El desarrollo espiritual en la adolescencia

El desarrollo de la fe según Fowler

James Fowler es un investigador contemporáneo que publicó varios trabajos acerca del desarrollo de la fe. (Su concepción de la fe incluye cosmovisiones tanto religiosas como no religiosas). En su obra más importante, Etapas de la fe: la psicología del desarrollo humano y la búsqueda para el significado, Fowler afirma que los individuos atraviesan diferentes etapas en el desarrollo de su fe, de la misma manera que sucede con el desarrollo de su intelecto o moralidad. En su opinión, estas etapas tienen tres características: son predecibles, es decir, se las puede anticipar; son invariables, es decir, se dan en la vida de todas las personas sin excepción; y son secuenciales, es decir, se dan una tras otra de forma continuada.

Fowler cree que en las distintas etapas se pueden producir variaciones en cuanto al contenido de la fe y en cuanto a la profundidad con la que esta se desarrolla. Sin embargo, a pesar de estas variables, las etapas de evolución de la fe siempre son predecibles, invariables y secuenciales.

A continuación explicamos las seis etapas de desarrollo de la fe según Fowler:

la fe intuitivo-proyectiva (3 a 7 años).

En esta etapa la fe se basa en la fantasía y la imaginación sin lógica, y está dominada por la percepción. La fantasía ocupa un lugar importantísimo en el pensamiento de los niños. Son altamente imaginativos y, por lo tanto, muy influenciables por las historias y experiencias de la fe de los adultos. Se entiende la idea de la deidad como creador en términos mágicos.

Los niños obtienen de los adultos sus ideas acerca de Dios y de la religión. Van configurando su fe de una forma totalmente intuitiva, observando y escuchando a sus padres que suelen ser los adultos que más influencia tienen sobre ellos en esta época de su vida. Y, por lo general, sus primeras ideas acerca de la divinidad se adquieren proyectando sobre Dios las impresiones o concepto que sus propios padres les han transmitido.

La fe mítico-literal (8 a 11 años).

Debido a que comienzan a desarrollar la capacidad de pensar de forma lógica y concreta, aunque avanzan y retroceden en el proceso, empiezan a descubrir el mundo a su alrededor y a diferenciar entre la fantasía y la realidad.

Todavía son bastante concretos y no tienen la capacidad de abstraer significados, así que toman las creencias y los símbolos de modo literal. Por ejemplo, perciben a Dios como un ser con forma humana que habita en los cielos.

Aceptan la herencia espiritual de la familia sin cuestionarla, y la fe puede darles un sentido de seguridad ante las incertidumbres que van descubriendo en el mundo real.

Muchos adultos conservan mucho de su religión en este nivel de desarrollo.

La fe convencional y de síntesis (adolescencia).

En esta etapa ven a Dios como un guía y un consejero personal, pero no de una forma tan antropomórfica como en la etapa anterior.

La afirmación fe de síntesis significa que esta se moldea a través de las relaciones interpersonales del adolescente con otros individuos y su entorno. El mundo del adolescente se extiende mucho más allá de los límites de la familia. Diversidad de otras fuentes -los amigos, la escuela, el trabajo, el grupo de jóvenes de la iglesia, los equipos deportivos y los medios de comunicación–reclaman su atención e interés, debido a que el adolescente se encuentra inmerso en un proceso de descubrimiento del mundo que existe a su alrededor. Su fe debe proveer coherencia y significado a todas esas nuevas experiencias. Dicho de otro modo, el adolescente deberá enfrentarse con el proceso de tener que encajar o compaginar la fe heredada de su familia con las nuevas realidades que está descubriendo en su entorno.

El adolescente se halla en un proceso en el que necesita encontrar un equilibrio entre sus propias creencias y las de los demás, que pueden ser diferentes e inclusive incompatibles con las propias. Ante la tensión que esto provoca, algunos adolescentes caen en la tentación de adoptar una actitud conformista y adolecer de creencias, evaluaciones y percepciones autónomas e independientes, sosteniéndose o aferrándose a las de las personas de su entorno que son significativas para ellos. Esto sucede por dos razones:

  1. Son muy sensibles a las opiniones, juicios y expectativas de las personas que son significativas para ellos. En esta edad, el grupo de amigos es altamente significativo, y, por lo tanto, sus opiniones también.
  2.  Pueden renunciar a las propias opiniones por no ser rechazados o entrar en conflicto con el grupo. Su identidad aún no se encuentra suficientemente moldeada, sino que todavía está en proceso, por lo que es posible que las creencias y convicciones propias se encuentren en una etapa de maduración.

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