La vida espiritual no es un viaje en línea recta, sino más bien un vuelo con muchas turbulencias. En repetidas ocasiones las pruebas, los problemas, las tentaciones, las crisis, el éxito, los triunfos y los fracasos pueden ser factores que nos desvían de la ruta. Todos fallamos, todos pecamos, todos caemos. Esto es una realidad. ¡La buena noticia es que no tenemos que quedarnos así!
Estoy firmemente convencido de que Dios ha diseñado nuestra vida espiritual para ser vivida en comunidad. No fuimos creados para vivir aislados, solitarios, apartados. Fuimos diseñados con la necesidad de dar y recibir apoyo, en especial en lo que a nuestra espiritualidad se refiere. Por eso existe la iglesia.
- La iglesia no es un lugar donde nos congregamos (eso es un templo).
- Tampoco es una reunión a la cual asistimos (eso es un culto). La iglesia es el pueblo de Dios. Personas imperfectas, como tú y yo, que vamos avanzando juntos, madurando, caminando en nuestro recorrido espiritual. Juntos debemos ayudarnos a fin de lograr las expectativas de Dios para nuestra vida. Juntos debemos aprender a ser, hacer e ir según lo que Cristo quiere de nosotros.
- La iglesia debe ser ese grupo de personas donde encontramos ayuda sobre todo en los momentos de crisis (espiritual, material, emocional, etc.).
Hoy pienso en los hospitales como un buen ejemplo de lo que la iglesia debiera ser. Cuando he tenido que visitar alguno, encuentro a personas que están allí dispuestas a ayudar a otros con sus problemas. Existe todo un equipo de gente que no se interesa tanto por juzgar a los pacientes o determinar quién fue el culpable del accidente o la enfermedad. Su objetivo es ayudar a restablecer la salud. Su misión es ayudar a las personas. Todavía no conozco a un doctor (y espero nunca conocerlo) que tome al enfermo y haga que se ponga de pie en la sala de espera para ponerlo como ejemplo de lo que le sucederá a los demás si no se cuidan. Todavía no he encontrado a un doctor que le pida al enfermo que mejor se retire y regrese una vez que se encuentre sano (no sea que contagie a todos los demás con su enfermedad). ¡Si un doctor puede mostrar compasión y hallar una solución, cuánto más la iglesia de Cristo!
Repasa una vez más los siguientes pasajes y anota cómo la iglesia debe ser una comunidad restauradora: Gálatas 6:1, 2 Hebreos 10:23-25.
La iglesia no es una comunidad tolerante que acepta el pecado y le da poca importancia. Sin embargo, la iglesia tampoco es una comunidad de juicio. La iglesia es un grupo de personas que aprenden a amarse a pesar de sus pecados. Ama tremendamente al pecador, así como Dios lo ama. Y aborrece enormemente el pecado, así como Dios lo aborrece. Así que, por amor, ayuda al pecador a encontrar la solución a su problema en Cristo.
- ¿Se parece más tu grupo de jóvenes a un hospital o una corte de justicia?
- ¿Crees que los jóvenes sienten que encuentran apoyo para su vida espiritual a pesar de haber sido presas del pecado?
- ¿Es tu grupo de jóvenes el lugar donde ellos quieren que se enteren primero de sus pecados?
- ¿Es tu grupo de jóvenes el lugar donde ellos quieren que se enteren primero de sus triunfos?
Repasa 1 Corintios 12:12-26. Detente un momento en los versículos 25 y 26.
- ¿Cómo sería la vida de tus jóvenes si esto fuera una realidad en el grupo?
- ¿Qué debes modificar en tu ministerio para que tu grupo de jóvenes se convierta en una comunidad restauradora?
¡EN MARCHA!
En este capítulo te he guiado a hacer una evaluación personal de tu propia espiritualidad para que luego puedas enseñarles a tus jóvenes lo que es la espiritualidad bíblica. ¡Recuerda que la vida espiritual no se trata de nosotros, sino de nuestro Dios!
He aquí algunas sugerencias a fin de fortalecer el camino hacia una vida espiritual.
- Dedica un tiempo a estudiar de nuevo los pasajes bíblicos que hemos comentado en este capítulo. Dios define los verdaderos fundamentos de la espiritualidad, no nuestra propia opinión. Así que anímate a estudiar con mayor profundidad esos pasajes.
- Programa una serie de estudios bíblicos con tus jóvenes acerca de los pasajes que estás estudiando. Quizás podrías llevar a cabo una serie sobre el libro de Gálatas (titulándola «No a la religión y sí a la espiritualidad», por ejemplo).
- Repasa en el calendario del ministerio cuánto tiempo y esfuerzo se están dedicando a construir una comunidad restauradora, en la que se pueda hablar de las crisis personales, se aprenda la perspectiva de Dios sobre esos temas, y se encuentre apoyo para el crecimiento espiritual. Si hay demasiadas actividades que los están distrayendo o consumen los recursos, considera eliminar algunas de ellas. Enfócate en lo importante.
Extracto del libro “Estratégicos y Audaces”
Por Howard Andruejol