¿POR QUÉ ABANDONAN?
En su revolucionario libro Soul Searching: The Religious and Spiritual Lives of American Teenagers (Examen de conciencia: La religión y la vida espiritual de los adolescentes estadounidenses), Christian Smith examina los factores que se relacionan con el abandonar, preguntándoles a jóvenes no religiosos que fueron criados dentro de tradiciones religiosas por qué ellos se volvieron antireligiosos. Observemos sus respuestas en la siguiente tabla:
- Por escepticismo intelectual y falta de creencia: 32%
- No saben decir por qué: 22%
- Por falta de interés: 13%
- Simplemente dejaron de asistir a los servicios: 12%
- Por distracciones y problemas de la vida: 10%
- Porque no les gusta la religión: 7%
- Por falta de apoyo de parte de los padres: 1%
- Porque no tienen claridad o no tienen razón alguna: 2%
Resulta muy interesante que todas las causas, excepto las últimas dos, podrían ser impactadas por medio de una eficaz aproximación a las Escrituras. La Palabra es capaz de combatir el escepticismo intelectual. Cuando el concepto de misericordia y perdón se entiende apropiadamente y se experimenta, siempre proporciona una razón para seguir a Cristo. Una búsqueda profunda del carácter de Dios y la forma en que trabaja, mantendrá interesado al que lo esté buscando.
Cuando los jóvenes se comprometen a investigar acerca de su fe, hacen descubrimientos personales, y si se les da la oportunidad de poner en práctica estos hallazgos, entonces se alejan cada vez más de querer abandonar una vida con Jesús. ¿Por qué entonces los ministerios juveniles, en general, hacen tan mal trabajo, produciendo discípulos que no permanecen?
LA HISTORIA DE GRETCHEN
Gretchen era una estudiante de escuela media que ayudaba como facilitadora de su club bíblico en la escuela. Cierta tarde, tuvo lugar una discusión bastante acalorada, y eso ocasionó que otro estudiante tomara la Biblia para responder. Después de un momento de voltear de un lado a otro las páginas de la Biblia, el amigo de Gretchen miró al grupo y preguntó: «¿Alguien sabe cómo es que funciona esta cosa?».
Aquello provocó una larga pausa. Nadie tenía ni la menor idea. Gretchen era lo que llamaríamos una niña de la iglesia, que participó completamente de nuestros programas desde el primer día. Curioso por conocer su nivel personal de alfabetismo de las Escrituras, luego me tomé unos minutos para hacer algunos cálculos. Y procurando ser lo más acertado posible, descubrí que para el tiempo en que Gretchen llegó a la escuela secundaria, ya habría escuchado seiscientos sermones (para niños y adultos), había asistido más de seiscientas horas a la Escuela Dominical, y estando ya en los inicios de su séptimo año de escuela, ya habría escuchado treinta pláticas sobre la Biblia y tendría acumuladas unas veinte horas de discipulado. Sin embargo, no fue capaz de ayudar a su amigo y a los otros creyentes de su grupo a navegar por la Biblia.
RECUPERAR EL TERRENO PERDIDO
La deficiencia número uno en el ministerio juvenil, como creo que la experiencia y la investigación lo han demostrado, es un buen estudio bíblico. ¿Podría existir algún vínculo entre la habilidad de una joven de «hacer funcionar esta cosa» y tener una fe perdurable en Cristo? Yo no puedo demostrarlo, pero me inclino por lo que las Escrituras dicen.
Uno puede ver este vínculo en pasajes como Proverbios 2:1-15, el Salmo 119 (cualquier porción que contenga 10 versículos), y en el famoso pasaje de Pablo en 2 Timoteo 3:14-17, especialmente cuando le ordena a Timoteo que sea un conocedor las Escrituras, que pueden hacerlo sabio y traerle salvación. También es posible percibir una conexión con las palabras de Jesús cuando explica que aquel que escucha y entiende «la Palabra» es el que producirá fruto extraordinario y en gran cantidad (Mateo 13:23).
Tú y yo nos hemos embarcado en una travesía en la que tenemos que reclamar el terreno perdido, terreno que la iglesia ha entregado por no tomar en serio la Palabra de Dios. El ministerio juvenil está lleno de oportunidades para recuperar el tiempo perdido. Quizá tengas un grado académico importante en cuanto a estudios bíblicos o teología. O tal vez seas un voluntario con poca capacitación al que se le ha encomendado hacerse cargo de todo un ministerio juvenil, ¡solo por haber levantado la mano para preguntar dónde quedaba el baño!
No importa en qué punto te encuentres dentro del espectro del entrenamiento y la experiencia; solo piensa en cómo sería si encontraras un hambre genuina por la Palabra de Dios en tu ministerio juvenil… Pero antes de que te lances, piensa por un instante en los distintos momentos de los que tú sabes que han producido un impacto eterno. Te garantizo que de una u otra forma han tenido que ver con la Palabra de Dios.
- En 2 Reyes 22 y 23, el rey Josías encontró el libro perdido de la ley e hizo cambios radicales para cumplirla. El resultado fue un avivamiento y Dios expresando su placer por Josías.
- En 2 Crónicas 17, Josafat envía levitas y sacerdotes a través de la tierra para enseñar a la gente acerca de Dios, armados únicamente con el libro de la ley. ¿El resultado? Los enemigos de Judá le llevaron presentes a Josafat. Imagina eso: ¡Recibir regalos de parte de los enemigos!
A través de la historia mundial, los más grandes movimientos espirituales producidos por la Palabra de Dios han terminado siendo mencionados por la posteridad (como La Reforma) o se les ha dado un valor numérico (como El primer gran avivamiento). Traductores de la Biblia tales como John Wycliffe, Martin Lutero, y William Tyndale fueron los catalizadores para sacar al mundo de la Epoca Oscura y trasladarlo al Renacimiento, simplemente por traducir la Biblia al lenguaje común.
Lo que funciona a nivel macro también funciona en lo micro. La misma fuerza poderosa que ha lanzado La Reforma a nivel mundial puede producir una reforma en el corazón de tus jóvenes. Todo lo que Dios necesita es una mínima conexión entre el hambre que él mismo crea y aquellos que ayudarán a saciarla. ¿Lo hacemos?
Extracto del libro Cómo Enseñar la Biblia Con Creatividad
Por Barry Shafer