Pablo nos enseña en Efesios 3:8 que el ministerio se desarrolla solo por gracia: Aunque soy el más insignificante de todos los santos, recibí esta gracia de predicar a las naciones las incalculables riquezas de Cristo. Estamos acostumbrados a la realidad de que somos salvos por gracia y vivimos la vida cristiana por gracia. Es decir que Dios no nos salvó ni nos ama porque hayamos hecho méritos, sino a pesar de la total ausencia de ellos. Sin embargo, no estamos tan familiarizados con la idea de que si podemos servir a Dios en un ministerio se debe también a su gracia.

El Señor nos permite servir en la pastoral juvenil no por lo que somos, sino a pesar de lo que somos. Ninguno de nosotros es digno ni competente para este ministerio. Estamos en ese lugar por pura gracia y misericordia de Dios. ¿Qué podemos concluir, entonces, de todo esto? Que no puede haber lugar para el orgullo ni para ningún sentimiento de superioridad para con los demás jóvenes, sino más bien una actitud de gratitud a Dios por habernos escogido y por usarnos para su servicio.

Si entiendes y vives este liderazgo por gracia, crearás un ambiente en el que ser líder no significará ser superior, sino el servidor de los demás y, por supuesto, serás fiel al patrón dado por nuestro Modelo y Pastor de los pastores, Jesús.

3) Ideas prácticas para invitar a posibles líderes.

Notarás que no estamos recomendando que te pongas de pie ante la congregación y solicites voluntarios que te ayuden con los jóvenes y adolescentes. Sería muy bueno que todo el mundo captara la visión de la pastoral juvenil, ya que se trata de principios bíblicos básicos que se pueden aplicar a cualquier ministerio. Sin embargo, un llamado generalizado no es lo recomendable para formar tu grupo de líderes. En cambio, te sugerimos que, a través de la oración y la observación, selecciones a unos pocos candidatos y los entrevistes a cada uno de forma individual. De antemano, pídele a Dios que prepare sus corazones, que los guíe a comprender cuál es su voluntad, que dirija el tiempo que pasarán juntos y que te dé sabiduría para tener claridad al explicarles cada cosa.

En este momento comenzará una nueva fase de la relación entre ustedes, con una pastoral que implica una atención personalizada. Esto te dará la oportunidad de asegurarte que hayan captado la visión y que entienden lo que les estás pidiendo. Puedes explicarles lo que harán en el grupo pequeño de líderes, el día y la hora en que se reunirán y quiénes participarán.

Como mencionamos anteriormente, es muy probable que algunos no se sientan competentes ni capacitados para afrontar el reto de guiar a otros. Sin embargo, eso es algo normal, e incluso saludable. Cuando sentimos que no tenemos el control total de las situaciones nos volvemos más dependientes del Señor y tratamos de buscar su intervención, su poder y sus recursos. Bástate mi gracia, le dijo el Señor a Pablo. Y también afirmó: Separados de mí nada podéis hacer. No somos competentes por nosotros mismos; nuestra competencia viene de Dios. Eso es lo que les enseñó Pablo a los corintios.

Si lo crees conveniente, pídeles que oren y que le consulten al Señor acerca de su participación y compromiso. Oren juntos por los jóvenes y por el desafío presentado. Posteriormente, pídeles que te confirme si tiene el deseo de participar en el grupo de líderes y, luego de hablar con cada individuo, comienza con un grupo pequeño de discipulado y formación de líderes.

Extracto del libro “Raíces”.

Por Félix Ortiz.

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