El trabajo personal, acompañamiento espiritual o consejería de un joven no constituyen un lujo para el líder de jóvenes. Se trata de una necesidad que debe tener en cuenta y poner en práctica de la mejor manera posible. La relación individual con los jóvenes es un acercamiento educativo tremendamente eficaz cuando entendemos su valor y la manera de utilizarlo en el contexto adecuado, de forma complementaria a los otros acercamientos educativos.
El Señor Jesús ejemplificó en su propio ministerio la importancia de este recurso educativo. Tuvo entrevistas individuales que resultaron de gran trascendencia para la vida de las personas. Tomemos como ilustración la conversación que mantuvo con la mujer samaritana que se encontraba junto al pozo. En esa ocasión, el Señor no solo suplió las necesidades espirituales específicas de la mujer, sino que también le reveló detalles importantes acerca de su persona como Mesías.
El encuentro nocturno con Nicodemo es otro claro ejemplo del modo en que Jesús utilizó las entrevistas personales para poder ministrar con detenimiento a las personas con las que trabajaba. Nuevamente, vemos que el Señor aprovechó la intimidad y las circunstancias especiales de este encuentro para revelarle a Nicodemo verdades importantes sobre la naturaleza de la salvación y la tarea del Espíritu Santo en ella.
En sus postrimerías, el Evangelio de Juan narra un emotivo encuentro entre Jesús y Pedro, quien había negado al Maestro y necesitaba ser restaurado. Jesús aprovechó esa situación para ministrar a su vida en esa área tan delicada, y reafirmarle su responsabilidad y el valor que él tenía para el ministerio.
El valor educativo del tiempo personalizado
Ni el grupo de jóvenes ni el grupo pequeño son los únicos acercamientos educativos (tampoco necesariamente los más eficaces). El acompañamiento personal es un encuentro a solas con el joven, no meramente informal como para pasar un buen momento o estrechar relaciones, sino que constituye un auténtico acto educativo, uno de los recursos que está a nuestro alcance.
Como ya mencionamos, ninguno de estos acercamientos es suficiente, definitivo y completo en sí mismo. A todos se los debe usar de forma conjunta, ya que cada uno cubre una parte de las necesidades totales del joven. Es el uso combinado de los cuatro lo que nos permite intentar satisfacer las necesidades totales de los jóvenes. Sin embargo, el trabajo se ve afectado cuando no está presente el tiempo personal con ellos.
Nos permite lograr muchos de los objetivos educativos
Sabemos que la educación es mucho más que la mera transmisión de informaciones, así que debemos ampliar el concepto que tenemos de ella simplemente como acto educativo, y utilizar el tiempo personal para cumplir ciertos objetivos que van más allá de la enseñanza de algunos conceptos.
Te sugerimos algunos posibles objetivos para el encuentro personal:
Nos permite acercar los principios de la Biblia al joven
En su ministerio, Jesús utilizaba el tiempo personal con la gente para interiorizarse de sus necesidades específicas y suplirlas. Asimismo, cuando entablaba un diálogo prolongado con alguien siempre tocaba el tema de sus necesidades espirituales.
De igual manera, el tiempo personal con los jóvenes nos puede permitir recordarles los principios de la palabra de Dios aplicados a su situación específica, a su vida real y a sus características particulares.
Nos permite contenerlo emocionalmente
Cuando trabajamos con jóvenes, gran parte de nuestra eficacia depende de lo significativos e importantes que seamos nosotros para ellos en el ámbito personal y emocional. Cuando eso se logra, el camino para educar y ayudar al joven a crecer y llegar a ser como Jesús estará más libre de estorbos, y podremos tener un gran impacto en su vida.
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