Debido a que la mayor parte de los padres y tutores no sabrán qué hacer o a dónde acudir por ayuda, si tú reconoces la necesidad de ayuda más especializada o profunda, puedes proveerles un servicio invaluable al ponerlos en contacto con los recursos de ayuda correctos. Los adultos también pueden necesitar asegurarse que no los estás abandonando, que su hijo no está loco y estadísticamente fuera de control, que estás agregando consejeros al equipo, no sustrayendo.

El referir debe ser apropiado en términos de las circunstancias y el plan de acción. Un joven batallando con adicción a la cocaína no debe ser referido a un programa que se especializa en alcoholismo. Un terapeuta que se especializa en problemas geriátricos no es probablemente la opción correcta para ayudar a un adolescente a lidiar con desórdenes alimenticios. Si eres diligente en mantener una red de crisis al día, estarás preparado para hacer una referencia responsable y apropiada cuando llegue el momento (o al menos sabrás a quién llamar para pedir un consejo).

EL REFERIR DEBE SER SENSIBLE A ASUNTOS FINANCIEROS Y DE OTRO TIPO

Rich Van Pelt: Recibí una llamada de una colega del ministerio juvenil buscando un lugar para el tratamiento adecuado de un joven de su grupo. Le pregunté un poco acerca de la historia del chico y su situación actual para poder empezar de cero en una recomendación que fuera adecuada. Me pareció que un lugar fuera del estado ofrecía exactamente lo que el necesitaba, e incluía el componente de una aventura en el bosque, lo cual encajaba perfectamente con su amor por la naturaleza. Accedí a hablar con la mamá del muchacho y compartirle lo que sabía acerca del programa. Tuvimos una excelente conversación. Mientras más le hablaba acerca del programa, más se emocionaba. Parecía que todo encajaba perfectamente. Desafortunadamente, asumí algo. Ya que había visitado la iglesia de esta familia y tenía un buen presentimiento del nivel socioeconómico de su comunidad, asumí que no tendrían ningún problema con el seguro. Equivocado. El padre del muchacho llevaba más de un año sin trabajar, y la familia no tenía cobertura médica. Sin un seguro, el programa que les estaba recomendando les estaría costando mil dólares diarios, mucho más de lo que podrían costear. En mi ingenuo entusiasmo, tuve que dar una gran desilusión a la madre. Nuestra conversación cambió de considerar unas instalaciones para tratamiento de clase mundial a una lluvia de ideas de programas basados en la comunidad. De verdad desearía poder empezar ese caso desde el inicio otra vez.

Cuando sabes a quién necesitas referir, el primer paso es investigar acerca de los recursos económicos. No importa cuántos programas exitosos existan en tu comunidad si el costo es más de lo que una familia puede pagar. Algunos terapeutas y programas de tratamiento especializados ofrecen una escala ascendente donde el costo del tratamiento es determinado por el rango salarial, el número de hijos en el hogar, y circunstancias extenuantes (esta es la razón por la que los costos y estructuras de pago son parte de la conversación introductoria cuando estás construyendo una red de crisis, para que sepas quién está mejor posicionado para trabajar con familias sin seguro).

Muchas iglesias ofrecen servicios de consejería pastoral, y algunas tienen una escala completa de programas de consejería cristiana para responder a las necesidades de familias de la iglesia y la comunidad. Los servicios se ofrecen comúnmente de manera gratuita a los miembros de la congregación, o las tarifas son determinadas con base en la «capacidad de pago». Otras iglesias y ministerios de ayuda pueden proveer asistencia financiera para que individuos o familias en necesidad puedan recibir consejería profesional. Hay una muy buena probabilidad de que tu líder sepa acerca de estos recursos, o pueda averiguarlos.

Cualquiera que sea el caso, las familias deberían siempre tener un entendimiento claro de los costos, y hacer los arreglos necesarios para el pago antes de que inicie el tratamiento. No es tu responsabilidad negociar estos detalles, pero sí lo es aprender el costo general y las estructuras de pago del tratamiento y la capacidad de desembolso y seguro general de la familia, para que no te encuentres después con otra crisis.

Extracto del libro Cómo Ayudar a Jóvenes en Crisis.

Por Jim Hancock y Rich Van Pelt

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