Continuemos.

Es deprimente, pero aunque entiendan el mensaje, la mayoría de los jóvenes lo olvidarán luego de veinticuatro horas. Como sus mensajes no se retendrán durante mucho tiempo, trate de simplifi­carlos a una declaración clave. A esa declaración me gusta llamarla mi «gran idea», la cual es la verdad, lo principal o el pensamiento que quiero que los jóvenes recuerden. Por ejemplo, si enseño sobre Jonás, mi gran idea quizá sea: «Puedes huir de Dios, pero no pue­des esconderte.» Una vez que establezco la gran idea, la repito va­rias veces a través del mensaje.

E. Use pasajes de la Biblia que se entiendan.

Cuando les lea un pasaje bíblico a los jóvenes, asegúrese de usar una traducción que ellos puedan entender. Con este punto no es­toy tratando de crear un debate sobre traducciones, pero si los jóve­nes no entienden lo que se les lee, probablemente no se sentirán motivados a leer la Biblia por su cuenta. Cuando voy al cine y veo un corto interesante, quiero ver la película. Si no me gusta el corto, no me dan ganas de ver la película. Este principio se aplica a la Pala­bra de Dios y a los jóvenes. Si los jóvenes no entienden lo que oyen, tampoco la leerán por su cuenta.

Reparta los apuntes para que las jóvenes puedan seguirlo. Entregue a los jóvenes de la multitud un bosquejo para llenar de forma que puedan involucrarse en el mensaje. Aun los no cristianos tomarán notas si se les brinda la oportunidad. Muchos de nuestros jóvenes juegan el juego silencioso de «Descu­brir lo que falta antes que Doug dé las respuestas». Una voluntaria que considera su ministerio el preocuparse por todo, fue quien por primera vez me llamó la atención a este juego. Ella creyó que los jó­venes no prestaban suficiente atención al mensaje y que no debían estar haciendo un juego de mi bosquejo. Le contesté que me encan­taba que los jóvenes jugaran este juego. Se quedó sorprendida (lo cual disfruté). No creo que los distraiga y crea un mejor aprendiza­je, ya que ellos usan más su cabeza al tratar de adivinar la respuesta correcta. Los jóvenes hasta vienen después para decirme que lo que adivinaron fue mejor que mi respuesta.

F. Enseñe pasos específicos de acción.

De joven asistía a una iglesia donde escuché miles de sermones que no supe cómo aplicar. Creo que es mala comunicación termi­nar un mensaje sin hacer cualquier referencia a la aplicación. El pri­mer mensaje que me brindó aplicación práctica no solo cambió mi vida, sino que también influyó en mi estilo de comunicación. Quie­ro que los jóvenes escuchen los pasos de acción para que piensen en cómo la verdad bíblica puede influir en sus vidas. Quiero que sean oidores y hacedores de la Palabra (Santiago 2:14-26).

Dar pasos de acción es a menudo la parte más difícil al hacer un mensaje. Situarse uno mismo en el mundo de los jóvenes tratando de imaginarse lo que puedan hacer con el material que usted les en­seña, lo ayudará a hacer su lección más aplicable para los jóvenes.

G. Emplee tiempo para prepararse.

Si planea implementar las ideas anteriores, necesita emplear tiempo para prepararse porque la preparación impactará su presen­tación. Hacerlo sin mucha preparación no dará resultados a largo plazo. De vez en cuando podrá tener éxito, pero si no se prepara, le faltará profundidad y claridad. La gráfica anterior lo puede ayudar a preparar su próximo mensaje.

Programas de Adoración Para Jóvenes: Modelo de la Iglesia Saddleback

Quiero destacar que este no es el único tipo de programa que sirve para los jóvenes. Hay varias maneras de alcanzar al joven. Pero si no tiene tiempo, ayuda y recursos, tal vez no pueda diseñar este tipo de programa. Su programa puede ser totalmente diferente, pero de igual éxito, si tiene un ambiente positivo, un elemento de diversión, la participación de los jóvenes y un mensaje claro.

Nuestro programa primario: Cultos de adoración de fin de semana.

En estos momentos, en los cuales estoy escribiendo este libro, el edificio donde ahora estamos y que además compartimos, no es un lugar atractivo. No tiene ven­tanas, tiene un techo bajo y pasillos estrechos que normalmente se llenan de jóvenes. Tenemos que trabajar mucho para crear un am­biente positivo cuando las facilidades están en contra nuestra. Durante el fin de semana, al entrar los jóvenes a nuestro progra­ma, otros jóvenes los saludan, les dan la bienveni­da y les entregan un boletín. El boletín no es nada extravagante, pero sirve para muchos propósitos. Añade un poco de razón para que hayan jóvenes parados en la puerta saludando, y a los jóvenes nuevos les sirve para tener algo en lo cual esconderse. Ade­más, el boletín tiene nuestros anuncios, la promoción de nuestros grupos pequeños (el próximo nivel del compromiso), la letra de las canciones que nuestra banda va a tocar, y un bosquejo del mensaje con los pasajes bíblicos y espacios en blanco para llenar.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Ministerio de Jóvenes con Propósito”

Por Doug Fields

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