En la mayoría de los estados (en Estados Unidos), los proveedores de cuidado de la salud, los proveedores de cuidado de la salud mental, los maestros, los trabajadores sociales, los proveedores de guarderías, y el personal de las fuerzas de seguridad son listados como aquellos que deben reportar sospechas o incidentes conocidos de abuso de menores. Las escuelas patrocinadas por iglesias y las guarderías no están exentas de la ley. Casi la mitad de los estados incluye a los miembros del clérigo específicamente (y cualquier profesional de niños y jóvenes por inferencia) como obligados a reportar. En otro tercio de los estados, «cualquier persona» es clasificada como obligada a reportar. Consulta con un abogado si tienes cualquier pregunta acerca de tu deber de reportar, porque puedes ser responsable si no lo haces.

Actúa por el mejor interés del menor. La mayoría de estados tiene equipos multidisciplinarios y políticas desarrolladas y cuidadosamente diseñadas para proteger el mejor interés del menor y trabajar para mantener a las familias intactas en el proceso de intervención. El estándar de conducta primero estabiliza la salud y la seguridad de los más vulnerables, luego busca restaurar el equilibrio de la familia

Consulta con tu supervisor. Para cuidar efectivamente a las familias, tu equipo de trabajo debe operar como una unidad cohesiva. Los líderes juveniles experimentan dificultad cuando intentan operar como una entidad separada. En asuntos tan serios como el incesto es sabio tener el consejo y la confidencia de un supervisor. La confidencialidad debe ser respetada, y el incidente no debe convertirse en un chisme dentro del equipo. Establece un plan de acción rápidamente y toma los pasos para intervenir.

Con lo anterior en claro, si encuentras resistencia de parte de tu supervisor y la amenaza de retrasos que podrían dañar aún más a la víctima, actúa rápidamente para cumplir con tu obligación como un reportero enviado y un pastor para la víctima.

Establece una red de relaciones con el personal de la escuela, los cuales originan un porcentaje significativo de reportes de abuso a las fuerzas de seguridad. Si tu supervisor no te ayuda a proteger a un menor del incesto, trae al director de la escuela a tu confidencia. Si tu caso es apremiante, te ayudará en un santiamén.

Mantente preparado para brindar hospedaje temporal. El pensamiento de ser responsable por la ruptura de su familia es aterrador para la mayoría de los jóvenes, sin importar el abuso que hayan sufrido. Una forma de ayudar a mantener a la familia intacta es facilitar el traslado temporal del miembro de la familia ofensor —o, es aún más seguro, trasladar a la víctima— del hogar durante la evaluación de riesgo y el desarrollo del plan de acción. Es generalmente más difícil encontrar a personas que estén dispuestas a darle la bienvenida al «violador» a su hogar, pero no ignores la posibilidad. La voluntad de una comunidad cristiana para cuidar por la víctima y el violador lanza un fuerte precedente acerca de su compromiso de ayudar a las familias.

Rehúsa jugar el juego de la culpa. Es fácil abrigar resentimiento y fomentar la amargura hacia el violador; o la pareja del ofensor si él o ella fallaron en detener el abuso; o los padres si el abusador era un hermano, primo, tío, o tía, y papá y mamá fallaron en proteger al menor. Es difícil entender cómo un adulto podría perpetrar o fallar en defender contra tales actos indescriptibles contra un menor, lo que hace fácil «tirar la primera piedra». Una crisis de incesto, no obstante, provee una oportunidad sin precedente de extender la justicia redentora, el amor, y la misericordia de Jesús que, consistentemente, llevó perdón y esperanza a todas las personas perdidas.

Mantente cerca del niño o joven victimizado. Revelar detalles sucios de una relación incestuosa es una prueba espantosa para casi cualquiera. Tradicionalmente, la primera vez que una víctima cuenta la historia fue solamente la primera de una serie de interrogatorios y procedimientos investigativos.

En estos días, equipos multidisciplinarios de intervención de los servicios de protección de menores son responsables de reducir el trauma que algunos niños y jóvenes sufren como resultado de un crimen en su contra. El equipo está entrenado en los aspectos legales, sicológicos, y familiares de una investigación a fondo. El resultado es que los menores son librados de la agonía de tener que contar su historia de horror una y otra vez a grupos de personas diferentes. Pero no dependas de eso. Haz lo que sea necesario para mantenerte cerca todo el tiempo.

Mantente alerta a las señales de conducta autolesiva listadas en el capítulo diecinueve. Una vez que le cuentan a alguien acerca del incesto, no es inusual que los jóvenes entren en un período de alto riesgo de suicidio, abuso de drogas y otras conductas autodestructivas. Las familias no siempre responden en la forma que esperaríamos. En lugar de rodear a la víctima con interés amoroso, las familias muchas veces responden en incredulidad, ira, conmoción, o parálisis, dejando al menor sin apoyo. Entra en la brecha; «ve a su lado» con el amor, el consuelo y la seguridad de Dios.

Extracto del libro Cómo Ayudar a Jóvenes en Crisis.

Por Jim Hancock y Rich Van Pelt

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí