En los mismos cimientos del estudio profundo de la Biblia descansan los más grandes idiomas originales del Antiguo y Nuevo Testamento, el hebreo y el griego. Ahondar en esos idiomas es sondear las lenguas de las culturas que dieron a luz a las revelaciones de Dios y pusieron en perspectiva su historia redentora. Profundizar esos idiomas es investigar el punto en el que los fundamentos se unen con los cimientos. Esta es la buena noticia: no necesitas ser un experto en hebreo o en griego para aprovechar las riquezas que estos le pueden añadir a la Biblia en nuestro idioma. Ni siquiera necesitas conocer el alfabeto de estos idiomas. Solo tienes que saber contar. Luego consideraremos un poco más este tema.
IDIOMAS ORIGINALES, ¿POR QUÉ MOLESTARSE?
Mi meta aquí no es convertirlos en expertos en griego o en hebreo, pero sí agregar una capa de riqueza y exactitud a nuestra observación e interpretación de las Escrituras. Cuanto más esfuerzo pongamos en estos primeros pasos vitales del estudio de la Biblia, más poderosa será nuestra aplicación.
Me he dado cuenta de que hay una gran recompensa en aprender lo suficiente sobre las palabras en su contexto hebreo o griego. Especialmente cuando en la cultura actual de nuestro idioma muchas palabras importantes para nuestra comprensión de Dios se han convertido en un cliché. O han sido llevadas a una alta «religiosidad» nunca deseada por su autores originales, que eran un montón de renegados y habían sido marginados por la clase dirigente religiosa. O nos resultan tan complicadas que se nos escapan de las manos. Sin embargo, el trasfondo griego o hebreo de estas palabras les aporta una perspectiva fresca a esos conceptos tan gastados, simplemente por llevarnos estrictamente a las bases.
Y hay otro beneficio en el estudio de las palabras: ese simple paso nos obliga a bajar el ritmo al que marchamos con la Palabra, a excavar un poco más profundo, y a reflexionar un poco más detenidamente en lo que buscamos. Ya sea que procuremos descubrir cómo se usa una de las palabras de nuestro idioma en otros pasajes de la Biblia, o que metamos la punta del pie en el griego o el hebreo original, ese simple paso puede ayudarnos a que nuestro tiempo de Biblia no se convierta en una mera lista de quehaceres.
PALABRAS EN IMÁGENES
La analogía es una de las herramientas más poderosas para ayudar a los adolescentes a alcanzar una verdad espiritual, especialmente cuando comienzan a experimentar con sus recientemente adquiridas habilidades de pensamiento abstracto. Excavar el significado original de una palabra con frecuencia abre una nueva y completa esfera de analogías, produciendo imágenes a partir de palabras que son mucho más acertadas (y más exactas) de lo que un líder de jóvenes podría inventar en el camino.
Observar cómo las palabras de la Biblia fueron usadas en ambientes cotidianos, en términos no religiosos, nos ayuda a hacer en nuestros días lo que mejor hacía Jesús en los suyos: Ilustrar conceptos del Reino usando objetos e ideas que personas corrientes, incluidos los adolescentes, pudieran entender.
SELECCIÓN DE PALABRAS
Algunas veces una palabra bíblica de nuestro idioma se usa para traducir diversas palabras en griego o en hebreo. Consideremos el vocablo “palabra” en español, por ejemplo. Los griegos tenían dos términos principales para traducir “palabra”. Uno es “logos”,que denota un pensamiento o concepto, y otro “rhema”, que expresa la palabra hablada. Entonces, si leemos Juan 1:1, ahí donde encontramos la frase «En el principio ya existía la Palabra» (Dios Habla Hoy), nos resulta de mayor utilidad buscar la definición y las referencias cruzadas relacionadas con el griego original, “logos”, en lugar del término en español “palabra”, menos específico.
Por el otro lado, algunas veces se puede usar más de una palabra en español para traducir una palabra en griego o en hebreo. La palabra griega “sozo” («salvar; rescatar») se usa de diferentes maneras en el Nuevo Testamento. Cuando localizamos esta palabra en diversos pasajes, notamos que se utiliza tanto para salvar del pecado (Romanos 5:10) como para sanar de la enfermedad (Mateo 9:22). La manera en que se usa en Mateo 8:25 da un ángulo completamente diferente: liberación del peligro. Cada matiz único ayuda a aportar información acerca de los otros significados, y ese compuesto puede otorgar nuevo poder a una palabra que se ha marchitado y que resulta un cliché para muchos creyentes.
¿POR DÓNDE COMENZAR?
Podría concluir este capítulo en veinte segundos con un consejo rápido: Escribe en Google la frase estudio de palabras de la Biblia (o algo similar), y ve allí. Estarías listo para la carrera. Esa es la razón por la que la riqueza de los programas bíblicos y las herramientas de estudio online con que hoy en día contamos han revolucionado literalmente nuestra habilidad para hacer el estudio de palabras en sus idiomas originales.
Pero para maximizar estas herramientas, ayuda el tener un entendimiento básico de lo que son y de cómo nos pueden ayudar. Estudiemos juntos algunas palabras, primero con las palabras griegas del Nuevo Testamento, luego con las palabras hebreas del Antiguo Testamento, así cuando exploremos los recursos online y las ayudas disponibles, entenderemos lo que vemos. Aquí están las herramientas que usaremos. Y, por cierto, ninguna requiere que sepamos hebreo o griego ni el alfabeto de ninguno de estos idiomas:
- Otras traducciones de la Biblia en español (para estudiar paralelamente).
- Una concordancia.
- La Biblia interlineal.
- Diccionarios de palabras/léxicos (Vine, Zodhiates).
- Comentarios de textos.
Extracto del libro Cómo Enseñar la Biblia Con Creatividad
Por Barry Shafer
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