6. CAPACITAMOS A LOS JÓVENES EN ÁREAS ESPECÍFICAS.

Unido al beneficio anterior, ahora podemos aprovechar la ocasión de un proyecto para entrenar a nuestros jóvenes en áreas muy particulares, lo que quizás no podríamos hacer en los demás programas existentes en el ministerio juvenil. Así como cuando analizamos las características de un creyente maduro vimos la importancia de fortalecer el conocimiento, la convicción y la conducta, paralelamente, ahora en las habilidades podemos fortalecer el conocimiento, la actitud y la destreza.

Muchos de nuestros jóvenes saben y desean lograr grandes cosas para Dios, tienen el anhelo y la intención de obedecer, pero no saben cómo hacerlo. Les falta destreza. Ya se trate de predicar, dirigir un grupo pequeño, evangelizar, escribir una canción, tocar un instrumento, liderar un grupo misionero, escribir un devocional o aconsejar (entre las muchas posibilidades ministeriales que existen), cualquiera de estas cosas puede ser una buena razón para capacitarlos en el ministerio. Una vez más dependerá mucho de sus habilidades, dones e intereses; pero la clave estará en no pasar la oportunidad por alto.

  • ¿Qué habilidades crees que les gustaría a tus jóvenes aprender?
  • ¿Qué clase de proyectos podrían provocar esa necesidad de capacitación?

7. LOS JÓVENES DESCUBREN SU LLAMADO O VOCACIÓN.

Una de las preguntas más importantes que los jóvenes se hacen durante sus años de adolescencia tiene que ver con su vocación. La cuestión del propósito de su vida está muy arraigada a su identidad personal. De allí se desprenden inquietudes como qué estudiar, en qué trabajar, qué hacer en el ministerio. Algunos jóvenes en particular agregan el factor «la voluntad de Dios» a este enredo (lástima que son pocos todavía los que se preguntan cuál es la voluntad de Dios para sus vidas).

La vocación o el llamado de Dios no tienen una dimensión espiritual y una secular. Dios nos crea a cada uno con una misión estratégica que cumplir dentro de su plan y su Reino. Todos debemos conocer ese proyecto divino e involucrarnos en él, ya sea que lo hagamos en una iglesia, una empresa, un negocio propio, una organización no lucrativa o el gobierno. Dios tiene planes para nosotros y espera que nos involucremos en ellos. Por eso nos ha equipado con dones y talentos.

Por medio de los proyectos del ministerio podemos ayudar a los jóvenes a conocer en qué han sido facultados por Dios y cómo pueden utilizar esas habilidades para ser exitosos en su misión. Algunos aprenderán acerca de su inclinación por las actividades de servicio al prójimo, otros tal vez se involucrarán en la enseñanza y la docencia, algunos desarrollarán habilidades administrativas y de liderazgo, otros serán buenos para los asuntos artísticos. Por supuesto, durante el proceso también pueden descubrir algunas áreas que definitivamente no son las suyas. En fin, todo esto les proporciona un sentido de seguridad y los anima a emprender con más confianza los retos de la vida.

  • Para lograr este objetivo, ¿cómo debe ser la variedad de proyectos que necesita tu grupo de jóvenes?
  • ¿Qué elementos importantes debes incluir en los proyectos para ayudar a tus jóvenes a descubrir su llamado?

8. LOS JÓVENES SE INVOLUCRAN EN LOS DESAFÍOS DE FE Y VEN A DIOS OBRAR.

Muchas de las experiencias significativas con Dios vienen por medio de creer en lo que aún no se ve. Como humanos, tendemos a ser más calculadores y medir nuestra capacidad antes de emprender riesgos mayores. Esto no es completamente negativo, pues surge de un corazón y una mente responsables. No obstante, la fe es el elemento clave para acercarnos a Dios.

Por lo general, les predicamos a los jóvenes que, en medio de cualquier situación difícil, cuando no tengan el control o enfrenten una necesidad, siempre deben confiar en Dios. ¡Pues creo que es hora de involucrarnos juntos en empresas de fe y confiar en el Señor!

En este sentido, como mencioné en el capítulo anterior, quizás los proyectos más significativos que he visto son los relacionados con las misiones. En este tipo de actividades debemos confiar en Dios para la provisión de los recursos económicos, que algunas puertas se abran, que la gente sea receptiva al mensaje y que el equipo se encuentre con plena salud y energía, entre otros desafíos.

En lo personal, he visto cómo estos proyectos han cambiado radicalmente la vida de muchos jóvenes. He sido testigo del poder de Dios para llevar a jóvenes de escasos recursos a otro continente a fin de predicar el evangelio, he experimentado una protección sobrenatural en medio de los peligros, he visto a Dios hacer milagros al abrir o cerrar puertas imposibles de mover. Mi fe y la de los jóvenes en cada equipo no ha sido la misma. Sin embargo, durante estos proyectos hemos aprendido la realidad de las promesas de Dios. (Espero que hayas podido elaborar ideas concretas de proyectos misioneros en el capítulo anterior; de lo contrario, ponte la meta de hacerlo en este capítulo).

Extracto del libro “Estratégicos y Audaces”

Por Howard Andruejol

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