Continuemos.

No todos los perfiles señalan cierto ministerio específico o lógi­co. Muchas veces me he rascado la cabeza y le he implorado a Dios que me dé algunas ideas para no tener que decir: «Ay… no sé dónde puedes servir», apagando así el entusiasmo de un joven. Y en otras oportunidades es muy interesante lo que sucede; las respuestas del estudiante no indican el ministerio en el que está pensando. ¿Por qué sucede esto? Porque el sendero de Dios no es siempre lógico. Ninguna prueba de dones en el mundo puede ni debe «limitar» a Dios. Cuando esto sucede, tenemos dos opciones: 1. Seguir oran­do y hablando durante las próximas semanas hasta que haya más claridad en la colocación, o 2. Alentar al estudiante a cambiarse a un «ministerio de su gusto», hasta que Dios lo guíe a otra parte.

Por ejemplo, Noris escogió la opción 2. Quiso comenzar un mi­nisterio como niñera. Nunca hubiera pensado en ese ministerio para ella, basándome en su perfil, pero ella decidió reunir un grupo de adolescentes para cuidar a los niños de nuestros adultos volunta­rios durante las reuniones mensuales de equipo. Además, se ofreció para cuidar a los niños en caso de que nuestros voluntarios quisie­ran salir juntos durante la semana. Tenía suficiente madurez para entender que si nuestros líderes adultos tenían un matrimonio de buena calidad, serían mejores ejemplos y mejores ministros. Cuan­do otros jóvenes vieron que cuidar niños podría ser un ministerio, dijeron: «¡Yo puedo hacer eso! ¡Puedo participar en ese ministerio!»

C. No descuide el proceso de descubrimiento ni la fe del joven.

No podemos asumir que una vez que los jóvenes estén partici­pando en el ministerio los podemos dejar solos. Muchos jóvenes no descubrirán su ministerio hasta que hayan probado varias opor­tunidades. Quizá tengamos que ayudarlos a buscar oportunidades nuevas por medio de las cuales puedan expresarse a sí mismos.

Además de su ministerio, queremos saber cómo andan en su re­lación con Dios. Si nuestros jóvenes del centro no están en el pro­grama de liderazgo de jóvenes (véase a continuación), se pueden perder dentro de sus ocupaciones para ministrar. Continuamente queremos mostrarles que son de valor.

Los jóvenes que ministran en el centro (es decir, los que partici­pan o dirigen un grupo pequeño y practican los «hábitos» del discipulado), rinden cuentas mensualmente mediante algunas preguntas sencillas a las que llamamos nuestro Informe de Res­ponsabilidad. Aunque veamos a estos jóve­nes semanalmente, esta hoja les da la oportunidad de informarnos qué está sucediendo en su relación con Dios y en su ministerio. No es obligatorio llenar el informe, pero a la mayoría de los jóvenes del centro les gusta llenarlo, porque saben que nos preocupamos por sus vidas y quieren informarnos acerca del ministerio en el que sirven.

Modelo INFORME DE RESPONSABILIDAD

1. ¿Cómo han sido tus momentos con Dios durante este mes?

2. ¿Qué aprendiste acerca de tu relación con Dios?

3. ¿Cómo te va con el ministerio en el que estás trabajando?

4. ¿Cómo debo orar por ti este mes?

5. ¿Quieres decirme algo mas?

 

3. Cómo cambiar ministros jóvenes (del centro) en un equipo de liderazgo juvenil.

La participación en el liderazgo juvenil debe requerir un nivel más profundo de compromiso y responsabilidad del que se espera de jó­venes en programas de ministerio.

Habrá notado, basándose en lo que ya leyó, que los jóvenes pue­den tener un ministerio sin pertenecer al liderazgo estudiantil. Te­nemos varios jóvenes del centro que no tienen tiempo para el lide­razgo estudiantil o no están listos para los compromisos adicionales que requerimos.

Por ejemplo, Cándida y Amy son dos jóvenes del centro. Están en un ministerio (el equipo de drama) y ambas están en un grupo pequeño (congregación). Cándida está en las primeras etapas para formar los hábitos de un discípulo (dedicación), mientras que Amy ha estado comprometida con ellos durante varios años. Nin­guna de estas chicas está en nuestro liderazgo estudiantil. Amy está demasiado ocupada entre los compromisos del trabajo y la escuela, mientras que la vida de Cándida no refleja el tipo de conducta que esperamos de nuestro liderazgo juvenil. Todavía siente debilidad por las fiestas y ocasionalmente toma. Aunque sigue nuestro proce­so para el crecimiento, no es la clase de cristiana que refleje correcta­mente nuestro liderazgo juvenil.

Usted puede levantar las cejas y venir a la defensa de Cándida di­ciendo: «Nadie es perfecto». Cierto, pero Dios tiene normas más al­tas para los líderes. El versículo lema para nuestro liderazgo juvenil es Efesios 4:1, «Por eso yo les ruego que vivan de una manera dig­na del llamamiento que han recibido».

A. Reconozca la definición del liderazgo de Jesús.

Jesús dio a sus discípulos una imagen del liderazgo que también debe ser nuestra norma para el liderazgo juvenil. Mateo 20:25-28 dice que Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Como ustedes sa­ben, los gobernantes de las naciones oprimen a los subditos, y los al­tos oficiales abusan de su autoridad. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás; así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.» Jesús no solo quebró otro paradigma de los fariseos, sino que también les dio una receta para la grandeza: Ser un líder que sirva.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro «Ministerio de Jóvenes con Propósito»

Por Doug Fields

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