En ocasiones, al hablar del tema de la educación, algunas personas han afirmado que se trata de lo mismo de siempre pero con nuevos nombres. Vamos, dicho de otro modo, que lo único que hacemos es modernizar el vocabulario, expresar de forma más contemporánea aquello que siempre se ha hecho y se seguirá haciendo. Sinceramente creemos que no es así. La iglesia se ha especializado en enseñar, y lo hace bien, pero se ha olvidado de que estamos llamados a educar. Hemos confundido los términos. Usamos de forma indistinta educación y enseñanza, pero en realidad no es lo mismo.

La mayor parte del esfuerzo de la iglesia en general, y de la pastoral juvenil en particular, se centra en la enseñanza. Queremos definir la enseñanza como la mera transmisión de información. Si lo piensas de forma cuidadosa, verás que es así. La iglesia se ha especializado en la transmisión de información sobre la vida cristiana, y lo hace bien. Sin embargo, la enseñanza no es el medio adecuado para conseguir el fin que nos proponemos. Tenemos que superar la enseñanza y centrarnos en la educación.

La enseñanza es la mera transmisión de nformación

Estudia bien los conceptos que hallarás a continuación. A través del contraste, nos gustaría que tú mismo descubrieras la diferencia abismal que existe entre educación y enseñanza. Esperamos tener éxito.

El papel de líder en función de ambas

Enseñanza

El que enseña no necesariamente ha de encarnar en su vida los principios o verdades que desea transmitir. Por ejemplo, es posible dar una buena charla sobre la importancia de leer la Biblia sin mantener un tiempo devocional continuo. O podemos predicar acerca de la evangelización y nunca evangelizar ni sentir la más mínima carga por las personas no cristianas. Está a nuestro alcance enseñar acerca de la importancia y necesidad de la vida santa y limpia de pecado y, al mismo tiempo, vivir voluntariamente en pecado.

Educación

El educador debe de ser un modelo de las cualidades que desea desarrollar en la vida de los jóvenes. No puede pretender que los jóvenes adquieran cualidades que él mismo no ha desarrollado en su propia experiencia espiritual, o que aún está en proceso de desarrollar. El líder no puede esperar que sus jóvenes lean la Biblia o evangelicen si él no lo hace.

Una buena parte del trabajo del líder viene a través de la influencia positiva de su ejemplo personal. El líder es el mejor libro de texto para los jóvenes que trata de formar. No se exige del líder perfección pero sí coherencia. La educación es mucho más exigente con el educador que la enseñanza con el enseñador.

El lugar, el tiempo y la actividad

Enseñanza

La enseñanza, dado su carácter formal, está limitada a un lugar: habitualmente una clase u otro tipo de salón. También a un tiempo: hay horarios para comenzar y acabar, que la delimitan. Y a una actividad: la reunión de jóvenes, un culto en la iglesia, un estudio bíblico, son situaciones típicas de enseñanza.

Educación

Siempre que el líder está con los jóvenes se halla en una situación educativa. Nuestra vida permanentemente influye sobre los demás, sea positiva o negativamente. Cada encuentro constituye una oportunidad educativa. Los jóvenes aprenden observándonos, viendo cómo reaccionamos ante los problemas y las dificultades de la vida cotidiana, y valorando cómo somos cuando no estamos «ejerciendo» de líderes en situaciones formales de enseñanza.

Todo lo que hacemos o dejamos de hacer, nos guste o no, seamos conscientes o no, tiene un valor educativo. Puede ser tanto positivo como negativo. Por lo tanto, resulta de impacto sobre los jóvenes. La educación no está circunscrita ni limitada a un tiempo, un lugar o una actividad. Un líder siempre está de servicio.

Extracto del libro “Raíces”.

Por Félix Ortiz.

Lee Para Líderes – Diferencia entre la Educación y la Enseñanza 2

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