Debemos aclarar que en todo grupo existe una increíble variedad de necesidades en todos los niveles. Nos encontraremos con gran variedad de necesidades emocionales, espirituales, sociales, físicas e intelectuales. Si bien esto es cierto, debemos recordar que ellos, por el simple hecho de ser jóvenes y cristianos, tienen necesidades comunes a todos los jóvenes cristianos (por ejemplo, conocer mejor al Señor, tener comunión con otros cristianos, crecer en el conocimiento de la Palabra, evangelizar, y otras). Sin embargo, esta realidad no debe hacer que olvidemos que aún dentro de esas necesidades comunes habrá variaciones. Cada uno se encuentra en un nivel de relación con el Señor y un tiempo de andar en su camino diferente de los demás.

Cada persona que forma parte de tu grupo de jóvenes tiene necesidades específicas, individuales y personales que deben ser satisfechas y a las que se debe ministrar.

Consecuencias de la heterogeneidad del grupo grande

Como hemos visto, la variedad es una característica que se halla presente en todo grupo de jóvenes de cualquier iglesia local en cualquier parte del mundo. La variedad impone límites al impacto que podamos alcanzar a través de este acercamiento educativo. Cuanto más uniforme u homogéneo sea el grupo, más específicos podremos ser en la satisfacción de sus necesidades y en la resolución de sus problemas y dificultades. Por eso, cuanto más heterogéneo y variado sea el grupo, más generales debemos ser, y menos profundos y específicos en el tratamiento de sus necesidades. Las generalidades dominarán nuestro acercamiento educativo. Y eso no es necesariamente algo negativo, pero sí es importante que entendamos esta limitación.

Esperamos que el siguiente ejemplo te sirva para entender de forma más clara la manera en que la variedad impone una limitación a este tipo de acercamiento educativo.

Supongamos que estás tratando el tema de la sexualidad, y el grupo de jóvenes de tu iglesia está compuesto por personas de ambos sexos, de entre 13 y 32 años de edad.

La primera limitación es el lenguaje. No puedes utilizar los mismos términos con los más grandes que con los más jovencitos.

Otra limitación es la profundidad en el tratamiento del tema. Si profundizas demasiado, una parte de tus oyentes, que tal vez no entienda demasiado el tema, se perderá. Si lo simplificas mucho, los mayores se quedarán con el deseo de que se profundice, y sentirán que sus requerimientos no fueron satisfechos.

Además, la problemática de los que están de novios es muy diferente de la de aquellos que todavía no lo están.

Tal vez no sea conveniente tratar algunos de los temas en presencia de los más jovencitos del grupo. Asimismo, podría ser más adecuado tratar ciertos temas en grupos separados por sexo, ya que algunos podrían sentirse incómodos de hablar de determinados aspectos de la sexualidad en presencia del otro sexo.

En resumen, la variedad impone necesariamente una generalización de los temas y un abordaje más superficial e inespecífico. Sin embargo, al mismo tiempo, rara vez el tema satisfará una gama tan variada de necesidades sino se lo aborda con un mínimo de profundidad. Y si las necesidades no se satisfacen sistemáticamente, el joven no mostrará buena disposición la próxima vez.

Esa es la razón por la que contamos con diferentes acercamientos educativos para el trabajo pastoral. Es conveniente y necesario entender los límites y alcances de cada acercamiento, sabiendo que únicamente el uso combinado de los cuatro permitirá cubrir de forma integral las diferentes necesidades de los jóvenes y los retos que plantea la pastoral juvenil.

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