Vemos el mismo patrón en el ministerio de Jesús. Él vino a reconciliar al hombre con Dios, pero primero escogió y formó líderes para llevar a cabo la obra de reconciliación: todos aquellos que se ajustaron a su discipulado. Él los utilizó al máximo, a pesar de sus defectos y sus limitaciones. Pensó en doce apóstoles. Decidió fundar su iglesia y lo dio a conocer, pero primero escogió a aquel al que le entregaría la llave: Pedro. Determinó que la iglesia se expandiera por todo el mundo, pero primero eligió el instrumento adecuado para llevar semejante plan adelante: Pablo.

¿Estás de acuerdo en que Jesús, nuestro modelo para la pastoral juvenil, siempre utilizó líderes para llevar a cabo sus proyectos? Al estudiar los evangelios vemos que pasó gran parte de su tiempo en la educación y formación de sus discípulos. Si queremos seguir su ejemplo, también invertiremos tiempo encontrando y capacitando líderes.

Las relaciones cambian vidas

En una conferencia a la que asistieron mil líderes de jóvenes, se pidió a la concurrencia que hicieran una lista de los cinco programas o sermones que más influyeron en sus vidas. Pasados unos minutos, nadie había podido mencionar cinco sermones o cinco programas. De hecho, la vasta mayoría pudo recordar sólo uno o dos.

Luego se les preguntó si estaban en condiciones de hacer una lista de las cinco personas que más influencia habían ejercido sobre sus vidas. Después de apenas un minuto, la mayor parte de la gente había escrito el nombre de cuatro o cinco personas que les habían marcado la vida de una manera significativa.

Sin duda, los programas tienen un lugar importante en la vida de una iglesia, pero la influencia positiva a largo plazo y con resultados duraderos sólo viene de las relaciones significativas y de los roles modelo. Hemos hablado del papel determinante que juegan los marcos de referencia en el proceso de formación de la identidad, de los valores y de la fe de las personas. Una vez que se ha conformado nuestra identidad, es muy probable que disminuya la influencia que otros ejercen sobre nosotros, pero eso no significa que pierda importancia nuestro contacto con ellos. Entendemos que cada líder llega a serlo precisamente a causa de que algunos pocos individuos significativos cuidaron de él de una manera personal, aunque quizás básica. Pero lo hicieron aun dentro de sus limitaciones y circunstancias particulares. Eso tiene mucho que ver con el liderazgo, porque liderazgo es «influencia».

Tanto el ejemplo de Jesús como nuestra propia experiencia comprueban la necesidad del liderazgo en la pastoral juvenil. El liderazgo es el medio que usa Dios para lograr sus fines. Y son las relaciones, es decir el Espíritu Santo obrando por medio de los seres humanos, las que cambian las vidas.

 

Extracto del libro “Raíces”.

Por Félix Ortiz.

Lee Para Líderes – El Propósito del Liderazgo en la Pastoral Juvenil

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