REÚNE A UN GRUPO DE ESPECIALISTAS PARA LA CONSEJERÍA

Es importante por todo esto reconocer la necesidad de trabajar con un equipo multidisciplinario, compuesto por especialistas en áreas específicas del desarrollo humano, o con otros consejeros espirituales con mayor experiencia en determinados casos. Reconocer que necesitamos la ayuda de otras personas para brindar un mejor acompañamiento al joven no es señal de debilidad. Al contrario, es una evidencia de madurez y de amor genuino por encima de nuestro propio «yo», que demuestra un claro compromiso por ayudar a otros sin importar la posición, el estatus, o los celos ministeriales o profesionales.

Esto me recuerda a Juan el Bautista cuando anunciaba que venía uno que era mayor que él, de quien no se sentía digno de atar el cordón de sus zapatos, porque lo consideraba mayor que a sí mismo en su misión y en su naturaleza divina. Cuando nosotros reclutamos a otras personas que pueden acompañar mejor a nuestros chicos en algún aspecto específico, estamos reconociendo, al igual que Juan, que hay otros que están mejor preparados para atender determinadas cuestiones o para reforzar el trabajo que venimos realizando. ¡Estás diciendo que no tienes todas las respuestas, y que no posees todas las destrezas que se requieren en determinadas situaciones, y esta actitud es en verdad una señal de madurez y fortaleza en tu vida como líder!

Al aconsejar a tus jóvenes o adolescentes, recuerda que los motivos de sus conflictos pueden tener diversos orígenes:

  • Los factores congénitos y hereditarios, y los cambios normales por el crecimiento, que tienen un origen orgánico;
  • Los factores ambientales que pudieron influir en ellos desde su infancia, como el relacionamiento con un padre agresivo o una madre depresiva;
  • Los factores desencadenantes actuales, como por ejemplo el fracaso escolar por problemas de aprendizaje o de atención.

Estos son solo algunos ejemplos de un sinnúmero de detonantes que pueden dar pie a grandes dificultades, limitaciones o crisis personales, las que quizás requieran ser atendidas desde un enfoque multidisciplinario.

Cuando nos referimos a un enfoque multidisciplinario, nos referimos a una forma de abordar un problema que integra a diversas personas especializadas en distintos temas, con herramientas específicas para la detección y el acompañamiento, y que en ocasiones, de acuerdo al caso, incluye también un tratamiento externo. El equipo multidisciplinario puede estar integrado por otros líderes, o por médicos, psicólogos, docentes, orientadores, trabajadores sociales, asesores legales, psicopedagogos, u otros, dependiendo de cada situación.

Por ejemplo, un estudiante podría acercarse a ti pidiendo consejo sobre qué carrera escoger, al no lograr identificar sus habilidades. En este caso sería de gran ayuda y respaldo a tu labor el guiarlo hacia el asesoramiento de un orientador o psicólogo que le aplique un test vocacional para conocer sus habilidades y preferencias. O, un joven que es víctima de acoso escolar podría requerir de un acompañamiento psicológico si presenta ansiedad, depresión, falta de sueño, u otros síntomas similares, de tal manera que el acompañamiento que reciba sea mucho más amplio y efectivo.

En el ámbito educativo es común el trabajo coordinado con equipos multidisciplinaras integrados por médicos, psicopedagogos, evaluadores, psicólogos y educadores, porque provee una visión más amplia de determinadas situaciones manifestadas a nivel emocional, espiritual, o físico en los estudiantes. Esta dinámica de trabajo ayuda también a establecer estrategias que contribuyan al desarrollo de diferentes habilidades en los adolescentes, ya que se genera una sinergia que permite realizar aportes desde diferentes ángulos y establecer un plan de acción más eficaz.

Puedes, por ejemplo, considerar el utilizar este enfoque cuando identificas que uno de tus adolescentes manifiesta dificultades para concentrarse y sostener una conversación larga, o para participar de actividades específicas como ver una película o realizar una tarea en particular, por su incapacidad para quedarse quieto durante mucho tiempo, o por las reiteradas interrupciones o intromisiones en las conversaciones o espacios de otros. Tal vez intentes conversar con sus padres o familiares, y hables con él, lo aconsejes, o le des indicaciones que esperas siga, pero sin embargo no lo hace… Considerando lo anterior, posiblemente estés frente a un chico que presenta algunas características del trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), el cual tiene un origen biológico que afecta sus capacidades para prestar atención, regular su nivel de actividad, y frenar sus comportamientos. Definitivamente él necesitará diagnósticos médicos y un tratamiento sistemático que como líder no podrás darle. En cambio, sí podrás demostrarle tu afecto y brindarle ánimo para seguir las indicaciones de un profesional, además de guiarlo a que confíe en Jesús y se aferre a Él.

Extracto del libro “Manual de Consejería Para el Trabajo con Adolescentes”

Por autores varios.

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