El desarrollo cognitivo del adolescente

Ligado al desarrollo biológico de la pubertad, el adolescente experimenta un desarrollo intelectual significativo. Este no se explica por el hecho tener mayor conocimiento, ni mayor inteligencia, sino por la presencia de nuevas capacidades cognitivas.

Un niño piensa de forma concreta. Durante la infancia se tiene una comprensión muy escasa de todo lo que no se puede ver, oír, gustar o tocar. Al llegar a la adolescencia, el cerebro se vuelve capaz de procesar y desarrollar operaciones mucho más complejas, lo que cambia la forma en la que un individuo piensa y procesa la información. La persona puede comenzar a pensar de forma abstracta, razonar de forma lógica, proponer situaciones teóricas y ver las cosas desde otros puntos de vista.

Es importante reconocer que el desarrollo de estas nuevas capacidades mentales es un proceso que tarda en llevarse a cabo y en ponerse en práctica. Así como el adolescente debe acostumbrarse a su nuevo cuerpo (atravesando una etapa de torpeza motriz), también debe acostumbrarse a la presencia y el uso de esta nueva forma de pensar.

Los adultos debemos comprender que es muy posible que la torpeza en el pensamiento y la comunicación de un adolescente se manifiesten a través de comentarios hirientes o poco atinados, que tienen más que ver con la falta de experiencia que con motivaciones siniestras.

En el periodo de la adolescencia media se tiene una mejor comprensión de las nuevas capacidades mentales que se han adquirido. Sin embargo, ello no implica que estén siempre dispuestos a aplicarlas.

Hacia la etapa de la adolescencia tardía, a menudo, dominan mucho mejor las formas abstractas de pensamiento. Ya tienen la capacidad de ponerse en el lugar del otro y entender su punto de vista, inclusive el de sus padres, el que consideran aceptable y válido. Sin embargo, lo ponen al mismo nivel que el de ellos, como igualmente aceptable y válido.

El desarrollo social en la adolescencia

Solo es necesario pasar algún tiempo con los adolescentes para percibir que son más sensibles y conscientes a las relaciones sociales que los niños. Dado a que la socialización de los adolescentes es tan central en sus vidas, y puede ser una fuente de conflicto con los adultos que los rodean, analizaremos cuatro características sociales de la adolescencia: la creciente autonomía, la creciente distancia emocional de los padres, la mayor influencia de los amigos, la sexualidad y la relación con el otro sexo.

El desarrollo hacia la independencia

durante la niñez, las personas son dependientes de los padres y de los demás adultos. Al ir creciendo, la necesidad de supervisión y de cuidado paternal es menor; por lo tanto, resulta evidente que la autonomía comienza a ganar terreno.

Los adolescentes están aprendiendo a ser independientes y disfrutan mucho del nivel de autonomía que van adquiriendo. Una mayor autonomía supone mayor movilidad, y les permite pasar más tiempo fuera de casa; por lo tanto, favorece que puedan dedicar más tiempo a estar con sus amigos. Algunos adolescentes incrementan esa movilidad adquiriendo una motocicleta.

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