El amor

Sin duda el amor es la cualidad más importante que debe mostrar el educador en la relación con los jóvenes y adolescentes a su cargo. Aunque con frecuencia se habla del amor, no es tan común que se entienda bien, y mucho menos aún que se practique.

En nuestra sociedad el amor parece vincularse o identificarse con un estado emocional que genera o despierta en nosotros sentimientos positivos hacia otras personas. De hecho, poco a poco, esa concepción emocional o sentimental del amor se ha ido abriendo paso hasta llegar a ser un concepto dominante. Los medios de comunicación social, la música, las producciones literarias, las series televisivas y el cine, han ayudado mucho a popularizar esa idea exclusivamente emocional del amor.

Si hacemos un análisis, por somero que éste sea, de los productos creados por los medios de comunicación, notaremos que, fundamentalmente, son dos las ideas que se identifican de forma continua con el amor. La primera es la relación sexual entre personas (de allí proviene la frase hacer el amor). Y la segunda, los fuertes vínculos emocionales que se crean con otras personas. Pero en realidad la palabra amor abarca mucho más que lo sentimental y lo sexual.

Dada la importancia del amor y la falta de comprensión que solemos tener acerca de él, vamos a tomarnos un tiempo para examinarlo bien, como siempre desde una perspectiva bíblica. Primero repasaremos los tipos de amor que existen, y luego profundizaremos en el tipo de amor ágape, con sus características y sus efectos.

Tipos de amor

Como todos sabemos, el Nuevo Testamento fue escrito en el idioma griego. Los griegos no tenían una única palabra para definir o explicar lo que era el amor. Al contrario, ellos contaban con cuatro palabras diferentes. Pero nosotros, en castellano, las hemos traducido con un único vocablo: amor. Solamente dos de las cuatro aparecen en el Nuevo Testamento, y nosotros las consideraremos basándonos en el excelente libro Los cuatro amores, de C. S. Lewis, un erudito profesor de Oxford y Cambridge, que era muy versado en la gramática y lectura del idioma griego y también un hombre de fe.

La palabra storge se refiere al afecto, y su significado central tiene que ver con la clase de amor que tienen los padres hacia sus hijos. El afecto se ve como un amor incondicional porque no depende de que el objeto sobre el que recae «merezca» ser amado; un buen padre o madre ama a sus hijos por el hecho de que son sus hijos, y no porque sean los más atractivos, dotados, inteligentes.

Lewis explica que storge es «el menos excluyente de los amores porque ese cálido bienestar, esa satisfacción de estar juntos, incluye toda clase de cosas», siempre y cuando sea algo con lo cual estamos familiarizados. El afecto enriquece y endulza nuestras vidas de muchas maneras y algunas de sus características se parecen al amor perfecto: no se jacta, ama lo que no es atractivo, pasa por alto las fallas, soporta mucho. Pero no debemos confundir el uno con el otro. El afecto no se entrega sin interés ni condiciones. Ciertamente es un amor que da. Pero, al igual que una mamá que amamanta a su hijo, da porque tiene necesidad de dar. Se trata de un amor que tiene su raíz en la necesidad de ser necesitado. Lewis lo expresa así,

Un amor mucho más elevado, un amor que desea para el objeto el bien en tanto tal, sin importar la fuente de donde provenga, debe hacerse presente y ayudar o someter al instinto para que éste pueda abdicar en su lugar. Y por supuesto, a menudo eso ocurre. Pero allí donde no ocurre, la voraz necesidad de ser necesitado encontrará satisfacción, ya sea manteniendo necesitados a sus objetos o inventándoles necesidades imaginarias.

Recomendamos a los líderes de jóvenes y adolescentes una lectura del capítulo «Afecto» del libro Los cuatro amores (editorial Andrés Bello) por dos motivos:

  1. Es fácil que un líder confunda el cariño y afecto que les tiene a los jóvenes con el amor que se describe en 1 Corintios 13. Eso puede cegarlo en cuanto a ciertas tendencias, deficiencias y peligros de los instintos juveniles a los que ellos llaman «amor».
  2. Muchos jóvenes sufren efectos negativos a causa del amor storge en su relación con sus papás. Un entendimiento de éste puede resultar de mucha ayuda en el trabajo pastoral cuando se toque el tema.

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