¿De Qué se Trata?: Una mentalidad de éxito es indispensable para lograr grandes objetivos. Empieza contigo mismo y lo verás reflejado en tu grupo de jóvenes.
Cuántas veces nos hemos sentido derrotados antes de empezar, sobre todo, porque imaginamos que nuestra encomienda es un gran “paquete” con el que no vamos a poder. Ni siquiera hemos visto el examen y ya nos sentimos reprobados; todavía no conocemos el nuevo lugar donde vamos a vivir y pensamos que nadie nos va a aceptar; ni siquiera hemos abierto las páginas del proyecto y ya nos rascamos la cabeza buscando soluciones a problemas inexistentes; y lo más común, no ha pasado ni un mes con nuestro grupo de jóvenes y ya nos sentimos los menos indicados para dirigirlos.

Todo esto es de lo más normal del mundo, si tú te encuentras reflejado en uno de estos aspectos, estás en el promedio de personas que se rinden antes de iniciar. Pero no te preocupes, todavía estás a tiempo de cambiar y llegar a tener una mente exitosa que realmente contagie con a los demás y que sea productora de grandes ideas.
Uno de los principales factores para llegar a ser un gran líder, y no quedarnos en la deriva, es la automotivación.

Sí, aunque no lo creas, tú también puedes motivarte a ti mismo. No se trata de estar todo el día repitiendo la frase: ¡Soy el mejor! Pero de lo que sí estoy seguro es que para que los demás crean en ti, y crean en tus ideas y proyectos, tú debes de creer en ti mismo. La persona más difícil con la que tienes que trabajar, eres tú mismo.

No puedes llegar y transmitir una idea si tu no crees en ella al 100%, porque no lo harás con la misma capacidad y poder de convencimiento.
Es por eso, que tal vez, debes de empezar a conocerte mejor, para ir dándote cuenta de qué es lo que te gusta, qué es lo que tienes que hacer en tu vida, a qué estás llamado, cuáles son tus cualidades y defectos, y apliques la técnica CAS: Conócete, Acéptate y Supérate.

Si tu realmente estás convencido de esto, puedes llegar perfectamente frente a cualquier adversidad, proyecto u obstáculo que te pongan enfrente y te lo aseguro que lo tomarás con la mano en la cintura, sin rendirte antes de afrontarlo.
Pero después de creer en ti, hay un punto que no podemos dejar de lado, ¿qué pasa con tus papás?, ¿con tus amigos?, simplemente, ¿qué pasa con los demás?.
Un líder que tiene una mente de éxito, no se deja influenciar por ninguna persona, es auténtico y tiene sus propias ideas (obviamente dentro de ciertos parámetros, no te digo que armes una revolución, ni que te vayas de tu casa porque tus papás no te apoyan). Pero si realmente eres coherente con lo que haces, dices y piensas, transmitirás una fuerza increíble en donde la gente, tus papás, tus amigos, se quedarán asombrados, te verán convencido y el apoyo vendrá de inmediato.
Una persona que lucha por todo, que va en busca de grandes cosas, es un testimonio de vida impactante. El testimonio arrastra. Es por eso que tu forma de pensar se verá reflejada en tu grupo de jóvenes, y ellos siempre tendrán iniciativas para poder hacer en tu iglesia, en tu colonia, en tu comunidad.

Un buen líder no es el que exige, si no el que motiva. Por lo tanto, hay que aprender a motivar, pero no podemos motivar si no estamos de acuerdo con esa idea, y mucho menos, si ya nos dimos por vencidos. Para esto hay que conocernos, aceptarnos y superarnos. Aprendamos a tener siempre una mente de éxito, que rompa paradigmas, que vaya más allá de lo que la sociedad dice, y verás que tendrás un grupo de jóvenes líderes, unidos y sobre todo, con ideas que te asombrarán y darán muchos frutos.

Por David Montalvo

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