SU HISTORIA ES LA HISTORIA DE DIOS

Los cristianos modernos han intentado equivocadamente manejar la Biblia como si fuera una enciclopedia de pensamiento religioso. Tendemos a acercarnos a la Biblia pensando “dónde puedo encontrar un versículo acerca de…”. Este tipo de acercamiento le roba a la Biblia su vitalidad, su carácter. La Biblia no se presenta como una enciclopedia organizada por temas. Por ejemplo, no entenderás lo que dice la Biblia si separas todos los versículos sobre el matrimonio, el gobierno, el sexo, la paternidad, la comunicación, el trabajo, el dinero, la iglesia, etc. Cualquier cosa que aprendas de estos versículos estará distorsionada y fuera de contexto porque estarían siendo entendidos en separación de lo que la Biblia dice en verdad. La Biblia no es un índice de temas, un diccionario o una enciclopedia. La Biblia es un libro de historias. Es la historia de Dios, la historia de su carácter, su creación, su redención para este mundo caído, y su plan soberano por las edades. Es una historia verdadera e inalterable. Es la historia. Todas las demás historias de la gente y las naciones encuentran su vida, significado y esperanza en esta historia…

Teologizar con tu adolescente no significa que vas a mencionar ocasionalmente un versículo de la Escritura que se relacione con el tópico de discusión. En vez de eso, significa que cada día, de cada manera posible, enclaves la historia de tu adolescente en la amplia historia de Dios. Los adolescentes viven abrumados por su propia historia. Tienden a vivir con mucha ansiedad. El drama del momento particular pareciera ser la cosa más importante en la historia. Cuando procuramos ayudarles a entender que esto no es tan importante como ellos creen, contraatacan con “¡Tú no me entiendes!”

El poder presente de su historia es lo que a menudo mete en tantos problemas a los adolescentes. Pierden el enfoque. Viven solamente por aquello que puedan obtener de este momento. Tienden a vivir motivados por sus propios deseos y esclavizados por una búsqueda de la felicidad personal. En esta búsqueda de satisfacción de sus deseos y placer personal, a menudo toman decisiones que luego lamentan toda la vida. Los adolescentes desesperadamente necesitan ver la historia más amplia. Necesitan ver sus vidas como parte de algo que es más grande y más importante que su propia felicidad. Necesitan una gloria a la cual conectarse y vivir por aquello que es más grande que su propia gloria. Necesitan ver su historia enclavada cada día en la historia de Dios. Esto les dará una razón para hacer lo que es correcto. Esto les dará esperanza. Esto les dará la fortaleza para soportar lo que Dios les llama a soportar.

La Biblia tiene mucho que decir acerca de todos los tópicos mencionados anteriormente, pero lo que dice sólo tiene sentido cuando es visto desde el punto de vista de la gloriosa historia de Dios y su obra. Tenemos que ser muy cuidadosos de no separar a Dios de los mandatos y principios de la Escritura. Él está en poder y gloria detrás de cada uno. Cada mandato se dirige a él para obtener fortaleza para obedecer, cada principio le mira para obtener sabiduría, y cada promesa le mira para obtener su cumplimiento. El sistema total depende de la veracidad de la historia.

Esto es lo que los adolescentes necesitan entender acerca de la vida. Existe un Dios. Él vive y está activo. Su historia y su obra están registradas en la Biblia. La cosa más importante de la vida es vivir en sintonía con lo que él está haciendo. Como hijo de Dios vengo a formar parte de su gran plan universal. Vengo a ser parte de lo que Dios está haciendo en la tierra. Esto es lo que le da significado y propósito a cualquier drama que esté viviendo ahora mismo. Como padres necesitamos ser fieles cada día, para enclavar la historia de nuestros adolescentes en la historia de Dios. Necesitamos enseñarles a preguntarse siempre, “¿Quién es Dios?” “¿Qué es lo que hace?” “¿Qué ha prometido?” “¿Qué ordena?” “¿Cómo forjan estos hechos la manera en la que pienso y respondo a las situaciones diarias de la vida?”

CONFÍA Y OBEDECE

Finalmente, considerar la familia como una comunidad teológica significa volverse muy práctico acerca de lo que significa seguir a Dios en las situaciones cotidianas de la vida… Nosotros vivimos en lo que es supremamente cotidiano… Aquí es donde vivimos la vida de fe. Por lo tanto, necesitamos enseñar a nuestros hijos a tener este enfoque hacia Dios en los momentos más cotidianos de la vida.

Necesitamos enseñar a nuestros adolescentes lo que significa vivir para Dios en donde viven cada día, en todos esos momentos nada espectaculares en el hogar, la escuela o estando con amigos. Hay dos preguntas que si las hacemos con regularidad incluirán a Dios en cada uno de esos momentos. Debemos hacerles estas preguntas hasta que aprendan a hacérselas ellos mismos. Podemos resumirlas con estas dos palabras: confía y obedece.

En cada situación queremos que nuestros adolescentes tengan un corazón para Dios. Queremos que tengan la meta de vivir para agradarle. Por lo tanto, debemos animarlos a preguntarse en cada situación, “En esta situación, ¿Qué cosas me está llamando Dios a hacer que no puedo pasárselas a otra persona?

Esta pregunta requiere que ellos sean concretos y específicos en su manera de pensar acerca del llamamiento de Dios. Una vez que el adolescente ha clarificado bíblicamente esas responsabilidades, entonces la única respuesta apropiada es la obediencia.

La palabra confía le señala al adolescente el hecho de que él tiene límites. Hay cosas importantes en toda situación que necesitan cambiar, no obstante, están fuera del control del adolescente. No son su responsabilidad porque están más allá de su habilidad para producirlas. Estas áreas deben ser encomendadas a Dios. Por lo tanto, necesitamos que nuestro adolescente se pregunte: “En esta situación, ¿Qué cosas necesito encomendar en las manos capaces y amorosas de Dios?”

Los adolescentes tienden a confundir estas áreas (igualmente los adultos). Tratan de hacer cosas que son de la incumbencia de Dios y se olvidan de hacer las cosas que él les ha llamado a hacer. La hija le dice a la madre, “Aunque sea lo último que haga en la vida, pero voy a enseñarle (su hermano menor) que mejor permanezca fuera de mi cuarto. Haré que me respete a mí y a mis cosas de una manera u otra”. Aunque no se da cuenta, aquí tenemos a una adolescente tratando de hacer el trabajo de Dios y olvidándose de hacer las cosas sencillas que Dios le ha llamado a hacer en tiempos de maltrato. Ella cosechará el desastre de intentar hacer lo que sólo Dios puede hacer.

La familia es una comunidad teológica, así que necesitamos enseñar a nuestros que cada momento es el momento de dios. Siempre hay un plan superior que la felicidad personal, hay una historia más grande e importante que su historia en el momento, y en cada situación, son llamados a confiar y a obedecer a Dios. La familia cristiana no sólo los domingos piensa teológicamente; sino hace teología de domingo a domingo.

Extracto del libro Edad de Oportunidad

Por Paul D. Tripp

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