Debe estar ansioso por comenzar a crear programas para cum­plir los cinco propósitos de Dios. Quiero ahorrarle el problema que Patríele Dentón, un obrero de la juventud durante ocho años, experimentó cuando cometió el error de comenzar a programar de­masiado pronto. En uno de mis seminarios de MJP, Patrickse entu­siasmó al descubrir los cinco propósitos. Determinó que su minis­terio estaba fuera de equilibrio, porque la mayor parte de sus programas estaban creados para cumplir el propósito del discipula­do y los otros cuatro propósitos estaban descuidados. Estaba tan emocionado con su nueva comprensión, que dejó el seminario des­pués del segmento de los propósitos para calcular cómo agregar los otros propósitos a sus programas.

Varios meses después, Patrick me llamó y explicó cómo su entu­siasmo prematuro y los cambios habían creado grandes problemas en su ministerio. Patrick hizo algunas modificaciones importantes en su programa de los miércoles por la noche, la «Casa Llena». Agre­gó componentes nuevos a la Casa Llena para que mantuviera un equilibrio entre los cinco propósitos del Nuevo Testamento. Antes de los cambios, la Casa Llena era un estudio exitoso de la Biblia que cumplía el propósito del discipulado. Los jóvenes de Patrick traían sus Biblias y gozaban del estudio de la Palabra de Dios. No tenía una gran asistencia de jóvenes, pero los que asistían eran sólidos, responsables y desarrollándose en su fe.

Patrick rediseñó la Casa Llena para incluir algunos juegos locos que fueran atractivos entre los jóvenes inconversos, y así cumplir el propósito de la evangelización. Después de los juegos, brindaba me­riendas y animaba a los jóvenes a comer juntos en grupos pequeños para cumplir con el propósito de la comunión. Cuando todos esta­ban sudados por los juegos y habían acabado de comer, los reunía para cantar canciones y así cumplir el propósito de la adoración. Luego, daba su estudio usual de la Biblia para cubrir el propósito del discipulado, y concluía los programas en la cocina de la iglesia para que los jóvenes pudieran hacer sandwiches de mantequilla de maní y jalea para regalar a la gente de la calle cumpliendo el propósi­to del ministerio. Patrick creía que había diseñado el programa fun­damental del ministerio con la juventud, cumpliendo los cinco pro­pósitos de la iglesia.

Patrick dejó el seminario demasiado temprano. Y se puede adi­vinar qué pasó con la Casa Llena después de seis meses. Los juegos locos atrajeron a algunos jóvenes nuevos, pero generalmente se iban después de comer. No querían cantar, ni escuchar un estudio de la Biblia. Los pocos jóvenes que se quedaban no sabían nada acerca de Dios, así que Patrick tuvo que simplificar su enseñanza. Al principio, los cambios del programa parecieron una buena idea a los jóvenes originales de la Casa Llena, quienes querían un lugar para invitar a algunos de sus amigos no cristianos, pero después que pasó la novedad, sintieron que no obtenían nada profundo de la enseñanza de Patrick. También extrañaban la intimidad y la con­fianza que habían tenido con cristianos consagrados. Aunque real­mente apreciaban a Patrick, muchos dejaron de asistir y los miérco­les se iban con sus amigos cristianos de la escuela a otra iglesia que tenía un estudio más profundo de la Biblia y sin ningún tipo de juegos.

Después de seis meses, Patrick tenía casi el mismo número de jó­venes que asistía antes de los cambios, pero ahora sus jóvenes eran nuevos o inconversos, y al grupo le faltaba profundidad espiritual. Además, los padres se quejaban a Patrick porque sus hijos se iban a otras iglesias. Patrick se había concentrado en los propósitos, pero no pensó en los varios niveles de compromiso y en la receptividad que cada compromiso permite. Sus errores de programación nos dan una oportunidad de aprender algunos principios.

Anteponer programas a las personas, trae problemas.

Primer problema de Patrick: Un programa no puede cumplir con eficacia los cinco propósitos

Si en un mismo programa usted desarrolla los cinco propósitos, no puede concentrarse en ninguno con poder. En vez de dar al blan­co, Patrick metrallaba por todas partes. Trató de crear una atrac­ción evangelística con juegos y descubrió que necesitaba más ener­gía evangelística, más profundidad y más calidad para mantener a los inconversos. Pero no tenía tiempo de hacerlo todo en la Casa Llena, porque sentía la necesidad de desarrollar los otros propósi­tos. Con esta programación, comprendió que no podía concentrar­se bien en ninguno de los propósitos y esto dio por resultado una pobre calidad. El error más grande de Patrick fue presentar todos los propósitos sin pensar cómo podía alcanzar mejor su audiencia potencial específica a través de uno de los propósitos.

Si en un mismo programa desarrolla los cinco propósitos, no puede concentrarse en ninguno con poder.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Ministerio de Jóvenes Con Propósito”

Por Doug Fields

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