Intento de una definición de liderazgo

Conocemos más de trescientas definiciones acerca de lo que es liderazgo. Nuestra intención no es dar una más. Sólo queremos rescatar una de aquellas que hemos podido validar en nuestra práctica ministerial:

Liderazgo es el arte de lograr que las cosas se hagan a través de la gente. …es el arte…

Se puede aprender a ser líder (los líderes nacen y se hacen). Pero el liderazgo, en su nivel más alto, requiere:

…de lograr que las cosas se hagan…

Cuando la gente está desocupada o hace muy poco, se debe a que el liderazgo no está funcionando plenamente. Por otro lado, si no hay trabajo que hacer, tampoco se necesita un liderazgo. Alguien dijo, un ejército que marcha hacia adelante necesita líderes; en cambio un ejército que está detenido necesita centinelas y sepultureros. Mientras el pueblo de Israel siguió avanzando, Moisés tuvo dificultades. Necesitó gente que lo ayudara; necesitó líderes (Éxodo 18). Cuando el pueblo se detuvo a causa de la incredulidad, sólo Josué y Caleb pudieron entraron a la tierra prometida. Los demás se encargaron de que nada cambiara y de enterrar a toda una generación. Se necesita liderazgo en la pastoral juvenil para lograr que las cosas se hagan, que los jóvenes y adolescentes lleguen a la madurez en Cristo.

…A través de la gente…

Ser líder no tiene que ver con hacer algo por la gente, como lo hacía Moisés antes del consejo de Jetro (Éxodo 18:4). Eso es asistencialismo. Tampoco se trata de hacer algo para la gente. Eso es servicio. Ser líder es lograr hacer algo a través de la gente. Es lo que hizo Moisés después del consejo de Jetro (Éxodo 18:21-22). Es lo que hizo Jesús cuando envió a los doce. Y luego a los setenta.

En general, las fuerzas productivas en la iglesia se distribuyen de la siguiente forma:

Es decir que normalmente el 80% de la fuerza potencial de una iglesia está sentada en los bancos. Liderazgo es transformar la fuerza potencial de la gente en fuerza activa. Pablo lo explica de la siguiente forma:

Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros, a fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo. De este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo (Efesios 4:11-13).

La necesidad del liderazgo en la pastoral juvenil

El primer paso para que se produzca el ciclo de crecimiento es identificar las necesidades. Existen iglesias que no valoran ni apoyan el liderazgo en el trabajo con jóvenes y adolescentes. No lo ven como una necesidad. Hay otras congregaciones que sí tienen un liderazgo encargado de los jóvenes y adolescentes, pero la realidad es que esas personas no asumen un rol de liderazgo ni llevan a cabo las funciones de un líder. Así que es como si ese liderazgo no existiera.

¿Constituye el liderazgo una necesidad real y significativa dentro de la pastoral juvenil? No podemos asumir que la respuesta sea un «sí». Tenemos que comprobar si lo fue en el ministerio de Jesús. Y si el liderazgo resulta ser un elemento esencial en la pastoral juvenil, debemos convertirlo en una prioridad. Si se trata de una necesidad, precisamos identificar su propósito, de modo que aquellas personas a las que consideramos líderes suplan en verdad las necesidades que nos plantea la Biblia. Y nos hace falta una perspectiva bíblica acerca de los medios, los recursos y la forma de ejecución a adoptar, porque el liderazgo en la pastoral juvenil es espiritual, así que tiene características únicas que debemos entender.

Liderazgo: el medio que usa Dios para lograr sus fines

Se necesitan líderes en la pastoral juvenil porque ellos son el medio que Dios ha escogido para llevar a cabo su plan en el mundo. A través de las Escrituras vemos que Dios siempre levanta líderes para lograr sus fines. Dios escogió un pueblo: Israel. Pero antes escogió a un hombre para conducir a ese pueblo: Abraham. Dios rescató a su pueblo de la esclavitud, pero primero escogió a Moisés como el hombre que lo iba a libertar. Dios llevó su pueblo a los puestos más encumbrados, pero primero escogió a aquel que gobernaría a ese pueblo: David.

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