El propósito del programa de adoración para jóvenes nuevos es atraer y mante­ner un gran número de jóvenes, pero el propósito del programa de comunión para la congregación es cultivar los jóvenes en grupos pequeños. Regularmente me preguntan: «¿Qué hago para que mi ministerio de jóvenes crezca?» Mi respuesta más común es: «Cuida a los jóve­nes que Dios te ha confiado. ¡Cultívalos!» ¡Jesús usó una historia para ilustrar este principio de mayordomía en Mateo 25:21: «¡Hi­ciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!»

Cultivar los jóvenes significa ayudarlos fielmente a desarrollar su relación con Dios. El crecimiento espiritual más substancial y mensurable sucede entre los jóvenes que tienen relaciones confia­bles, responsables y saludables con un líder adulto o un compañero de su edad. Mediante el compañerismo los jóvenes de una congre­gación pueden lograr estas relaciones. Como aprendimos en el capí­tulo dos, en el ministerio con los jóvenes el compañerismo se logra cuando estos se conocen, se cultivan, se hacen responsable y se les anima en su peregrinaje espiritual.

En los círculos del ministerio para jóvenes hemos abusado y ge­neralizado el uso de la palabra compañerismo para incluir en ella casi todo lo que hacemos con los jóvenes. Tenemos una hora de compañerismo en la cual los jóvenes se reúnen en el salón social y los tres estudiantes que no vienen al salón de jóvenes están afuera en compañerismo. Tenemos compañerismo durante nuestro viaje anual al parque de atracciones, y en cada anuncio prometemos compañerismo. «Espero que puedas venir, será una gran noche de compañerismo.» Sin embargo, nuestra palabra, que todo lo inclu­ye, parece quedarse corta ante la imagen de compañerismo del Nue­vo Testamento. En la iglesia primitiva, el compañerismo era más relacional que recreativo. Incluía compartir (1 Juan 1:7) y repartir el pan (Hechos 2:42) con otros creyentes, como también desarrollar intimidad con Cristo (1 Co.1:9) y con otros creyentes (Gál.2:9). Esto es una imagen muy diferente a la de emplear tiempo con jóvenes y jugar al voleibol.

La forma más eficaz de producir compañerismo bíblico en las vi­das de los jóvenes es por medio de su participación en grupos pe­queños. Debido a que brindan más atención personal que los pro­gramas mayores, los grupos pequeños son una solución a largo plazo para la grandeza de nuestra cultura. Proveen el sentido de per­tenencia, que los adolescentes buscan desesperadamente. Ese es el gran atractivo de las pandillas y sectas. En la iglesia, los grupos pe­queños son esenciales, especialmente para la madurez espiritual del adolescente. Todos los ministerios saludables de la juventud que he observado mantienen una estructura de grupos pequeños.

Los grupos pequeños son una solución a largo plazo para la grandeza de nuestra cultura. Un grupo pequeño de calidad relacionará a los jóvenes con otros jóvenes y construirá un sentido de comunidad dentro de un ministerio para la juventud. Algunos obreros de jóvenes dicen: «No necesitamos grupos pequeños. Nuestro grupo de jóvenes ya es un grupo pequeño; solo tenemos quince jóvenes».

No, eso es una multitud. Los jóvenes pueden esconderse en un grupo de ese tama­ño, pero no pueden esconderse en un grupo pequeño de cuatro o cinco. Cuando se usan grupos pequeños, el ministerio pequeño con la juventud es capaz de manejar el crecimiento. Los jóvenes reciben la atención que no recibirían de un programa para una multitud. Una vez que finalmente me di cuenta y admití, que no era capaz de cuidar a cada joven en nuestro ministerio, aprendí a confiar en los grupos pequeños. Ahí fue cuando realmente el ministerio comenzó a crecer. Los otros adultos cambiaron sus papeles de su­pervisores a pastores de ovejas, y su compromiso con el ministerio aumentó a medida que los jóvenes comenzaron a expresarles sus he­ridas esperando que los cultivaran. La participación en los grupos pequeños nos ayudó a cerrar la puerta de atrás, evitando de esa for­ma que los jóvenes se fueran tan rápido como llegaban.

Los grupos pequeños no son una novedad en el ministerio para jóvenes, y existen docenas de excelentes libros sobre los mecanis­mos de este ministerio con grupos pequeños. No quiero reiterar lo que ya se ha escrito, quiero reforzar los beneficios de desarrollar un ministerio de grupos pequeños y exponer algunas ideas prácticas de lo que su liderazgo puede hacer para asegurar que los grupos pe­queños sean saludables.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Ministerio de Jóvenes con Propósito”

Por Doug Fields

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