Continuemos.

Estos jóvenes tienen todas las respuestas (conocimiento) correctas, pero a diario toman decisiones incorrectas. En algún punto, es necesario apartar a los jóvenes de la dependencia de la carne para que comiencen a ca­minar en el Espíritu. Esto no sucederá mientras que basemos el plan del discipulado en un programa. Sucederá mejor cuando la fórmula se vea como algo así:

  • 33.3% educativo.
  • 33.3% hábitos espirituales independientes (o disciplinas).
  • 33.3% relacional.

Como la palabra disciplina tiene connotaciones negativas, nos concentramos en una palabra más neutral: hábitos y alentamos a nuestros jóvenes a desarrollar los hábitos que los prepararán para su viaje a largo plazo en la fe cristiana.

2. Un Nuevo Método de Discipulado en el ministerio para jóvenes.

Cada vez que leo la palabra nuevo, en relación al ministerio, me vuelvo un poco incrédulo. Estoy seguro de que hay ministerios para jóvenes haciendo lo que estoy a punto de explicar con los si­guientes pasos de acción, pero no conozco ninguna otra fuente es­crita que refleje este tipo de estrategia de discipulado.

A. Ponga su entusiasmo en los hábitos y no en los programas.

Si los jóvenes van a mantener su fe durante años, deben desarro­llar los hábitos constantes del crecimiento espiritual, además de asistir a un programa pequeño para aprender a estudiar, hablar y aplicar la Palabra de Dios. La motivación para establecer los hábi­tos puede ser el regalo más grande que podamos dar a los jóvenes a medida que encaren desafíos de la vida, decisiones y crisis. La pre­gunta es sencilla: «Mucho después que pasen los días del ministerio para jóvenes con sus programas y patrones: ¿qué va a sostener la fe de ese joven cuando tenga una prueba?» La respuesta es: La gracia de Dios y los hábitos aprendidos.

Es por eso que nuestro ministerio se enfoca entusiasta y constan­temente en el desarrollo de disciplinas espirituales como una parte clave de nuestro tiempo educativo y relacional. Los líderes son capa­ces de dar ánimo y recursos usando la incubadora de un grupo pe­queño de jóvenes, en lugar de esperar que un estudiante asista a un programa adicional de discipulado otra noche de la semana.

B. Defina los hábitos de un cristiano comprometido.

Antes de encontrar los recursos apropiados para ayudar a los jóvenes a desarrollar hábitos espirituales, debe identificar primero los hábitos que quiere que sus graduados se lleven. Aunque hay va­rias verdades que queremos que los jóvenes entiendan acerca del cristianismo (educativo), solo hay unos pocos hábitos espirituales que queremos desarrollar mientras asisten al ministerio para la ju­ventud. En la Iglesia Saddleback definimos seis hábitos que quere­mos que los jóvenes dedicados aprendan. Estos hábitos pueden ser diferentes de los que usted escogería, pero no deseche esta idea (el resultado final) simplemente porque nuestras listas (medios) pue­dan diferir. El principio de ayudar a los jóvenes a desarrollar hábi­tos es transferible a su ministerio con la juventud sin importar cómo usted los defina.

Definimos nuestros seis hábitos preguntando: «¿Qué hábitos son importantes para el crecimiento espiritual independiente du­rante toda la vida?» Otra manera de mirarlo es esta: «¿En qué hábi­tos usted se apoya para mantener una relación auténtica con Jesucristo?» Los que enumeramos son aquellos que he estado desa­rrollando y en los que me he apoyado desde que comencé mi pro­pia peregrinación espiritual siendo un adolescente.

Queremos que nuestros jóvenes:

  • Sean constantes con Dios mediante la oración y la lectura de la Biblia
  • Tengan una relación responsable con otro cristiano
  • Estén comprometidos con el cuerpo de Cristo y el de nuestra iglesia (no solamente con el ministerio para jóvenes)
  • Entiendan y participen en dar/diezmar
  • Memoricen las Escrituras
  • Estudien la Biblia por su cuenta (más que leerla)

Como nos enfocamos en la palabra hábito, hemos hecho un acróstico con dicha palabra. Está un poquito forzado, pero no obs­tante es una ayuda para memorizarla.

Herramienta H.A.B.I.T.O.

HACERSE responsable ante otro creyente.

ADIESTRARSE en el estudio de las Escrituras.

BIBLIA: Memorizarla.

INVOLUCRARSE con la iglesia.

TENER el compromiso de diezmar.

ORAR y ser constante con Dios.

 

Recuerde, estos simplemente son los hábitos que deseamos que los jóvenes desarrollen. Esta lista no incluye toda la información que queremos que sepan antes de graduarse en nuestro ministerio. Tratamos de cubrir el elemento educativo del discipulado median­te los diferentes horarios de enseñanza durante los cultos de fin de semana, los estudios bíblicos por áreas y los programas secundarios de discipulado preparados para los jóvenes comprometidos.

C. Busque o forme las herramientas para ayudar a construir los hábitos.

Una vez que defina los hábitos, es importante preguntar: «¿Qué herramientas (o recursos) ayudarán a mis jóvenes a desarrollar es­tos hábitos?» Lógico, la provisión de herramientas no asegura que un estudiante sea discipulado y camine con Cristo durante el resto de su vida. (¡Aún los fariseos eran fieles en el uso de «herramien­tas»!) Sin embargo, le añadirá confianza saber que los jóvenes no tie­nen la desventaja de depender de usted o de cierto programa.

Por otra parte, tampoco es suficiente decir: «Quiero que los jó­venes estudien la Biblia antes de graduarse.» Ellos necesitan un recurso para ayudarlos a estudiar la Biblia y aumentar su fe. Esto significa depender de una librería cristiana que tenga ese material o de lo contrario crear algo.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Ministerio de Jóvenes con Propósito”

Por Doug Fields

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