Toma la iniciativa en cuanto a comunicarte

No esperes que los padres vengan a ti buscando información. Una de tus responsabilidades como líder o responsable de la pastoral juvenil es mantener, en la medida de lo posible, a los padres informados sobre el trabajo que estás llevando a cabo. Piensa que la información es un derecho de los padres y un arma a tu favor en el ministerio.

Es importante que informes a los progenitores lo máximo que esté a tu alcance acerca de todo lo que el ministerio juvenil planea llevar a cabo con sus hijos. Debemos entender que es normal, legítimo y genuino que los padres deseen saber hacia dónde se dirige la pastoral juvenil de su iglesia. Es perfectamente comprensible que deseen saber qué se pretende hacer con sus hijos. En algunos casos, por prudencia, algunos padres no preguntarán ni verbalizarán sus inquietudes. Sin embargo, no debemos engañarnos, eso no significa que estas no existan.

Un líder cometería un grave error al interpretar o considerar como una intromisión en su ministerio, o en su «terreno», las inquietudes, preguntas y sugerencias de los padres. Todo eso puede prevenirse a través de una adecuada información.

Si en tu pastoral juvenil estás utilizando el acercamiento educativo de los grupos pequeños, transmite a los líderes de esos grupos la necesidad de que exista una comunicación con los padres, y la importancia que eso tiene. Crea en tu iglesia una «cultura de la comunicación». Explica a cada líder de grupo pequeño que informar a los padres es parte de su responsabilidad en el ministerio.

Usa todos los medios de comunicación que estén a tu alcance

Si la iglesia tiene un boletín, úsalo. Si el pastor te permite utilizar el culto de la iglesia para transmitir información, hazlo. Si hay reuniones administrativas en tu congregación, pide permiso para dar un informe. Usa todos los canales que estén a tu alcance, pero especialmente utiliza los dos más importantes, que explicaremos a continuación.

El primero es acercarte a los padres de forma personal. Como dijimos anteriormente, habla con ellos, escúchalos, explícales cómo están sus hijos y cómo los ves. Pídeles su opinión, su evaluación del trabajo y su valoración acerca de cómo ellos los ven. Siempre que exista un motivo que así lo requiera, como la conducta o la evolución de sus hijos, transmíteselos (también las buenas noticias, no solo las malas o negativas). Hazlo de forma frecuente. Si tu grupo de jóvenes es muy numeroso y el acercarte a los padres personalmente resulta una tarea imposible de llevar a cabo, hazlo por medio de los líderes de los grupos pequeños.

El segundo es organizar con cierta periodicidad reuniones de padres. Tal vez tu iglesia ya sigue esa tradición. Si es así, adelante. En caso contrario, te animamos a que la pongas en práctica.

Extracto del libro «Raíces».

Por Félix Ortiz.

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