3. CAPACITARTE.

«Cuando falta el consejo, fracasan los planes; cuando abunda el consejo, prosperan» (Proverbios 15.22). Ninguno de nosotros lo sabe todo. Tanto el liderazgo de la iglesia como el liderazgo familiar necesitan capacitarse y llenarse de consejos. Cuando aceptamos que necesitamos ayuda para aprender sobre algún tema, estamos mostrando humildad, y entonces, como dice el proverbio, prosperamos.

¿En qué temas necesitan capacitarse los líderes de niños y los padres? Cada comunidad es diferente y tiene distintas necesidades, pero hay temas que son indispensables en todos los casos, y en los cuales el liderazgo de la iglesia y el familiar pueden prepararse. Por ejemplo, algunos temas sobre los cuales deben prepararse los líderes de la iglesia son: ¿Cuál es el protocolo a seguir si conocemos una situación de abuso infantil? ¿Cómo trabajamos con los niños con necesidades educativas especiales? ¿Cómo tratamos la cuestión de los límites en el salón de clases? Los padres también necesitan capacitarse en ciertos temas. Por ejemplo: ¿Cómo crear una cultura de discipulado en casa? ¿Cómo podemos disciplinar con amor? ¿Cómo hablar de sexualidad con nuestros hijos? Sobre estos y muchos otros temas, la iglesia puede organizar distintas capacitaciones a lo largo del año.

Comentario de Esteban Obando: Creo que la iglesia tiene una gran responsabilidad en esto. La iglesia es una institución que tiene 2000 años de antigüedad. ¡Tendríamos que haber aprendido mucho en 2 milenios! No tenemos excusas. No somos nuevos en esto de «ser iglesia» Por el otro lado, los padres somos aprendices. No asistimos a ningún curso que nos enseñe a ser padres. Nuestros hijos son el laboratorio en el que ensayamos, y simplemente esperamos y confiamos en que las cosas nos salgan bien. ¡Por eso una institución milenial como la iglesia debe ofrecer herramientas para que los padres saquen adelante su trabajo! Y es por eso, además, que como iglesia necesitamos seguir aprendido y reaprendiendo, para poder apoyar mejor a las familias en el trabajo de educar a las nuevas generaciones.

4. CONECTAR CON COLEGAS.

¿Cómo llevamos a cabo estas capacitaciones? ¡Equipándonos con un grupo de profesionales! Es muy probable que la iglesia cuente entre sus miembros con diversos expertos: médicos, educadores, psicólogos, terapeutas de lenguaje, terapistas ocupacionales, abogados, y trabajadores sociales, entre otros. Personas que ven su profesión con un lente diferente: una profesión al servicio del Señor y de su Iglesia. La iglesia puede, entonces, confeccionar una lista de personas dispuestas a capacitar a líderes y padres en diferentes temas a través de talleres. Además, una base de datos de profesionales permitirá a los líderes de niños contactarlos con mayor facilidad cuando un líder de familia requiera de ayuda para su hijo.

¿Y si la iglesia no cuenta con tantos profesionales? Aun así es importante realizar una lista de contactos de personas cristianas que brinden este tipo de servicios, que sean cercanas a la comunidad, y que sean de confianza. En la consejería a niños, es esencial poder contar con un equipo interdisciplinario.

Comentario de Esteban Obando: Si tu iglesia no cuenta con estos profesionales, ¡no hay problema! Hay muchas opciones de capacitación para quienes trabajan con niños. Te sorprenderá lo que una buena causa y mucha inteligencia emocional pueden lograr cuando tocamos puertas que antes no tocábamos. Hay muchas personas en tu ciudad con grandes capacidades, que estarían dispuestas a regalar de su tiempo si ven un proyecto serio y bien encausado. Preséntalo como un programa que invierte en las familias de la comunidad. ¿No es eso acaso lo que estás haciendo? (Y, de paso, este enfoque te puede permitir invitar a muchos padres que no van a tu iglesia o que no comparten tu fe.)

Hace algunos meses, el ministerio de universitarios de la iglesia que pastoreo llevó un seminario especial a una zona de alto riesgo en la ciudad donde vivo. Este barrio cuenta con un salón comunal, al cual pudimos acceder solo por el hecho de que lo presentamos como una actividad de bien social y de ayuda a las familias. ¡Nunca hubiéramos podido hacerlo si nos hubiéramos presentado como un grupo de cristianos que quieren hacer un programa para SU iglesia! Así que conseguimos las instalaciones gratis, y además conversamos con el Patronato Nacional de la Infancia y Juventud, el cual nos proveyó de decenas de padres dentro de su programa de ayuda social. Después del evento (no fue un culto de iglesia… ¡nos aseguramos de que no lo fuera!) las puertas de ese lugar quedaron abiertas para el siguiente seminario… Y una vez que ya te conocen en un lugar, el trabajo se hace mucho más fácil. ¡Se puede, líderes! ¡Se puede!

Extracto del libro Manual de Consejería Para el Trabajo Con Niños.

Por Esteban Obando y Autores Varios

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