1. El adolescente que tiene un corazón para Dios estará relajado y abierto a las discusiones sobre las cosas espirituales. No deberíamos esperar o aceptar que nuestro adolescente esté cerrado y a la defensiva, indispuesto a escuchar la Palabra de Dios. Estamos tratando de producir adultos jóvenes que amen al Señor y a su Palabra, que entiendan que ella habla de alguna manera de cada situación de la vida, y que estén hambrientos por ser guiados y corregidos por ella. No sólo no queremos producir adolescentes que estén a la defensiva en lo espiritual, sino que queremos producir adolescentes que sean abiertos y humildes, que sepan que necesitan la ayuda de Dios y la busquen.

Evalúa a tu adolescente. ¿Cómo reacciona cuando se menciona en la conversación la Biblia o la voluntad del Señor? ¿Habla de alguna manera de las verdades de la Palabra? ¿Habla alguna vez de la oración o de buscar la dirección espiritual para una decisión? ¿Buscan tu ayuda con una conversación matutina, con una llamada breve al medio día para ver qué piensas acerca de un asunto, con una de esas profundas discusiones nocturnas trasnochadas, o con la petición de que ores por ellos por algo que ocurrirá pronto? ¿Son consumidores devotos de las cosas del Señor, hambrientos, necesitados y buscando? ¿Se sienten relajados y cómodos con la verdad de Dios y con la gente que la sostiene?

Mi hija estaba en una situación difícil con un grupo de amigos muy competitivo y a menudo chismoso. Existía una tentación real de entregarse al enojo, la amargura, el chisme y a devolver mal por mal. Una noche durante la cena compartió algunas de las cosas que estaban pasando con este grupo de amigos. Luego dijo, «He pensado mucho acerca de esto y sé qué es lo correcto». Quizá no te parece una declaración notable, pero fue muy alentadora para mí. Estaba diciendo que no había seguido la corriente del grupo, que había dado un paso atrás para mirar las cosas, y que había determinado hacer lo que era correcto pensar, decir y hacer.

  1. Los adolescentes que tienen un corazón para Dios se acercarán a la toma de decisiones desde una perspectiva bíblica. Tendrán un corazón para lo que es correcto. Lo que nos animó es que nuestra hija quería hacer lo que estaba correcto, y que había tomado el tiempo para considerar la voluntad de Dios. No podemos conformarnos con adolescentes cuyas decisiones son impulsivas, egoístas y dirigidas por la emoción. Debemos mantener una norma superior ante ellos. Deseamos ser usados por Dios para desarrollar una referencia divina constante en todo lo que hagan, es decir, crecer jóvenes que realmente vivan para la gloria de Dios. Queremos que ellos realmente crean que la pregunta más importante en cada situación es, «¿Qué quiere Dios que piense, desee, diga y haga?» Y queremos que vean a la Biblia como su herramienta más importante al tomar las decisiones más críticas y prácticas de la vida.

Nuestra meta suprema es que nuestros adolescentes tengan un corazón para Dios. Esta es la raíz que producirá todos los otros frutos de la vida piadosa en sus vidas. Por lo tanto, busquemos evidencia de una vida devocional personal, de un deseo por la adoración e instrucción corporativa, de una amista y compañerismo con el cuerpo de Cristo, de una apertura relajada hacia las cosas del Señor, y de toma de decisiones desde una perspectiva bíblica. No buscamos estas cosas de una manera legalista, sino como señales naturales de un corazón que realmente ama a Dios, que realmente desea conocerlo y vivir para traerle gloria. Y no queremos caer en el pensamiento de que es imposible para nuestros adolescentes. El Evangelio es para los adolescentes y el Espíritu Santo puede obrar la piedad en el corazón de un adolescente como en el de cualquier otra persona. Si creemos estas cosas, trataremos de funcionar como los instrumentos de la piedad en su vidas.

Extracto del libro «Edad de Oportunidad».

Por Paul David Tripp.

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