•  Está el principio del corazón. La Escritura, como hemos notado anteriormente, nos enseña que nuestra conducta proviene del corazón. Lo que hacemos expresa los pensamientos y deseos de nuestros corazones. Era importante que nuestro hijo estuviera consciente de su corazón en esta situación. ¿A qué tentaciones sería susceptible particularmente? ¿Sería tentado a temerle al hombre? ¿Sería tentado a la ira? ¿Estaría batallando con dudas con respecto a Dios? ¿Caería en desánimo? ¿Sucumbiría a la presión de sus coetáneos o a la presión de tomar una decisión apresurada? En esta situación, es muy importante que el adolescente funcione con una consciencia de su propio corazón para que se pueda proteger de las tentaciones hacia las cuales él sabe que es particularmente débil.
  • Está el principio de la gloria de Dios. Nuestro hijo era llamado a vivir para algo mayor que su propio bien, comodidad, éxito, afluencia y tranquilidad. La cosa más importante que debía hacer era reaccionar de una manera que agrade a Dios. Esto era más importante que resolver la situación, agradar a su jefe, agradarse a sí mismo o conservar el empleo. Nunca podría hacer lo correcto a nivel práctico y cotidiano, a menos que tuviera como meta suprema la gloria de Dios. Cuando desobedecemos a Dios es debido a que nuestra propia gloria o bien son más importantes para nosotros que la gloria de Dios.

Estos principios brindaron un enfoque a la situación laboral que nuestro hijo enfrentó. Cada uno le ayudó a saber con mayor claridad qué es lo que debía hacer, porqué debía hacerlo, y cómo y cuando debía hacerse. Existen muchos más principios que se aplican a esta situación, cada uno da luz al corazón y es una lámpara para los pies.

Las verdades de la Escritura son como una gran sinfonía orquestal. Realmente nunca entiendes o experimentas una sinfonía escuchando las notas separadas de un violín, un oboe o las percusiones. No experimentas su rica belleza escuchando un dueto de una trompeta y el violín bajo. Solamente cuando escuchas todos los instrumentos ejecutados al mismo tiempo realmente entiendes la majestad y belleza de una sinfonía. En una orquesta, cada instrumento se hace más hermoso por el sonido de los demás. Cada uno complementa y balancea a los demás. Similarmente, la Escritura nos da una sinfonía de la verdad. Muchas notas y no sólo una, contribuyen formar los tonos ricos y armoniosos de la verdad.

Como padres, necesitamos tener una mentalidad sinfónica al entrenar a nuestros hijos para vivir piadosamente. No podemos quedarnos tocando una sola nota. Debemos presentarles la totalidad de la sabiduría bíblica para que puedan tomar decisiones sólidas bíblicamente. Para lograrlo, nosotros mismos debemos conocer dicha sinfonía, y debemos estar comprometidos a separar tiempo para hablar con nuestros hijos diariamente acerca de los principios que se aplican a sus situaciones cotidianas. Necesitamos alejarnos de simplemente decir el rápido y fácil “haz esto, no hagas esto”, que decimos de volada con poca o nula discusión o explicación. Necesitamos invitar a nuestros hijos a examinar y discutir, viendo la dificultad y los problemas como una oportunidad para ayudarlos a escuchar un poco más de la sinfonía divina de la verdad y a entender cómo estas notas dan sentido a la vida. Es de importancia monumental que no pensemos por nuestros hijos, sino que les enseñemos cómo pensar acerca de la vida, empleando la sinfonía de perspectivas que Dios nos ha dado en su Palabra.

Extracto del libro “Edad de oportunidad”.

Por Paul David Tripp.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí