Continuemos.

2. «Consideramos que la evangelización no es negociable».

Los estudiantes de la Biblia entienden su parte en la evangeliza­ción. Jesús no lo hizo opcional cuando en Hechos 1:8 ordenó: «Me seréis testigos.» Desarrollar una actitud evangelística significa ver la evangelización como un mandamiento bíblico. La evangelización debe llegar a ser una convicción clara, o usted será tentado a rendirse cuando los jóvenes no respondan a su desafío para alcanzar a sus amigos. Escucharán sus mensajes y estarán de acuerdo con la con­clusión, pero se distanciarán de la acción porque la evangelización es difícil. Cuando considere la evangelización como un manda­miento no negociable, usted no se rendirá aunque enfrente la resistencia.

3. «Queremos líderes que les gusten los adolescentes».

El ministerio evangelístico para jóvenes debe tener líderes que amen a los adolescentes. Si quiere alcanzar jóvenes, debe gustarle es­tar con ellos. Un buen misionero no entrará a una aldea en la que odie a la gente porque no entienden su idioma. De la misma mane­ra, los líderes evangelistas de la juventud no desprecian a los jóve­nes de la comunidad porque estos no entienden el camino de Dios. Los líderes evangelistas aman a todos los adolescentes, no solo a los jóvenes cristianos que son fáciles de amar.

Los ministerios para jóvenes que con éxito alcanzan jóvenes in­conversos casi siempre tienen líderes que sienten la carga por el per­dido. Esta persona entiende las palabras de Jesús: «Habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nue­ve justos que no necesitan de arrepentimiento» (Lucas 15:7). Es im­posible acercarse al corazón de Dios sin acercarse a aquellos por quienes su Hijo y nuestro Salvador dio su vida.

4. «Debemos tener líderes que den el ejemplo de la evangelización».

Si la persona encargada de un ministerio no está ansiosa por evangelizar, los voluntarios y los jóvenes tampoco lo estarán. Gene­ralmente, el liderazgo tiene que apoyar algo difícil como es la evan­gelización. La mayoría de los adolescentes con los que he trabajado no saltaron de alegría cuando supieron que tenían la responsabili­dad de evangelizar. La mayoría prefiere no hacerlo. Están cómodos con los amigos que tienen en la iglesia y no sienten una necesidad inherente de alcanzar al perdido. Pero cuando sus líderes le mues­tran y enseñan con diligencia la evangelización de la Escritura, gra­dualmente entienden su propósito y lo hacen una prioridad. Un ministerio evangelístico con la juventud desafía a los líderes a marcar el ritmo y ser evangelistas con sus compañeros, con sus veci­nos, y con sus familias.

Un Ministerio Evangelístico con jóvenes desafía a la juventud a llegar a ser evangelísticos.

Uno de los trabajos del liderazgo es repe­tir continuamente el propósito para el cual existe su ministerio. Si quiere alcanzar a los jóvenes de la comunidad, necesita hacer énfa­sis en la evangelización mientras repite los propósitos. En la Iglesia Saddleback constantemente enseñamos y recordamos a nuestros jóvenes el mandato de evangelizar, hasta en los primeros pasos de su fe. Queremos que los jóvenes entiendan que antes de ser atraí­dos a Cristo, los que están fuera de la fe son atraídos a los cristia­nos. En Mateo 5:14 Jesús nos dijo que debemos ser luces y brillar para que otros sientan la necesidad de dar sus vidas a Dios. Este versículo presenta el estilo de vida como un factor importante de evangelización. Los jóvenes necesitan que esto se les recuerde constantemente.

No esperamos que todos nuestros jóvenes sean evangelistas, pero esperamos que ellos sean evangelísticos. No esperamos que nuestros jóvenes tengan el coraje para pararse sobre una mesa en el centro de la escuela y predicar (evangelista), pero esperamos que brillen y desarrollen un corazón para sus amigos perdidos, que oren por ellos y que los traigan a los programas adecuados de la igle­sia (evangelísticos).

Desafíe a los jóvenes con temas fuertes de evangelización.

Durante mi último año (de once) en la iglesia donde serví antes de venir a la Iglesia Saddleback, mi afán por la evangelización llegó a ser casi nulo. Los jóvenes lo sintieron y me siguieron; esto tuvo como resultado una apatía evangelística. Cuando vine a la Iglesia Saddleback tuve una pasión restaurada, y quise que mis jóvenes lo supieran. Comencé con un grupo pequeño de jóvenes, pero pron­to crecimos cuando continuamente los jóvenes escucharon y enten­dieron las tres siguientes cuestiones:

(CONTINÚA…)

Extracto del libro «Ministerio de Jóvenes Con Propósito»

Por Doug Field

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