Veamos las experiencias relaciónales primero. La mayoría de los jóvenes protestantes y católicos no recuerdan haber tenido una amistad significativa con un adulto de su iglesia, y más de cuatro de cada cinco nunca ha tenido un adulto mentor. Creo que necesitamos una nueva mentalidad para medir la vitalidad y la salud de las relaciones inter­generacionales en nuestras comunidades de fe.

Nuestra investigación se enfocó también en experiencias con las misiones, la educación y la formación profesional. ¿Los jóvenes descubrieron un sentido de misión a través de su iglesia? ¿Su comu­nidad religiosa los ayudó a tomar decisiones significativas acerca de su educación? ¿Su familia de la iglesia o parroquia los ayudó a guiarse en la trayectoria de su llamado y carrera profesional?

Al observar cuatro de los factores que contribuyen al problema de la fe superficial, comenzará a considerar algunas de las maneras en que la iglesia necesita una nueva mente para dedicarse a esta generación. Más adelante en este capítulo exploraremos la forma en que la experiencia de la superficialidad espiritual puede trans­formarse en algo más profundo y más parecido al discipulado cris­tiano histórico. El cambio es lo que me motiva como investigador y escritor. Hay muchas iglesias, organizaciones y familias haciendo un gran trabajo en cuanto al desarrollo de discípulos, y su objetivo es informar y equipar a muchos más para el trabajo del reino de transmitir la fe. Sin embargo, para avanzar tenemos que examinar el papel la­mentable que a veces jugamos en la comunidad cristiana al trans­mitirle una fe superficial a la siguiente generación.

A. PRODUCCIÓN EN MASA DE DISCÍPULOS

Después de más de una década y media de investigación sobre la fe, creo que la iglesia cristiana en los Estados Unidos tiene un pro­blema de fe superficial porque tenemos un problema de discipula­do. Además, diagnosticar y tratar la fe superficial entre los adultos jóvenes es una tarea urgente, ya que tenemos un problema de fe superficial entre todos los adultos.

Sugerí antes en este libro que tenemos un enfoque de produc­ción en masa para el desarrollo de la fe. Inspirándonos en la educa­ción pública, entre otros sectores de la sociedad, hemos creado una cinta transportadora de desarrollo que industrializa la formación del alma de los jóvenes… los cuales con el tiempo se convierten en adultos con una fe de un centímetro de profundidad y un kilómetro de ancho. El resultado son cristianos adultos que no fueron trans­formados por su fe cuando eran niños, adolescentes o adultos jóve­nes. ¿Cómo podemos esperar más después de cumplir los cuarenta?

Algunos son tentados a creer que la efectividad espiritual está conectada con el tamaño de nuestras instituciones y la sofisticación de nuestros temas, pero nada podría estar más lejos de la verdad. ¿Puedes imaginar una civilización humana con una infraestructu­ra espiritual más desarrollada que los Estados Unidos hoy en día? Tenemos campamentos cristianos a manos llenas, cientos de me­dios de comunicación cristiana, miles de escuelas cristianas (desde guarderías hasta escuelas de postgrado), cientos de miles de iglesias locales. Hoy los cristianos de los Estados Unidos utilizan la tecno­logía de comunicación y multimedia más avanzada que jamás haya conocido la humanidad.

Sin embargo, ¿esta infraestructura produce más y mejor disci­pulado de una forma automática? Nuestra investigación dice que no. Las universidades, las editoriales, los campamentos y las escue­las no son malos, y creo que esas instituciones son absolutamente vitales para el futuro de la fe occidental. Por cierto, uno de los resul­tados que espero que surja de este libro es la acción por parte de los que toman las decisiones institucionales. Su esfuerzo de repensar y reimaginar su iglesia, negocio, organización sin fines de lucro o denominación —cultivando una «nueva mentalidad» por medio de lo que hacen y cómo miden el éxito— dará frutos significativos para el futuro de la próxima generación.

No obstante, a pesar de su tamaño y alcance, las instituciones pueden dar resultados que son antiéticos con relación al discipula­do auténtico, en especial con respecto al enfoque que se encuentra más a menudo en las Escrituras. Sí, la Biblia registra grandes suce­sos en los que muchos se comprometieron a seguir a Cristo, y es ab­solutamente clara sobre la necesidad de la sana doctrina, que puede y debe ser entregada a grupos grandes y pequeños. Sin embargo, compare la mentalidad de la iglesia occidental de hoy y el trabajo de Jesús con sus discípulos, que se caracterizó por la tutoría de vida a vida y el aprendizaje. ¿Podemos realmente concluir que al adop­tar un enfoque industrializado, según el cual más es mejor, hemos mejorado en los resultados del Señor?

B. LAS RITUALES QUE FALTAN

Una segunda forma en la que nuestras comunidades de fe contribu­yen a la fe superficial es al no proporcionar rituales significativos… o, cuando existen rituales, fallar en proveer un sentido claro de su significado e importancia. No hace mucho asistí a la ceremonia de Bat Mitzvah de Kelsey, la amiga de mi hija Emily. Quedé profunda­mente impresionado por la forma en que el rabino involucró a toda la familia en el servicio. Kelsey leyó de la Torá, demostrándole a su comunidad de fe las horas de trabajo que había invertido en apren­der hebreo. Luego dio una breve charla acerca de la importancia de la fe en su vida y sobre el significado de los versos que había leído. Los abuelos de Kelsey se encontraban de pie al frente y les pasaron los rollos de la Torá a sus padres, Dan y Debbie, que a su vez se los entregaron a Kelsey, lo cual simbolizó de una manera tangible la transmisión de las Escrituras de una generación a la siguiente.

Cuando los niños judíos celebran su Bat o Bar Mitzvah, ya no son niños a los ojos de su comunidad religiosa. Ellos aceptan toda la responsabilidad como adultos bajo la tradición judía, incluyendo tener que rendir cuentas por sus decisiones morales y servir en su sinagoga local en la lectura pública de las Escrituras y la oración.

La mayoría de las parroquias católicas tienen una ceremonia similar para adolescentes llamada confirmación, el «sacramento de la madurez», sin embargo, muchos no siguen la ceremonia con una expectativa significativa de que el confirmado contribuirá al crecimiento espiritual de la comunidad. La mayoría de las iglesias evangélicas carecen por completo de un rito de paso, aunque pue­den tener un ocasional «servicio juvenil» en el que los adolescentes son invitados a dirigir a la congregación en el culto de adoración. No obstante, la mayor parte del tiempo los adolescentes y adultos jóvenes son solo consumidores de los servicios de la iglesia, no ser­vidores en ellos.

Mi punto no es que cada iglesia debe tener una confirmación, sino que las comunidades cristianas de todo tipo deben encontrar formas de incluir a los adolescentes y adultos jóvenes en la vida espiritual de la iglesia en lugar de relegarlos a la sala de juegos. Ne­cesitamos una nueva mentalidad para facilitar ritos de paso llenos de significado. ¿Cómo pueden los jóvenes participar en la lectura de las Escrituras, la oración y la alabanza, dar testimonio o propor­cionarle una corta enseñanza a la congregación? ¿Qué pasaría si los adolescentes y veinteañeros supieran que tienen la responsabilidad de visitar a los enfermos o desvalidos de su iglesia, o de convertirse en una «hermana mayor» o «un hermano mayor» para los niños más jóvenes por medio de la tutoría y el discipulado a fin de contri­buir a su crecimiento espiritual?

Un desafío relacionado es la falta de oportunidades para que los jóvenes participen, según sus capacidades, en la toma de decisiones o el liderazgo de la congregación. Muchas escuelas y grupos cívicos tienen jóvenes concejales que participan en las decisiones políticas. Por supuesto, los consejos de ancianos no deben ser reemplazados por consejos de jóvenes, ¿pero no es poco realista de parte de no­sotros esperar que la gente joven reclame una participación en la misión de la iglesia sin que tengan un asiento en la mesa? ¿Qué pueden hacer las congregaciones para apropiarse de la energía y la pasión de los adultos jóvenes en beneficio de todo el cuerpo?

Extracto del libro Me Perdieron

Por David Kinnaman

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