ESCUCHARLOS PROFUNDAMENTE

Es sabido que a los líderes en general les resulta fácil escuchar a los demás. Sin embargo, a aquellos con una personalidad más fuerte, con deseos de imponerse o de ser oídos, o que disfrutan de escuchar para luego poder contestar, les resulta más complicado lograrlo. Es por esto que resulta necesario ejercitarse para desarrollar al máximo la habilidad de escucha.

De hecho, los consejeros deben aprender a interpretar los sentimientos y las ideas que aparecen entre líneas al escuchar, no solo las palabras, sino el corazón. Más allá de lo que adolescente esté expresando verbalmente, el consejero debe ser capaz de leer las intenciones y los sentimientos que están detrás de sus palabras.

Para convertirte en un escucha activo puedes considerar estas sencillas recomendaciones:

A. Presta atención, predisponiéndote a escuchar de manera efectiva. Para ello es necesario que elimines todo aquello que pudiera distraerte durante el tiempo que compartes con el adolescente. Aparta en tu apretada agenda un tiempo para dedicarte solamente a escucharlo. Elimina todo posible elemento distractor, como dispositivos electrónicos o teléfonos, y escoge un buen lugar donde puedan dialogar cómodamente sin ruidos y sin interferencias.

B. Enfócate en el adolescente. Muchos se enfocan más en las acciones equivocadas que el adolescente cometió que en su persona, y por lo tanto corren el riesgo de definirlo a partir de sus errores e ideas, levantando así prejuicios hacia él. Enfocarte en sus puntos fuertes, en sus aciertos y en sus habilidades será fundamental para mirar por encima de cada situación y proporcionarle la seguridad y aceptación que tanto necesita.

C. Demuestra interés por lo que el adolescente está atravesando y por lo que te comparte. Minimizar sus problemas o conflictos personales solo levantará una barrera entre ambos. Aunque pienses que la situación por la que atraviesa no es tan grave, es propia de la edad, o es poca cosa, ten en cuenta que para él representa su mundo y su realidad. Así que sé lo más considerado posible, y demuéstraselo.

Ten siempre presente que los adolescentes valoran mucho el sentirse escuchados, respetados y comprendidos. Cuando los escuchas detenidamente y logras que sientan que los entiendes y que interpretas sus sentimientos e ideas, comienza a construirse una relación más fuerte y profunda.

ENSEÑARLES A PENSAR

La realidad es que las problemáticas de los adolescentes y jóvenes son muy diversas, y requieren de capacidad para orientar, mediar, y guiar hacia un pensamiento crítico y reflexivo, de tal manera que ellos mismos aprendan a tomar decisiones más inteligentes que emocionales. Los expertos aseguran que el 80% de las decisiones que tomamos diariamente están basadas en nuestras emociones y sentimientos del momento, lo que significa que decidimos irracionalmente, aunque luego lo justifiquemos racionalmente (Martín, E.). ¡Imagínate lo que esto produce en nuestras vidas!

De ahí la importancia de enseñar a los jóvenes a pensar. Muchos líderes caen en el error de pretender dar respuesta a todas las situaciones, preguntas y dudas, pero lo cierto es que no conocemos todas las respuestas, y además no deberíamos ofrecer soluciones para todo. Si así lo hiciéramos, les estaríamos restringiendo a los chicos y chicas la posibilidad de generar sus propias ideas, de analizarlas y evaluarlas con atención, de tal manera a que puedan tomar decisiones por sí mismos con sabiduría, aunque exista el riesgo de que se equivoquen.

Por lo general las personas se acercan para que alguien, a quien consideran más maduro y sabio, los ayude a salir de situaciones complicadas o confusas. Es importante, entonces, que como consejero comprendas que tu rol es fundamentalmente guiar a los demás hacia la toma de decisiones sabias. No tomar las decisiones tú por ellos.

Es necesario enseñarles a los adolescentes y jóvenes a pensar por ellos mismos, para que desarrollen su capacidad reflexiva y crítica, y puedan identificar la forma en que piensan y, consecuentemente, en que actúan, de tal manera que comprendan concienzudamente cómo sus pensamientos dirigen su comportamiento. ¡Es fundamental que les ayudemos a comprender cómo piensan, además de en qué piensan!

Nuestros chicos tienen una capacidad cerebral de proporciones que no podemos siquiera dimensionar. Un potencial que difícilmente se explotará a menos que todos los involucrados en su formación (estos son, sus padres, sus maestros, sus líderes, y otros adultos) contribuyamos para lograrlo.

Extracto del libro “Manual de Consejería Para el Trabajo con Adolescentes”.

Por Karen Lacota.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí