Implicaciones Para el Ministerio:

La fe es dinámica, no estática. Hay muchos factores que, para bien o para mal, influyen en el desarrollo de la fe. Algunos son comunes a todos, como los cambios propios del desarrollo personal. Otros, sin embargo, son específicos y propios de cada persona y, por lo tanto, es importante que el líder los conozca y entienda el modo en que le pueden afectar.

El contexto social influye sobre el desarrollo de la fe. Especialmente en la niñez, la situación del hogar, las relaciones con los padres y la calidad del modelo ofrecido por los progenitores afectan la visión acerca de Dios, la habilidad de creer o confiar en él y el potencial para el desarrollo de la fe.

La apertura al mundo exterior produce una crisis en la fe del adolescente, porque, al intentar encajar lo que le enseñaron con lo que otras voces dicen, comienza a dudar y cuestionar el contenido de su fe.

Las experiencias pasadas afectan a las presentes. Es importante entender que cada estadio del desarrollo de la fe se basa en los anteriores; y se construye sobre ellos. En ocasiones, los problemas presentes no se podrán comprender o tratar sin explorar ciertas situaciones o experiencias pasadas que los pueden estar causando.

La adolescencia es un tiempo de cambios en la fe. Todos los estudios y teorías sobre el desarrollo de la fe coinciden en el hecho de que la adolescencia es una etapa en que se cuestiona la fe. Sin embargo, es importante no visualizar este proceso como un problema sino como parte del proceso normal del desarrollo. Cuestionar la fe puede indicar que esta se halla en un proceso de crecimiento y maduración.

Cada individuo tiene su propio ritmo de crecimiento. No todos los adolescentes atraviesan esta etapa de la misma manera. Muchos invierten casi todas sus energías en intentar sobrevivir a este periodo tan difícil y conflictivo de sus vidas. En una adolescencia de este tipo es normal esperar un menor crecimiento en la fe. Cada adolescente tiene su propio ritmo de transición de una etapa a la otra. Por esa razón, no deberíamos esperar el mismo grado de desarrollo en todos los adolescentes, dado que, aunque se producen cambios, estos son diferentes en cada adolescente. Uno puede tener un mayor deseo de conocer a Dios, mientras que otro puede estar intentando mejorar su relación con sus padres. No debemos olvidar que el cambio que esperamos es un genuino crecimiento de su fe, no una conformación externa a ciertas pautas de conducta.

Los marcos de referencia y el desarrollo de la identidad

En el proceso de adquisición de una identidad propia, los marcos de referencia tienen un lugar vital e importantísimo. Actúan como puntos de orientación que sirven para que, por medio del contraste, la comparación, la imitación y, en ocasiones, la oposición, el adolescente pueda ir moldeando su nueva y emergente personalidad. Capacitan (o deberían hacerlo) al adolescente para que responda las preguntas claves de esta etapa de su vida: ¿Cómo debo ser? ¿Qué tipo de personalidad debo desarrollar?

En esta búsqueda de una identidad propia, la persona mira a su alrededor buscando señales que le permitan hacerse una idea acerca de cómo puede contestar estas preguntas.

Una deducción lógica que inmediatamente podemos hacer es que resulta muy importante que esos marcos de referencia sean de calidad y tengan la suficiente vitalidad como para proveer la orientación y la referencia que el adolescente necesita como suma prioridad. Los expertos reconocen que la calidad de los modelos es básica para el desarrollo de una identidad personal madura y equilibrada. Consecuentemente, cuando no tienen un buen modelo, la personalidad que suelen desarrollar es inmadura e inestable.

Una vez más nos vemos obligados a recurrir a los profesores Elzo, Orizo, Blasco y del Valle, y a su estudio sobre los jóvenes españoles. Esos autores concluyen que los marcos tradicionales de referencia en el mencionado país son: la familia, la escuela y la iglesia. Posteriormente, afirman que los jóvenes españoles tienen dificultades en el logro de una identidad personal consistente a causa de la debilidad de esos marcos de referencia. Las implicaciones son, o deberían ser, muy claras para nosotros como comunidad cristiana. A los marcos tradicionales, entre los que se encuentran los dos pilares básicos en los que se fundamenta la formación espiritual de nuestros adolescentes, se los califica como débiles y a los frutos que producen como inestables.

 Extracto del libro “Raíces” .

Por Félix Ortiz.

Lee Para Líderes – Los Marcos de Referencia Tradicionales

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