DÓNDE ENCAJA ESTO EN EL MINISTERIO JUVENIL
Dios sacia todo tipo de sed y su Palabra es el recurso. Nuestro trabajo como líderes en el ministerio juvenil es identificar la sed y mantener el camino despejado para llegar a una rivera segura. El ministerio juvenil provee diversas oportunidades naturales para hacer que el camino al río permanezca despejado y accesible. A pesar de que todos los ministerios juveniles son diferentes, el siguiente camino se puede reproducir en cualquier ministerio, ya sea en una iglesia pequeña, en una mega iglesia, o en un ministerio paraeclesiástico.
Los líderes que estudian inductivamente pronto descubren que pueden reunir más ideas para pláticas y devocionales de las que pueden usar. También se dan cuenta de que pueden programar diversas series para el discipulado después de analizar un solo libro, tema o personaje de la Biblia. Cuando tus propios focos se empiecen a encender, pronto te encontrarás diciendo: «¡No puedo esperar a que mis jóvenes también lo descubran!». Tu estudio personal pronto comenzará a dar fruto en tu ministerio y discipulado. De hecho, esta es un área del ministerio en la que debes sentirte con la libertad de dejar que tu estudio personal, tu preparación para enseñar y tu discipulado se conviertan en una misma cosa.
No hay nada mejor que el hecho de que los líderes y jóvenes vayan descubriendo y viviendo sus descubrimientos de las Escrituras juntos, aun si los líderes deben decir ocasionalmente «no sé» como respuesta a una pregunta. Cuando se estudia inductivamente, no hay nada que temer cuando se hace necesario decir «no sé», en especial si va seguido de las palabras: «¿Por qué no seguimos indagando más la próxima semana?». Piensa en esto. Tu mayor obstáculo para enseñar la Biblia (no saber todo lo que hay en ella) puede convertirse en un punto a favor, una plataforma para una nueva ola de descubrimientos y el mejor incentivo para mantener a los jóvenes interesados en ella, de modo que regresen para obtener más.
DISCIPULADO DE JÓVENES Y GRUPOS PEQUEÑOS
A medida que los líderes perfeccionen sus habilidades de estudio personal inductivo, encontrarán que esas habilidades son muy fáciles de aplicar en un estudio uno a uno, ya sea en un grupo pequeño o en un grupo de discipulado. Los jóvenes que buscan un grupo pequeño de estudio, por lo general, son los que tienen sed, aquellos a los que Dios les abre el apetito para buscar más. Los grupos pequeños que utilizan el método inductivo les aseguran a estos jóvenes que pasarán un tiempo de calidad «cara a cara» con el que pueden satisfacer toda su sed. Estos son, posiblemente, los mejores programas en los que verdaderamente los jóvenes pueden metabolizar la Palabra de Dios, procesándola juntos.
Los grupos pequeños con el método inductivo también son los mejores lugares para invitar a los escépticos, a los que dudan, a los que buscan la verdad, a los no creyentes de tu grupo. En lugar de animarlos a que lean el libro de Juan por sí mismos, pídeles que lo procesen contigo en una cafetería… Eso incorporará la vitalidad del descubrimiento personal a tu discipulado.
DEVOCIONALES PARA LOS JÓVENES
Una de las prioridades principales del ministerio juvenil debe ser hacer que los jóvenes sean capaces de alimentarse por ellos mismos con la Palabra de Dios. Después de todo, sin importar lo poderosa que sea tu influencia sobre ellos -o la de tu iglesia-esos jóvenes serán independientes en unos pocos años, porque se encontrarán en un dormitorio de la universidad o en otra ciudad, únicamente con su Biblia y la forma en la que tú les enseñaste a acceder a ella. Enseñar a los jóvenes a escudriñar las Escrituras por sí mismos es uno de los rasgos más bellos que tiene el método inductivo, y sucede de una forma natural. Al estudiar con tus jóvenes uno a uno o en un grupo pequeño, también los estás entrenando, intencionalmente o no, a estudiar la Biblia con un propósito. Al final, ellos querrán enfrentar el proceso por su cuenta. Y sabrán cómo hacerlo.
LA ENSEÑANZA EN UN GRUPO GRANDE
A. Escuela Dominical: El gran reto que enfrentan los maestros de Escuela Dominical es que tienen representados a todos los niveles de madurez espiritual en un solo lugar. Tienen jóvenes con el hábito de ir y venir, jóvenes que asisten por seguir el mandato de sus padres, aquellos que aparecen para tomar la merienda y los que genuinamente están interesados. Resulta obvio que muchos de los jóvenes de este entorno no estarán listos para profundizar. Pero eso no quiere decir que debamos abandonar las Escrituras. Los maestros que preparan sus lecciones inductivamente, con una sincera búsqueda de Dios y de su Palabra en lugar de tragarse 11 horas de sesiones del plan de estudios, están mejor preparados para enseñar auténticamente en una Escuela Dominical o reunión de jóvenes.
B. Evangelización y adoración: Enseñar dentro de este entorno, por lo general, se da en el contexto de una plática o de un sermón acompañado de un tiempo de música de alabanza. El mejor uso del estudio inductivo para este tipo de entorno es la preparación personal del líder, que pasa tiempo con el pasaje, que experimenta un momento «¡oh, vaya!» personal y permite que el mismo pasaje le muestre cuál es la mejor forma de aplicarlo… La clave es mantener la Palabra de Dios como el punto central de la plática, en lugar de enmascarar una ilustración para sostener nuestro punto de vista, o peor aún, forzar una historia para que encaje, simplemente porque nos gusta.
LA ESPERA
Las instrucciones de Dios para metabolizar su Palabra están llenas de vocablos de intensa acción. La razón por la que el estudio bíblico falla muchas veces en lograr una transformación es porque en nuestro esfuerzo por leer la Biblia nos quedamos cortos en la intensidad que Dios desea. El estudio inductivo nos obliga a hacer de las palabras de Dios, sus pensamientos, ideas y deseos, el tema principal de nuestra búsqueda, en lugar de que lo sean nuestros problemas e historias. Nos proporciona un marco de trabajo para acercarnos a las Escrituras como a una carta de amor escrita con gran intensidad. Y como cualquier carta de amor bien escrita, nos obliga a responder. Imagínate a Dios yendo diariamente al correo, esperando una contestación a su gran carta de amor. Él está esperando una respuesta de parte tuya.
Extracto del libro Cómo Enseñar la Biblia Con Creatividad
Por Barry Shafer