¡Confiesa! Dile que fuiste tú.

VOCES 1,2,3: ¡Confiesa! (silencio)

MUJER: (muy silenciosamente, un poco asustada) Fui yo, Señor. Yo te toqué, lo hice para sanarme de mi enfermedad.

VOZ 3: Ella quiere estar mejor.

VOCES 1 y 2: Te lo dijimos, Jesús. Ella lo hizo.

VOZ 2: (despectiva y sarcásticamente) Para estar mejor.

JESÚS: ¡Hija, tu fe te ha sanado! Vete en paz. Sé sana.

VOZ 1: (con asombro) Ella… Ella lo tocó…

VOZ 2: … para mejorarse.

VOZ 3: ¡Ella creyó!

2. MÁS RICOS DE LO QUE CREEMOS (Proverbios 3:9-10).

Esta es una lectura que se encuentra entre lo litúrgico y lo humorístico, pero que aun así, brinda una importante enseñanza sobre el dar. Los jóvenes la pueden llevar a cabo durante el servicio de adoración antes de que se recoja la ofrenda. Asignemos las partes individuales a los mismos tres muchachos, o démosles a varios muchachos una línea o dos. (Mike Heinz).

Todos: ¡Honra al Señor con tus riquezas!

Voz 1: Bueno, eso no es para mí.

Voz 2: Para mí tampoco, estoy seguro de que no soy rico.

Voz 3: (irónicamente) ¡Oh, pobre________________ ! (escribir el nombre de la voz 2). A duras penas podría comprar____________________ (esas zapatillas Nike, esos jeans, ese CD nuevo, etc.).

Todos: Honra al Señor con los primeros frutos de tus cosechas.

Voz 1: No soy granjero. No tengo cosechas.

Voz 3: Pero sí tienes más comida de la que necesitas. ¿Cuándo fue la última vez que te fuiste a la cama con hambre?

Todos: Así tus graneros se llenarán a reventar.

Voz 2: ¡A mí me suena bien!

Voz 1: Pero yo no tengo graneros porque no tengo cosechas.

Voz 3: Pero sí tienes una habitación tan repleta de cosas que ya ni puedes acomodarlas.

Todos: Y tus bodegas rebosarán de vino nuevo.

Voz 1: Bueno, pero esto obviamente no fue escrito para mí.

Voz 2: Si ni siquiera soy mayor de edad todavía.

Voz 3: Todavía no lo entiendes, ¿verdad? Este proverbio no está hablando sobre cosechas, graneros o vinos. Está hablando acerca de nosotros. Nosotros somos ricos.

Voz 1: ¿Qué?… ¡Ahhhh! Creo que estoy empezando a entender.

Voz 2: Sí, todos tenemos lo que necesitamos y más.

Voz 3: ¡Ahora lo entendiste! Y más que eso, tenemos a Cristo, que nos da un verdadero significado a través de la vida eterna.

Todos: ¡Al fin entendimos el mensaje!

3. PARÁBOLA DE LAS DOS CASAS. (Mateo 7, Lucas 6).

A continuación, la lectura «Código Para Construir», para hacer una dramatización acerca de la parábola del hombre sabio y del hombre necio (Mateo 7 y Lucas 6), que construyeron sus casas. Resulta especialmente efectiva en un servicio de adoración dirigido por jóvenes. (Bob Stebe).

Código Para Construir

RELATOR: ¡Hey, todos, vengan aquí! ¡Tengo una historia que contarles! (Todos vienen corriendo desde todas las esquinas de la iglesia y se sientan a los pies del relator.)

RELATOR: Todo el que oye las palabras de Jesús, todo el que ve su ejemplo y lo pone en práctica es como un hombre prudente. (El hombre sabio se levanta del grupo, luce muy sabio, y se dirige al escenario, a la derecha, de frente a la congregación).

RELATOR: …que construyó su casa sobre la roca. (El hombre sabio inicia su proceso de construcción: pisotea el piso demostrando que está firme y duro, lo pisotea tan fuerte que, de hecho, le duelen sus pies. Después se acerca a la multitud y los conduce, uno a uno, a los pies del relator y los utiliza como los ««pilares» de su casa. Coloca a cada uno en su lugar enterrándolos en el piso. A medida que son clavados, los «pilares» se van agachando todos juntos. El hombre sabio construye una casa completa alrededor de él y permanece en pie orgullosamente en su nuevo hogar.)

RELATOR: Cayó la lluvia (algunos chicos del grupo con pistolas de agua, riegan agua en la casa para que la congregación pueda verla). Y llegaron las inundaciones (dos chicos entran a la iglesia con serpentinas azules corriendo por el pasillo y alrededor de la casa). Los vientos soplaron y golpearon la casa. (el grupo sopla a la casa), pero no se cayó (la casa se balancea un poco por todas estas cosas, pero permanece firme) porque había sido construir sobre la roca. (Los pilares y el hombre sabio sonríen orgullosamente).

RELATOR: (Con énfasis) Pero todo el que oye las palabras de Jesús y ve su ejemplo y no lo pone en práctica… (El orgullo del grupo desaparece con estas palabras, y ellos responden con un ¡ah!, después se reúnen lentamente a los pies del relator). todo el que no hace lo mismo que hizo Jesús es como el hombre necio. (El hombre necio se levanta del grupo y camina hacia el escenario izquierdo de cara a la congregación).

RELATOR: … que construyó su casa sobre la arena. (El hombre necio camina hacia el grupo para reunir sus pilares, caminando como si estuviera en la arena. Pone sus pilares en la arena, entran fácilmente, pero quedan inestables, torcidos, y se tambalean.)

RELATOR: (Se repite lo sucedido anteriormente…) Y las lluvias cayeron y las inundaciones vinieron y los vientos soplaron y golpearon esa casa (pero esta vez los pilares y el hombre necio están sorprendidos y lucen aterrados). Y la casa se cayó, (la casa se derrumba). Y fue una caída estrepitosa. (Cada uno silenciosamente vuelve a su lugar a los pies del relator para escuchar el resto de sus palabras).

RELATOR: Y cuando Jesús terminó de decir estas cosas, las multitudes se asombraron de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tenía autoridad, y no como los maestros de la ley.

Extracto del libro Reuniones Creativas Para Refrescar tu Ministerio

Por Autores Varios

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