Yo no creo en el discipulado. ¿Ya tengo tu atención?

Lo que quiero decir es que no creo en la manera como ha sido comunicado y practicado el discipulado con la mayoría de los grupos de jóvenes hoy en día. Claro que estoy a favor de que los jóvenes conozcan a Jesús. En lo que no estoy de acuerdo es que la mayoría de los programas de discipulado están enfocados en que los jóvenes hagan para Jesús sin hacer mención de intimidad, esperar, escuchar, advertir y poner atención.

Muchos programas de discipulado orientados hacia jóvenes han reducido sus discípulos a ser porristas y organizadores políticos. El discipulado se ha convertido en una actividad externa medible en vez de ser una falta de actividad interna inmensurable. El pasar tiempo evangelizando ha reemplazado el pasar tiempo con Jesús, compartir nuestra fe con otros ha remplazado el crecer en nuestra fe con Jesús. Pero existe otro problema aún más serio.

Los jóvenes son… bueno… jóvenes, lo que significa que son inmaduros, confundidos por sus hormonas, inexpertos, inocentes e idealistas. Ninguna de estas cualidades son «malas», de hecho, son regalos maravillosos para los jóvenes que se necesitan en la iglesia, pero no son neutrales. Simplemente menciona que el discipulado es un proceso que toma toda la vida, no es una actividad más de jóvenes.

¿Recuerdas cuando eras un niño y te vestías con la ropa de tus papás? Tales antigüedades eran chistosas pero claramente la ropa no te quedaba. A los jóvenes se les pide que se vistan como discípulos, pero la ropa no les queda.

¿Cómo pueden? La Biblia fue escrita por adultos, hombres que vivieron largas vidas, hombres que sufrieron grandemente por su fe y las conclusiones a las que llegaron salieron del dolor, quebranto y fracaso. Imponemos nuestro punto de vista adulto sobre el discipulado en jóvenes que no pueden entender lo que esto significa.

No han vivido lo suficiente. Pero en una cultura en donde la juventud es adorada e idolatrada por adultos, a donde a los jóvenes se les llama adultos jóvenes, a donde se describe a los jóvenes en los medios de comunicación como sabios, sin mancha, gurus de inspiración, no debería extrañarnos cómo convencemos a los jóvenes de que ellos son la esperanza del mundo.

¡Qué chistoso! —Yo pensé que Jesús era la esperanza de este mundo.

El ministerio juvenil moderno ha convertido al discipulado en principios en vez de ser un proceso, una actividad en vez de ser inactividad. El discipulado ha llegado a ser un compromiso que puede ser medido, en vez de ser una relación que no puede ser medida. El discipulado ha llegado a ser un programa a corto plazo en vez de ser un proceso de toda la vida. La iglesia ha decidido apresurar a los jóvenes a obtener resultados a corto plazo, en vez de tomarse el tiempo para ayudarlos a tener intimidad con el Jesús de largo plazo.

El programa de discipulado de Jesús era simple: estar con los discípulos; que te vean en lo mejor y en lo peor; pasar mucho tiempo solo; enseñar verdades que ninguno de tus discípulos puedan entender en el momento; evitar las multitudes; irse despacio; pasar horas a solas; sin preocuparse de la oposición; ignorando la crítica; y sin esperar resultados inmediatos.

Jesús sabía que los discípulos apresurados se convierten en ex-discípulos. El ministerio juvenil moderno necesita entender nuestra misión: plantar, regar y esperar… en otras palabras, un discipulado no apresurado.

Jesús sabía, y también deberíamos saber nosotros, que el discipulado dura toda una vida, no sólo durante el grupo de jóvenes. Que Dios nos ayude a todos nosotros a tener ministerios que comiencen el discipulado.

Por Mike Yaconelli

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