Continuemos.

La búsqueda de pertenencia e identidad es lo que está en la base de estos fenómenos. Durante la adolescencia se modifican las relaciones que los adolescentes tienen con sus familias y cobran vital importancia las relaciones que establecen con otros adolescentes.

De ahí la relevancia que adquieren los grupos, bandas, pandillas y tribus urbanas en la vida de los adolescentes. Muchos de ellos establecen una dependencia excesiva de las normas, pautas culturales y valores de sus grupos, por la seguridad que les otorga el pertenecer a ellos. Algunos adolescentes de sectores populares, en lugar de integrarse a bandas o tribus urbanas, se integran al mundo del hampa y es interesante destacar que otros se están incorporando a iglesias evangélicas. Adolescentes, iglesias y valores cristianos Todos los adolescentes necesitan un grupo de pertenencia con el cual identificarse y no sólo los que pertenecen a tribus urbanas o bandas.

Como ya vimos, ellos transfieren al grupo la dependencia que antes tenían de sus padres. Muchos adolescentes se acercan a las iglesias en búsqueda de un grupo de pertenencia, de lazos profundos y amistades. Cuando los encuentran, se quedan, de lo contrario se van. Otros han concurrido de pequeños a la iglesia con sus padres y al llegar a la etapa de la adolescencia se replantean profundamente su fe;si no encuentran en la iglesia un grupo de adolescentes con los cuales identificarse y una comunidad que los acepte, contenga y acompañe en este proceso, es muy probable que se alejen de ella. Éste era el caso de algunos de los adolescentes que entrevisté.

Al cumplir 11 ó 12 años se alejaron de la iglesia y del Señor, cayeron en la droga, el alcohol, la vida desenfrenada, pero felizmente, entre los 15 y 17 años, habían vuelto al Señor, aunque ninguno volvió a la iglesia de su niñez. No es fácil ser adolescente hoy, y más difícil aún es ser adolescente cristiano. Muchos de los valores y prácticas de las distintas culturas adolescentes entran en contradicción con los valores cristianos.

La vida cristiana comienza con el nuevo nacimiento pero luego implica un desarrollo que debería llevar a la adopción de un estilo de vida distintivo, con nuevos valores y formas de conducta. Como afirma la Biblia, si alguno está en Cristo, es una nueva persona. Por eso ya no piensa de nadie según los criterios de este mundo. Por eso ya no vive para sí mismo sino para Cristo (2° Co. 5:15-17).

El mandato de no conformarnos a este mundo es también para los adolescentes cristianos. ¿Cómo ayudarlos a que sean cristianos sin dejar de ser adolescentes? ¿Cómo ayudarlos a ser adolescentes cristianos? ¿Cómo lograr que se integren a la iglesia y que en ella encuentren una comunidad en la que puedan comenzar su vida cristiana si no lo han hecho antes y desarrollarse en forma integral? ¿Cómo ayudarlos a conformar su identidad en torno a Cristo? ¿Cómo enseñarles los valores cristianos y a adoptar el estilo de vida que Cristo desea en este difícil momento actual? El aprendizaje de valores es muy importante ya que éstos son las cualidades atribuidas a los objetos, personas o fenómenos, y llegan a orientar y aún a determinar el estilo de vida de una persona.

El mensaje del reino de Dios desafía los valores de la cultura imperante y de las distintas culturas adolescentes, y frente a la diferenciación social, al individualismo, a la competitividad, a la falta de esperanzas y de proyección de futuro, a la violencia, opone un mensaje inclusivo, para todos y todas, sin distinción de clase, raza o género o edad. La perspectiva de futuro y la esperanza se recuperan en el mensaje evangélico. Cristo vino a darnos vida en abundancia, a abrirnos la posibilidad de un presente y un futuro mejor a todos.

(CONTINÚA…)

Por Lic. Ana R. Somoza

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