La adolescencia es un tiempo de cambios en todos los aspectos de la vida. Estos fueron descritos y documentados por especialistas seculares y religiosos; y también los mencionaremos resumidamente en este capítulo.

Específicamente, es la edad en la que la persona comienza a desarrollar su identidad personal, incluido el desarrollo de su propia identidad religiosa y espiritual.

Erikson escribe lo siguiente acerca de la búsqueda de identidad propia por parte del adolescente:

Llegar a ser independiente es importante, pero no constituye el principal problema del adolescente; es mucho más importante encontrar un sentido de identidad. La persona joven se pregunta: «¿Quién soy? ¿Cuáles son mis valores? ¿Qué propósito tengo en la vida? ¿Cuáles son mis metas? ¿Hacia dónde voy? ¿Cuáles son mis puntos fuertes y cuáles mis debilidades?» En la mayor parte de las personas, los años de la adolescencia constituyen la época en que se buscan las respuestas a preguntas como estas.

Dado que la adolescencia es la edad clave en la que se toman decisiones con respecto a las áreas más importantes de la vida (la carrera, el estilo de vida, los valores, la pareja y la fe), quien pastorea adolescentes tiene el privilegio de poder influir en esas decisiones, y no solo tener que lidiar con las consecuencias posteriores.

La adolescencia es precisamente la etapa en que la mayoría de las personas toman la decisión de seguir a Cristo o de abandonar la iglesia definitivamente. Las estadísticas indican que en el mundo occidental la mayoría de los jóvenes que no aceptan a Cristo en su adolescencia no suelen hacerlo más adelante. Y no hace falta consultar con las estadísticas. Lamentablemente, todos nosotros sabemos que la mayoría de los jóvenes que abandonan nuestras iglesias acostumbran hacerlo en esta edad tan crucial. Ello se debe a determinados factores que consideraremos más adelante.

El autor y locutor de programas de radio para jóvenes, Ron Hutchcraft, explica en su libro La batalla para una generación qué fue lo que lo motivo durante más de treinta años de ministerio:

Por lo menos, tres cuartas partes de todos aquellos que reciben a Cristo lo hacen antes de cumplir los dieciocho años. Sin embargo, ahora observamos una nueva realidad. Diversos estudios muestran que a menos que un chico llegue a conocer a Cristo antes de cumplir los trece años, probablemente, nunca llegará a conocerlo.

Es cierto que esos estudios hacen referencia a la realidad de los Estados Unidos. Por lo tanto, y ante la falta de estudios similares en nuestros países, solo podemos echar mano a nuestra experiencia directa en el ministerio. Esta nos confirma la necesidad de comenzar el trabajo con los adolescentes a edades cada vez más tempranas.

Wayne Rice, que ha trabajado con adolescentes desde 1963, compara el ministerio con los adolescentes con un lugar llamado «Punto de Redención», ubicado en el río Niágara, en Canadá. Si alguien cae a la corriente del río que va hacia las cataratas del Niágara solo es posible rescatarlo antes del Punto de Redención. Una vez que pasó ese punto es imposible sacarlo. Caerá por la cascada y morirá. Por eso se enfocan todos los recursos disponibles para acudir al rescate antes del Punto de Redención.

Extracto del libro “Raíces” .

Por Félix Ortiz.

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