Hay una frase muy simple pero poderosa que no debemos olvidar: “necesito ayuda”. Muchos líderes tienen terror de pedir ayuda porque sienten que si son líde­res tienen la obligación de arreglárselas solos, ¡pero eso es un error!

Como hablamos en el capítulo 5, debemos comunicar y promover la visión al resto de la congregación. Tenemos en nuestras manos el increíble potencial de una generación que marcará el curso de la historia humana. Por ello la congregación debería invertir dinero, tiempo y recursos diversos para que sus líderes se capaci­ten. Sí, ya sé que quizás estás pensando en tu pastor y sientas, como la mayoría de líderes que conozco, que hace rato que no te dan una sincera muestra de apoyo. Muchos pastores no preparados no quieren tener líderes aptos por sentirse amena­zados, pero esto debe cambiar: La iglesia local crece cuando tiene líderes juveniles con las condiciones dadas para hacer un trabajo de excelencia.

Muchas iglesias locales ya están en condiciones de pensar en contratar al menos a medio tiempo a un pastor o pastora de jóvenes y quizás tienes la gracia de ser parte de una, aunque sé que hay bastantes más posibilidades de que ese no sea tu caso. Pero casi todas, por poco que fuera, deberían separar un presupuesto para invertir en el evangelismo y el discipulado de jóvenes.

Una pregunta que las iglesias locales se deberían estar haciendo al momento de clarificar su visión o planes para un período es: ¿Hasta qué punto están dispuestas a animar a sus ministerios juveniles a producir cambios y usar métodos que hagan tambalear la zona de comodidad de sus congregaciones?

Extracto del libro “El Ministerio Juvenil Efectivo”

Por Lucas Leys


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