ALIANZAS PREVENTIVAS 2: TEN EN CUENTA A LOS PADRES.

¿No es desagradable cuando la gente describe a todos los adolescentes con las mismas palabras, cuando hacen generalizaciones injustas acerca de todos los jóvenes, solamente por el mal comportamiento de algunos? Sí, bueno, solíamos hacer eso con los padres… Era fácil. Teníamos poca experiencia y no estábamos seguros de nosotros; fácilmente amenazados y a menudo intimidados. Así que veíamos a los padres como despistados y posiblemente malévolos, actuábamos como si esas cosas fueran verdad hasta que se demostrara lo contrario. Eso estaba mal. No sabíamos que no sabíamos. O sabíamos y simplemente éramos arrogantes… Ahora los conocemos mejor.

PADRES COMO ALIADOS

La mayoría de los padres hace lo mejor que pueden dadas las circunstancias. Esas circunstancias pueden incluir: preparación mediocre o deficiente como padres, estrés vocacional o financiero, falta de felicidad personal, debilidad, quebrantamiento, distracción, adicción, confusión, mala información, fatiga, ansiedad, falta de madurez, habilidades interpersonales deficientes, y poca profundidad espiritual; sin dejar de mencionar ingenuidad, arrogancia, temor y ambición que comparten en común con los jóvenes y los líderes juveniles y, bueno. nosotros.

Los padres son humanos, con todas las cualidades positivas y negativas conectadas a esa bendecida condición enloquecedora.

  • Algunos padres ven a sus hijos con desprecio, pero la mayoría no lo hace.
  • Algunos padres son implacablemente absorbidos por sí mismos, pero la mayoría no lo son.
  • Algunos padres no son razonables, pero la mayoría sí lo son.

Esto significa que la mayoría de los padres puede ser un aliado en la prevención si solamente tienen la proximidad para prestar atención a sus hijos. Más allá de eso, muchos padres están buscando aliados que los ayuden en las tareas que les son exclusivas: preparar a sus hijos para ser hombres y mujeres.

Aquí hay nueve maneras de involucrar a los padres como aliados en la prevención:

1. EVALUACIÓN. Si crees que algo está fuera de balance en la vida de un joven, revisa con sus padres. No los alarmes, y no crees sospechas; solamente pregunta cómo está. Si ellos quieren saber por qué preguntas, diles que no estás seguro (a menos que sí estés seguro, en cuyo caso quizás estés teniendo la conversación equivocada). Diles que algo se siente ligeramente fuera de lo normal y que quieres saber si no era solo tu percepción. Si ellos parecen estar angustiados por tu pregunta, recuérdales qué episodios cortos de depresión, ansiedad, ira, déficit de atención, fatiga, variación de peso, y pereza en general son bastante comunes en la adolescencia y no hay nada por que alarmarse. Invítalos a llamarte si ven algo que les preocupe.

2. ADVERTENCIAS TEMPRANAS. Pregúntales a los padres qué es lo que los jóvenes y lo que otros padres están hablando en el vecindario. Tu entendimiento de la subcultura puede alertarte hacia algo que otro adulto no ve. Este concepto es prestado de la epidemiología en la que detectar algunos casos de salud puede ser una advertencia temprana de un problema público más grande. Por ejemplo, si tu pregunta casual te lleva a un número inesperado de referencias a peleas, embarazos, desórdenes alimenticios, huidas de casa, hospitalizaciones, accidentes de tránsito, o incendios, eso podría darte una pista de incrementos en actividad sexual, consumo de alcohol, ira, actividad pandillera, o la introducción de una nueva droga en tu comunidad. Como en la epidemiología, esos casos generalmente se convierten en coincidencias sin relación entre sí; pero de vez en cuando apuntan hacia algo significativo.

3. ASESORES. Pídeles a algunos padres que se unan a un grupo de asesores. No importa si es un comité oficial o un grupo que se reúne sin poderes oficiales. Tu voluntad para hacer preguntas y escuchar anotará puntos a lo largo de tu sistema. Los padres que se unen a tu bando serán un canal de información que necesitas conocer y un medio de comunicación con los otros padres. Mantente alerta contra aquellos que solo buscan influencia indebida, y ten cuidado con llenar el grupo con personas que no pueden ser confiadas como buenos asesores. Aparte de esto, comienza a reunirlos.

4. MIEMBROS DE LA RED. Existen padres en tu red que pueden presentarte a otras personas que necesitas conocer. Un padre podría llevarte a una reunión con los oficiales de la ciudad, personal educativo regional, o personal del hospital. De esa manera no tienes que comenzar desde cero para construir tu red de crisis. Permite que los padres te ayuden a llegar a donde necesitas ir en la comunidad. La misma sabiduría se aplica en las políticas de las grandes iglesias. Si necesitas el apoyo de los comités o de los líderes en otras partes de la complicada jerarquía congregacional, haz que los padres abran brecha para ti.

Extracto del libro Cómo Ayudar a Jóvenes en Crisis.

Por Jim Hancock y Rich Van Pelt

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