3. SEMBRAMOS EXPERIENCIAS PARA TODA LA VIDA.

Algunos expertos han manifestado que la juventud es una etapa crucial a fin de acumular experiencias significativas para toda la vida. Es el momento de formar en los individuos memorias inolvidables, que incluso marquen su futuro.

Esta es una etapa en la que muchos jóvenes están tomando decisiones personales muy importantes. Además, es una época en la que todos valoran altamente la amistad y el compañerismo. Los proyectos son la excusa perfecta para aprovechar estos factores y marcar sus vidas.

Es muy probable que la mayoría de los jóvenes recuerde con claridad detalles de algún viaje misionero que hayan hecho como grupo, alguna actividad evangelística al aire libre (en especial si alguno de los asistentes hizo una decisión de fe con uno de ellos), aquella vez que les llevaron comida a los desamparados y escucharon la palabra «gracias» de sus labios, o la ocasión en que juntos simplemente se divirtieron tanto que no podían dejar de reírse. Estas son experiencias, vivencias que marcan sus memorias para siempre. Ellos recordarán más esos momentos, o las ocasiones en que estuviste disponible a su lado durante tales proyectos, que tus mejores frases en cada sermón.

  • ¿Qué tipo de actividades vienen a tu mente cuando piensas en «experiencias memorables»?
  • ¿Cuál crees que sería una aventura inolvidable para tus jóvenes?

4. COMUNICAMOS QUE LO MÁS IMPORTANTE SON LAS PERSONAS.

Sin importar qué tipo de proyecto es el que estamos planificando con nuestro grupo de jóvenes, tenemos frente a nosotros la gran dicha de amar y servir a los demás. Por un lado, es evidente que las personas en las que se enfocan nuestros proyectos serán grandemente beneficiadas. Si nos involucramos en el evangelismo, la ayuda social, las misiones, la construcción, un concierto o cualquier otra vivencia, siempre tendremos que pensar en la forma de llevar bendición a los demás. Un proyecto del ministerio nunca está centrado en nosotros mismos. En ningún momento lo hacemos pensando en nuestra propia conveniencia. En realidad, la vida de todo líder y de los jóvenes del grupo sería más sencilla si no se involucraran en estos desafíos (no habría que preocuparse por las finanzas, el transporte, el equipo y los materiales, los permisos, unos padres preocupados, la seguridad, los alimentos, el esfuerzo, la energía, etc.). Al contrario, llevamos a cabo un proyecto del ministerio porque buscamos dar antes que recibir.

Por otro lado, no podemos negar tampoco que cuando damos es cuando más recibimos. Cada vez que tu grupo de jóvenes se concentra en llevar bendición a otras personas, es cuando más bendición tu grupo puede recibir. En el momento en que les enseñas que amar a otros es una prioridad, tus jóvenes aprenden también a amarse entre ellos. De esta manera, aunque los resultados son importantes, no estamos pensando tanto en el éxito físico o material de un proyecto, sino que permanecemos enfocados en las personas involucradas. En verdad, si cumplimos todos los mandamientos de la Biblia, pero no aprendemos a amar, nos habremos perdido lo más importante en la vida. Para Dios, el amor es lo que más vale.

  • ¿Qué características deben reunir los proyectos a fin de garantizar que las personas sean lo más importante?
  • ¿Qué cosas que impidan vivir la importancia de las relaciones no permitirás en un proyecto?

5. LOS JÓVENES MAXIMIZAN SU POTENCIAL POR MEDIO DE SUS DONES.

Como un detalle importante con relación al beneficio que las personas reciben de un proyecto, cabe mencionar que el crecimiento de nuestros jóvenes sigue siendo una prioridad. Cada vez que involucramos a un joven en un proyecto del ministerio, lo hacemos porque esperamos verlo crecer.

Todos los jóvenes, si nacieron de nuevo, han sido equipados estratégicamente por Dios, de manera sobrenatural, con habilidades específicas para el beneficio de los demás. Los dones espirituales los facultan para hacer cosas que de otra forma no podrían lograr. Además de sus talentos naturales, estas habilidades los convierten en personas sumamente útiles en el reino de Dios.

De modo estratégico, nosotros como líderes podemos diseñar los proyectos y los equipos de trabajo de tal manera que cada uno pueda desenvolverse exitosamente en su área de habilidad. Con esto, no solo les permitimos aprender una gran lección en cuanto a los dones espirituales, sino que afirmamos en ellos un gran sentido de valor, por lo que su autoestima crecerá y se sentirán más seguros de sí mismos. ¡A fin de cuentas, Dios quiere y puede usar a cada uno para grandes cosas!

Como parte de la estrategia, tendremos que dedicar un tiempo a fin de conocer a cada miembro de nuestro grupo, saber cuáles son sus habilidades, talentos y dones. Así podremos capacitarlos de modo apropiado e instruirlos para que sean exitosos en las tareas que les encomendemos. Durante el proceso, muchos descubrirán otras habilidades o fortalecerán las que ya conocen.

Extracto del libro “Estratégicos y Audaces”

Por Howard Andruejol

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