El facilitador puede ser un mediador al que se le pide ayuda, o puede ser alguien del círculo de amigos. Su trabajo es asegurarse que cada participante tenga amplia oportunidad de dar ejemplos específicos que demuestren los efectos negativos de la conducta del usuario en la vida real. En el proceso, los usuarios a menudo pueden enterarse por primera vez acerca de algo que ocurrió tiempo atrás mientras estaban bajo la influencia, cómo otros los perciben en realidad, y cómo los amigos y la familia fueron dañados por su conducta. El trabajo del facilitador no necesita ser pesado o tan siquiera obvio. Fuimos parte de intervenciones en las que la conversación fue dirigida tan sutilmente que un observador pudo tener dificultad para decir quién era el facilitador.

El facilitador trae una y otra vez el tema alrededor del amor, de la preocupación comprometida y la esperanza. Puede animar a los participantes a describir las consecuencias que ven de antemano que podrían ocurrir si la persona continúa en ese estado:

Jefe. —Una vez más, y voya despedirte.

Amigo. —Y perderás tu automóvil.

Padre. —Porque no me haré cargo de los pagos ni del seguro.

Amigo. —Tendrás que venderlo.

Padre. —Con pérdida, porque no podrás recuperar lo que pagaste por el mismo.

Hermano. —¿Así que ella tendrá una deuda de un automóvil que ni siquiera posee? ¡Qué mal!

No lo apresures, pero no dejes que una intervenciónsiga por tiempo indefinido. Si está funcionando bien, el usuario probablemente se sentirá exhausto antes que a los interventores se les agote las cosas que decir. Si no está funcionando, no tiene sentido seguir. Quizás llegue el momento en que el facilitador diga: «Creo que hicimos lo que podíamos por ahora». En tal punto es bueno preguntar al usuario que haga un resumen de lo que escuchó antes de terminar la reunión. Su respuesta puede abrir nuevamente el diálogo, o puede simplemente confirmar lo que cada uno en la habitación sospecha: es tiempo de reagruparse y planear otro acercamiento. Si ese es el caso, asegúrate que cada uno entiende que estás poniendo una coma en una frase sin terminar, no estás poniendo un punto al final de la oración. No hay nada malo con fijar otra reunión aquí y allá. Si el usuario se encuentra todavía en la habitación, es porque está tratando de no causar más problemas o quizás porque la verdad está comenzando a cobrar sentido.

El objetivo de las intervenciones es romper la negación y motivar al usuario a recibir ayuda. Los interventores deben tener una buena idea de cómo se verá esa ayuda cuando entren a la habitación. Este no es el momento para una lluvia de ideas. Si un consejero de salud mental o desintoxicación son parte del plan, el padre o tutor debe saber qué está disponible, cuál será el costo, lo que se necesita para comenzar, y qué hacer durante las horas (o más seguro, los días) antes de que el tratamiento comience.

Al evaluar la ayuda disponible, apoya a las familias a intentar resolver estas preguntas:

  • ¿Se requiere hospitalización para desintoxicación o por otras razones médicas?
  • ¿Se requiere una especialidad médica?
  • ¿Qué nivel de involucramiento de la familia se requiere en el proceso?
  • ¿Se prefiere internar al enfermo?
  • ¿Puede el tratamiento comenzar de inmediato? Si no, ¿qué tan larga es la lista de espera?
  • ¿Cuál es la duración y el lugar del tratamiento?
  • ¿Cuánto costará el tratamiento?
  • ¿Qué costos, si los hay, serán cubiertos por un seguro?
  • ¿Cuál es la tasa de éxito del programa de tratamiento que estamos considerando?
  • ¿El programa o los consejeros individuales apoyarán o se opondrán a los valores espirituales de nuestro hogar?
  • ¿Existe la posibilidad de un programa de ayuda basado en compañerismo, como los Alcohólicos Anónimos?

Si el plan se inclina hacia asistencia basada en compañerismo, sin importar dónde te encuentres, existe una reunión de doce pasos comenzando en unas dos horas en algún lugar razonablemente cerca. En la mayoría de lugares, puedes encontrar un número central para los Alcohólicos Anónimos, Narcóticos Anónimos, y otros similares; y ellos estarán más que felices de enviarte un horario o contarte acerca de los horarios y lugares de reunión. Para algunas ciudades, los horarios de reunión pueden ser encontrados en Internet.

Ya que las reuniones de doce pasos no son creadas de igual manera, entérate de antemano cuándo y dónde encontrar la reunión apropiada. Si no conoces a nadie que esté trabajando un programa así, pregunta por allí y alguien te encontrará uno. Eso no es para asustarte. Es solo que los Alcohólicos Anónimos, los Narcóticos Anónimos, los Adictos Sexuales Anónimos y los demás son, de hecho, anónimos. No utilizan los apellidos y no se identifican los unos a los otros en público, excepto previo acuerdo mutuo. Así que si comienzas a preguntarles a tus amigos si saben dónde podrías encontrar un programa de doce pasos, muy pronto uno de ellos te dirá que él podría darte un número de teléfono, y vas por buen camino.

Si el usuario continúa negando el problema (o la severidaddel problema, ya que sabe que tiene problemas relaciones con la gente que la ama pero que no confía en ella); y si es una menor, sus padres pueden tener una razón legal, y posiblemente una obligación de arreglar más tratamiento, sea que ella quiera o no. Esta es una cosa rara y difícil, y es importante recordarles a los padres que si no creen que estén tomando una acción que salva la vida, deberían repasar la historia del usuario y considerar las opciones de intervención una vez más para ver si existe otro camino.

Si sienten temor de perder a su hijo, anímalos a confiar en que, a pesar de que el hijo pueda resistir y resentir su decisión, es muy poco probable que eso afecte significativamente el resultado. Existe muy poca diferencia en la tasa de éxito entre aquellos que se sometieron voluntariamente al tratamiento y aquellos que pelearon a capa y espada. Muchos adolescentes que son llevados obligadamente al tratamiento terminan expresando profundo agradecimiento a sus padres por sus decisiones. Recuerda esto también. Es posible que el usuario te vea como un traidor. Tu primera obligación es preservar la vida, no la amistad.Con un poco de gracia, podrás salvar la amistad, igual que a tu amigo.

Extracto del libro Cómo Ayudar a Jóvenes en Crisis.

Por Jim Hancock y Rich Van Pelt

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