De todas las quejas de Dios en contra del pueblo de Israel, «jugar a la iglesia» parece ser el número uno de la lista. En Oseas 6:5-6 Dios habla muy claramente sobre lo que él realmente quería de Israel. O sea, amor unos por otros y que no se hirieran unos a otros. Dios ni siquiera deseaba sus holocaustos y ofrendas. Es más, los encontraba repugnantes. A través de Oseas, Dios recalcó que realmente no lo conocían, sino que simplemente estaban montando un espectáculo. Cuando se trataba de adorar, eran puras emociones. Irónicamente, los supuestos líderes espirituales de Israel, sus sacerdotes y profetas, eran los que guiaban a la iglesia en el juego. Oseas colocó la culpa sobre los sacerdotes y profetas, observando que cada vez que la gente tropezaba, los líderes espirituales tropezaban juntamente con ellos (Oseas 4:5). Oseas 4:7 establece un paralelo entre los sacerdotes de Israel y el pecado del pueblo: cuantos más sacerdotes había, mayor era el pecado.

Entonces, ¿cuál era el papel de los sacerdotes en la decadencia espiritual de Israel? Además de cuidar el santuario y servir como mediadores ente Dios y el pueblo, los sacerdotes de Israel estaban a cargo de enseñarle al pueblo la ley de Dios. Ellos eran los que debían preservar el conocimiento (la Palabra de Dios escrita y sus caminos) y los que conservaban la revelación sagrada de Dios. Sin embargo, la adoración continuaba mientras ellos no llevaban a cabo nada de todo eso.

Jugar a la iglesia es posiblemente el pecado más frecuente. Parece religioso. Se siente bien. Pero Dios dice que separada de la verdad la actividad religiosa no tiene poder. No ofrece conocimiento, carece de fuerza, y sin duda alguna no produce ninguna trasformación. Sin la verdad como la estrella que le marcara el norte, el pueblo de Israel vagaba por la falta de una guía. Ellos andaban sin fe, sin misericordia y sin amor. Pero seguían jugando el juego de la iglesia como si eso los fuera a salvar. Y Dios se quedó con un montón de gente a la que no podía usar.

¿No era de esperar entonces que Oseas diera esa profecía escalofriante acerca de que el pueblo de Dios sería destruido por la falta de conocimiento? Destruido. No porque simplemente hubiera desobedecido la verdad, sino porque ni siquiera tenía la verdad. No era posible hallar la verdad dentro de todo su territorio. Y se notaba. Para Israel, esa falta de conocimiento significó destrucción. Para la iglesia de hoy podría significar irrelevancia. Un violento opresor como Asiria posiblemente no conquiste a la iglesia moderna, pero la iglesia moderna puede seguir siendo considerada inútil para Dios.

Pedro nos advierte de esta trampa en el Nuevo Testamento, urgiendo a los creyentes a crecer en conocimiento (entre otros atributos santos) para evitar ser «inútiles e improductivos» (irrelevantes) en el conocimiento de Jesucristo (2 Pedro 1:5-8). ¿Cómo puede saber la iglesia cuándo se está convirtiendo en ineficiente e improductiva en su conocimiento de Cristo? Solo necesitamos mirar a nuestro alrededor. La mayoría de las comunidades están llenas de edificios de iglesias, casi una por cuadra. Pero cuando se trata de su mensaje, ¿cuántos lo están escuchando?

SIN UNA RED

Sin conocimiento, la iglesia (incluyendo el ministerio de jóvenes) está en una posición peligrosa. Podríamos decir que estamos trabajando sin una red de contención… Posiblemente los jóvenes consideren a la Biblia como un libro de referencia que los aturde. (Todos tenemos ese tipo de libros en nuestras bibliotecas, en espera de ser abiertos). Tal vez mientras atraviesan la adolescencia los alimentamos con cuchara, respondiendo sus preguntas, dándoles un fragmento, un retrato no demasiado elaborado de la historia de Dios.

La mitad de nuestros jóvenes admiten estar tomando decisiones sin la guía de la Biblia. Y uno de los grandes propósitos de las Escrituras es ser luz en nuestro camino, proveyendo dirección a nuestra vida (Salmo 119:105). La Biblia no es como un programa de computación en el que los adolescentes pueden introducir las características de la universidad ideal para ellos y esperar a que les salgan las tres mejores opciones. Pero a medida que los corazones y las mentes de los jóvenes vayan cambiando por lo que descubren en la Palabra de Dios, sus pensamientos y deseos empezarán a reflejar la mente de Cristo. Y eso a su vez empezará a impactar sobre sus decisiones diarias.

EN BUSCA DEL ALMA

El Estudio Nacional de Juventud y Religión de Christian Smith, el estudio más grande y detallado de adolescentes y religión nunca antes llevado a cabo, encuestó a 3370 personas a través de una muestra nacional. De esos encuestados, 267 fueron seleccionados para ser entrevistados en mayor profundidad. Una observación bastante impactante que resultó de estas entrevistas (cómo aparece en el libro Soul Searching: The Religious and Spiritual Lives of American Teenagers «Examen de conciencia: La religión y la vida espiritual de los adolescentes estadounidenses») es que la mayoría de los adolescentes tienen «increíbles dificultades para expresarse sobre su fe, sus creencias religiosas, las prácticas religiosas y su significado o el lugar que tienen en sus vidas». Por ejemplo, Smith describe a una chica de 15 años del estado de Michigan, que va a los servicios dominicales todos los domingos, además de asistir a la Escuela Dominical, al grupo de jóvenes y al estudio bíblico de los miércoles. Así es como ella respondió a las preguntas sobre sus creencias religiosas:

  • Adolescente: (pausa) No sé cómo realmente responder a eso. ¿Alguna creencia que realmente sea importante para ti? ¿Alguna en general? (pausa) No sé.
  • Entrevistador: Tómate el tiempo que necesites.
  • Adolescente: Yo creo que solo debes, si es que vas a hacer algo que es malo, pedir perdón y él te perdonará sin importar lo que sea, porque él entregó a su único Hijo para quitarte todos tus pecados.

Smith notó que tanto esta chica como otros adolescentes tienen bastante claridad y disposición para conversar sobre otros problemas de la vida en los que han sido educados, tales como el abuso de drogas y las enfermedades de transmisión sexual. Smith concluye diciendo que estos adolescentes no tienen claro los asuntos de la fe porque no han sido educados adecuadamente en ellos. (En cuanto a este tema, los jóvenes cristianos están mucho peor que aquellos de otras religiones, tales como el Mormonismo, Budismo y Judaísmo). Smith especula que, si la mayoría de los jóvenes norteamericanos tuvieran que someterse a un examen de respuestas cortas sobre lo básico de la fe cristiana, reprobarían miserablemente.

Extracto del libro Cómo Enseñar la Biblia Con Creatividad

Por Barry Shafer

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