La cultura

La cultura, el conjunto de creencias, valores, procedimientos, formas sociales y características que juntos forman el estilo de pensar y de vivir de una determinada comunidad, es uno de los pilares de la pastoral juvenil por tres motivos (ya mencionados con anterioridad): la cultura afecta la vida y los valores de los jóvenes; la cultura afecta la manera en que el joven vive su fe y la experiencia cristiana; la cultura afecta la manera en que hemos de llevar a cabo la pastoral juvenil.

Tener la cultura como pilar no significa que adoptemos las creencias y valores de la cultura que nos rodea, sino que tiene que ver con entender específicamente la cultura juvenil para poder comunicarnos mejor con los jóvenes y adolescentes. John Dettoni (Introducción al ministerio juvenil) cree que el líder juvenil debe aplicar en su trabajo los principios que usan los etnógrafos «participante-observadores», que:

Volviendo a la parábola de los dos cimientos, dijimos que construir sobre la roca es construir nuestro fundamento sobre Jesucristo y lo que Dios nos revela en la Biblia. Creemos que no precisamos demostrar que la cultura de hoy en general está edificada sobre un fundamento que no es Jesús, por lo que no constituye un juicio apresurado de nuestra parte decir que está construida sobre la arena, con las consecuencias que ello implica.

En su libro, El hombre light, Enrique Rojas afirma: Esta sociedad ha generado un hombre que lleva por bandera una tetralogía nihilista: hedonismo, consumismo, permisividad y relativismo. Todos ellos enhebrados por el materialismo. Definamos cada una de estas características:

Hedonismo: La creencia de que el valor máximo es el placer. Pasarlo bien a costa de lo que sea es su código de comportamiento, e incluye elementos que apuntan a la muerte de los ideales, al vacío de sentido y a la búsqueda de una serie de sensaciones cada vez más nuevas y excitantes. Hay que atreverse a todo, buscar cada vez más.

Consumismo: La felicidad y la libertad se identifican con el poder comprar lo que uno quiere. El ideal es la multiplicación de cosas o la continua sustitución de unos objetos por otros mejores.

Permisividad: Sustituye la moral por una ética permisiva, lo que genera un desconcierto generalizado y construye una plataforma para el hedonismo. La permisividad significa que uno ya no tiene prohibiciones, ni territorios vedados, ni impedimentos que lo frenen, salvo las coordenadas externas de las leyes cívicas, de por sí muy generales. Se sustenta sobre una tolerancia que considera todo válido y lícito, con tal que a la instancia subjetiva le parezca bien.

Relativismo: Postura según la cual no existen puntos de referencia absolutos, universales y válidos para todos los seres humanos, que les permitan valorar las creencias y conductas humanas. Niega la existencia de una verdad universal, una verdad que esté por encima de las ideas personales o de las preferencias particulares, con el resultado de que la verdad es ahora «a la carta»; cada uno encarga lo que más le gusta o lo que se adapta mejor a sus opiniones.

Materialismo: De una manera filosófica, el materialismo expresa una visión que postula que lo único que realmente existe es la materia. Pero en términos económicos corrientes, de la calle, un materialista es alguien que persigue bienes materiales. Sin duda, vivimos en un mundo que concede al individuo cierto reconocimiento social por el solo hecho de ganar mucho dinero y tener muchos bienes materiales.

(CONTINÚA… DALE CLICK ABAJO EN PÁGINAS…)

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí