Continuemos.
A. «Vamos a crecer».
Quise que inmediatamente los jóvenes supieran que tenemos la orden de alcanzar a los de afuera y hacer seguidores de toda persona. ¡«Todos» son muchas personas! Expliqué que nuestra intención no era ser el ministerio más grande de jóvenes del pueblo, sino cumplir con lo que Jesús nos pidió que hiciéramos en la Gran Comisión. Dije a los jóvenes que la falta de crecimiento es como mandar un mensaje a nuestros amigos no cristianos diciéndoles que se vayan al infierno. Estaríamos diciéndoles que no merecían nuestro esfuerzo. Si tomamos en serio el mandato de la evangelización, creceremos. De ninguna manera estoy avergonzado de esto. No estoy alentando un viejo mensaje del ministerio para jóvenes: Mientras más grande, mejor. Al contrario, estoy sugiriendo que la evangelización es mejor y siempre tiene como resultado el crecimiento.
La falta de crecimiento es como un mensaje a nuestros amigos no cristianos diciéndoles que se vayan al infierno.
B. «No seremos un círculo santo cerrado».
A la llegada a un grupo pequeño de jóvenes, me encontré constantemente hablando acerca del síndrome de las reuniones del círculo santo cerrado o R.S.S. (Reuniones Secretas de Santos). No quería que nuestro ministerio para la juventud fuera un club, y me aseguré de que todos entendieran eso. Me refiero raramente a nuestro ministerio como un grupo de jóvenes, porque una mentalidad de grupo no crece; es cómodo ser un grupo. Un ministerio crece. Un ministerio se considera como evangelístico.
Esta es una barrera difícil para algunos obreros de la juventud. A menudo ellos preguntan: «¿No debo alentar a mis jóvenes a estar separados del mundo? ¿No quiero que escuchen música cristiana y que se reúnan con otros amigos cristianos? ¿No debe ser su mundo enteramente cristiano?» Mi respuesta es sí a las primeras dos preguntas y no a la última. Todo su mundo no debe ser el cristianismo, pero sí debe ser Cristo. Y Cristo vino a salvar el perdido, no a formar un club. El mundo entero de los jóvenes no debe ser cristianismo, pero sí debe ser Cristo.
C. «Este programa no es para ustedes».
A veces le digo a mis jóvenes que no asistan a un programa específico si no traen a un amigo. Estoy cansado de crear programas evangelísticos para ayudar a lo jóvenes con su testimonio y que solo asistan jóvenes cristianos. Si se va a esforzar en crear un programa evangelístico, debe decirle a los jóvenes regulares a quiénes intenta alcanzar con el programa.
Tenga cuidado para qué programa dice: «Trae a tus amigos». Recuerdo que en cierta ocasión le pregunté a un estudiante:
—¿Por qué no trajiste un amigo esta noche?
—No sabía que esto era para mi amigo —me contestó el joven.
—Siempre que anuncié el programa dije: “Trae un amigo” —le contesté.
Esta vez sus palabras realmente me hicieron pensar. —Sí, pero usted siempre dice que traigamos a nuestros amigos a todo.
Esa noche aprendí una lección valiosa. Necesitaba ser específico en cuanto a qué programas iban dirigidos a la evangelización. Incluso ahora, que nuestro ministerio ha experimentado un crecimiento asombroso, continuamos repitiendo estos tres puntos acerca del crecimiento evangelístico; la gente olvida lo que no se recalca. No queremos acomodarnos a los jóvenes que son salvos y perder de vista a los que no conocen a Cristo.
Desafíe a los Jóvenes en la Evangelización dándoles Pasos de Bebé.
Cuando esté ayudando a los jóvenes a capturar una visión por el perdido, dé les pasos de bebé que les sean fáciles tomar. Nada es más frustrante que una conferencia evangelística que haga memorizar a los jóvenes los cuatro saltos felices al cielo y después los mande a la calle para decirle a los extraños lo que memorizaron. La mayoría de los jóvenes no se van a relacionar con los extraños para evangelizarlos. Dios usa esta forma de evangelización, pero drásticamente lo limita a unos pocos temerarios. Si les da a sus jóvenes técnicas que ellos puedan dominar, llegarán a estar seguros y eventualmente serán más valientes al comunicar su fe con los amigos. Hay más probabilidades de darles esperanza haciendo sencillo el proceso que sobrecargándolos con una responsabilidad que aún la mayoría de los adultos temen.
(CONTINÚA…)
Extracto del libro “Ministerio de Jóvenes Con Propósito”
Por Doug Field
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