La intimidación y el dar novatadas tienen mucho que ver con la ira, pero también con el derecho; resulta ser que los que intimidan tienden a tener una opinión de sí relativamente alta. La mejor información que tenemos identifica cinco involucrados en la intimidación: los peleadores, las víctimas, los peleadores/victimas, los espectadores y los adultos que no prestan atención.

PELEADORES. Entre 7% y 13% de los jóvenes de la secundaria intimidan y pelean con otros sin que nadie se los impida. En comparación a sus compañeros más tranquilos, los peleadores:

  • Tienen una opinión inflada de sí.
  • Disfrutan de un estatus social alto.
  • Experimentan ser evitados en un alto nivel por parte de sus compañeros.
  • Desean ser el centro de atención.
  • Tienen dificultad para recibir críticas.
  • Tienen mayor tendencia a abusar del alcohol y otras drogas.
  • Corren un mayor riesgo de ser victimizados (cerca de la mitad se convierte en víctima en algún punto).
  • Tienen mayor tendencia a expresar desórdenes de conducta, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, y otros problemas de salud mental.
  • Tienen una mayor tendencia a portar un arma dentro y fuera de la escuela (43,1% frente a 52,2%).
  • Tienen mayor tendencia a pelear frecuentemente y salir heridos en peleas (38,7% frente a 45.7 %).
  • Tienen mayor probabilidad de manifestar una conducta antisocial y criminal en la edad adulta.

VICTIMAS. Cerca del 10% de los jóvenes de la secundaria son intimidados en la escuela, pero no pelean con otros. Comparado a las no víctimas, las víctimas de la intimidación:

  • Corren mayor riesgo de problemas de salud física y mental: como dolor de estómago o de cabeza, y depresión.
  • Se ausentan de la escuela con mayor frecuencia debido al temor.
  • Experimentan mayores niveles de ansiedad en la edad adulta.
  • Luchan con sentimientos de baja autoestima.
  • Expresan altos niveles de depresión, ansiedad social, y soledad.
  • Frecuentemente experimentan ser evitados por sus compañeros.
  • Tienen un bajo estatus social.
  • Tienen pocos amigos (es incierto que tiendan a ser víctimas, porque tienen pocos amigos o que tengan pocos amigos porque son víctimas).
  • Sienten que el control de sus vidas está en las manos de otros.

PELEADORES/VÍCTIMAS. Cerca del 6% de los jóvenes de la secundaria intimidan a otros y al mismo tiempo son molestados en la escuela. En comparación con sus compañeros de clase, los peleadores/víctimas:

  • Tienen niveles más altos de conducta y problemas en la escuela.
  • Se involucran menos en la escuela.
  • Reportan altos niveles de depresión y soledad.
  • Muy frecuentemente experimentan ser evitados por parte de sus compañeros.

ESPECTADORES. Cerca de 75% de los jóvenes en la secundaria no intimidan ni son intimidados en la escuela. Cerca del 22% viven al margen de la intimidación sin ser sustancialmente atraídos a esta.

ADULTOS ATENTOS. La intimidación requiere un motivo y una oportunidad. La intervención de los adultos reduce el rango de oportunidad. Adultos benevolentes, atentos, reducen la motivación de la intimidación.

PLAN DE ACCIÓN: PRESTA ATENCIÓN

Sé uno de los adultos benevolentes, atentos, que reduce la motivación de la intimidación al comprometer a los jóvenes en experiencias transformadoras. Mucho del trabajo de un líder juvenil es prevenir la intimidación, pero eso no es garantizado. Observa y escucha para averiguar quién podría ser un peleón. (Recuerda los porcentajes: si conoces a 30 jóvenes, probablemente conocerás a 2 peleadores).

No permitas que la intimidación (de cualquier tipo) pase sin ser desafiada en tu red de relaciones. Los líderes juveniles tienen la obligación de crear santuarios para el pobre, el débil, el ciego, el cojo y el enfermo, justamente el tipo de personas que son objetivo de los peleadores. Presta especial atención a los adolescentes. La intimidación forma llagas en los primeros años de la secundaria.

Observa y escucha para averiguar quién podría ser víctima de la intimidación, y compromete a estos jóvenes en relaciones que les brinden sanidad, incluyendo intervención necesaria de la escuela, los padres, y las fuerzas de seguridad. (Recuerda los porcentajes: si conoces a 30 jóvenes, fácilmente podrás conocer a 2 víctimas).

Moviliza a los espectadores. Los peleadores disfrutan de altos niveles de estatus en la escuela sin tener que rendirle cuentas a nadie. Otros temen, odian y evitan a los peleadores, pero por alguna razón no les arrebatan su poder social. A menos que puedan pensar en alguna razón por qué los opresores adolescentes deban ser recompensados por su traición, moviliza al 20% o más de estudiantes espectadores que regularmente son testigos de la intimidación a que se pronuncien contra esa conducta como infantil, problemática e inesperada por parte de alguien a quien todos parecen considerar como «buena persona». Luego, consigue que el otro 50% o más los respalden en esto.

Haz una encuesta anual poco común acerca de la intimidación como punto de partida para el aprendizaje del grupo y la toma de decisiones acerca de qué conductas serán toleradas por parte del grupo de amigos.

Sé claro en cuanto a qué significa para ti la intimidación: Golpear, abofetear, patear, empujar, hacer tropezar, escupir o asaltar de otra manera a otra persona. Apodar; bromear de forma no agradable; insultos de tipo étnico, sexual, racial o corporal; amenazar, maldecir o atacar de cualquier otra manera verbal a una persona. Robo o daño intencional de la propiedad que pertenece a otra persona. Notas con insultos o amenazas, correos electrónicos, mensajes de texto, redes sociales, o cualquier otra forma de comunicación que intenta lastimar a otra persona. Difundir rumores, marginar, excluir, o intimidar de cualquier manera a otra persona social o psicológicamente.

Comprometer a los jóvenes en desarrollar vocabulario emocional sofisticado para que puedan expresarse con vívida claridad y profundidad a lo largo de una amplia gama de experiencias humanas. Como punto de partida, revisa el mapa emocional expuesto AQUÍ.

Moviliza a los adultos. Si el equipo atlético de tu comunidad desarrolló la cultura de intimidar, aborda eso con los jóvenes (en especial con los atletas), padres, maestros, directores y entrenadores. Ofrece tus servicios para desarrollar contenido para las reuniones del equipo, las sesiones en clase, las reuniones de padres, y las asambleas de la escuela acerca de cómo hacer de tu comunidad una zona libre de intimidación.

Examínate. ¿Podría alguien argumentar convincentemente que usas tu posición como líder juvenil para intimidar a jóvenes, padres, amigos, otros líderes juveniles, o tu prójimo? De ser así, haz lo que sea necesario para compensar y hacer que eso cambie radicalmente.

Extracto del libro Cómo Ayudar a Jóvenes en Crisis.

Por Jim Hancock y Rich Van Pelt

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