NIVELES DE PREDISPOSICIÓN A LA PARTICIPACIÓN

Nivel de predisposición

P4 Alto P3 Moderado P2 Bajo P1
Dispuesto Hábil

Jóvenes mayores maduros

Madurez

No Dispuesto Hábil

Adolescentes intermedios

Dispuesto No hábil Adolescentes menores No dispuesto No hábil Niñez

Preadolescentes Pubertad

 

Predisposición 1 – Preadolescentes:

Los preadolescentes no tienen en ninguna manera resueltas las cinco necesida­des fundamentales de la edad. En esa realidad radica su inmadurez. Con relación a los propósitos del ministerio juvenil, los preadolescentes tienen poca disposición y poca habilidad para sumar individual e independientemente los propósitos a su pro­pia vida, solos frente a los propósitos y las tareas o responsabilidades se sentirán intimidados. Usualmente estos son los de doce y trece años.

Predisposición 2 – Adolescentes menores:

A medida que se van integrando en el ministerio juvenil empiezan a mostrar más disposición personal para llevar a cabo lo que los líderes están intentando hacer Tareas específicas y creativas seguirán acrecentando su disposición en tanto reci­ban una afirmación positiva del resto del grupo. En términos generales en cuanto a habilidad, todavía no estarán lo suficientemente experimentados como para desarrollar alguna tarea esperada que requiera iniciativa individual. En los de esta edad se puede notar una evolución con relación a la madurez en sus intentos de aparen­tarla. Usualmente estos son los de catorce a quince años.

Predisposición 3 – Adolescentes intermedios:

Lo curioso en este nuevo nivel es que el individuo ya puede considerarse hábil\ por haber acumulado suficiente experiencia y ya puede visualizar la tarea (los pro­pósitos) en forma clara e individual, pero baja su nivel de disposición. ¿Por qué? Por dos razones: Por un lado, en esta edad dependen muchísimo del grupo de pares y es la edad donde están más pendientes de la escuela. Por el otro, el nivel de dispo­sición baja en comparación con P2 porque ahora son ellos los que empiezan a estar:, a cargo de ciertas cosas.

Sin embargo, los que están en este nivel son los que generalmente son busca­dos para el voluntariado en la mayoría de las iglesias que conozco. Dejan de ser jóvenes y adolescentes que solo reciben para convertirse en dadores. Su cercanía con los líderes les brinda la oportunidad de ser los nuevos encargados de alcanzar los propósitos. No obstante, al todavía estar inmaduros en la resolución de sus nece­sidades fundamentales suelen encontrar dificultades sobre todo en sus relaciones interpersonales (noviazgo, crisis familiares, etc). Usualmente estos son los de quince a dieciocho o diecinueve años, dependiendo del contexto.

Predisposición 4 – Adolescentes mayores o jóvenes:

Los jóvenes de este nivel son los que tienen la posibilidad de alcanzar los propó­sitos de forma autónoma. Son capaces de tomar decisiones ejecutivas efectivas y pueden estar pendientes de la productividad del ministerio si son estimulados lo suficiente y maduros espiritualmente. Estos jóvenes se hacen cargo no por autori­zación del líder sino por reconocimiento del grupo. Su liderazgo es natural. Tienen disposición, habilidad y sus necesidades fundamentales están lo bastante resueltas como para ir concentrándose en la productividad. Usualmente estos son los de die­cinueve años para arriba.

El nivel de predisposición con relación a las variables

P1 es el que tienen más dificultades en moverse en torno a los propósitos del ministerio juvenil de manera personal, mientras que P4 es el que tiene más facilidad. Veamos cómo se conectan estas subdivisiones a lo que veníamos conversan/ do en los capítulos anteriores con respecto a Propósitos, Programas y Relaciones.

Necesita un fuerte trabajo relacional y un programa lo suficientemente atractivo para asimilar los propósitos a su vida.

Está involucrándose. Todo es más novedoso y muestra entusiasmo. En este nivel los adolescentes son proclives a prestar más atención al programa que a Jas relaciones. De todas maneras, ya no necesitan un liderazgo tan directivo como en el nivel anterior (ups, lo de «directivo» se me escapó, ya pronto viene).

Es candidato al voluntariado o ya lo es, y tiene una relación natural cer­cana con los líderes. Esas relaciones significativas son las que definen el desempe­ño de P3, aunque ya no necesita la cercanía de los niveles anteriores. Lo mismo ocurre con el programa, ya no es indispensable al mismo grado para aplicar los propósitos a su vida.

Demanda menos atención cercana y menos dirección especifica. Es capaz de asimilar los propósitos sin un fuerte comportamiento relacional de parte de los líderes y sin depender de la atracción del programa.

Extracto del libro “El Ministerio Juvenil Efectivo”

Por Lucas Leys


MAS INFO

Lee el siguiente devocional de la serie: ESTILOS DE LIDERAZGO (PARTE 1)

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