La persona anoréxica sufre de una pérdida extrema de peso causada por dificultades emocionales, no físicas. En otras palabras, significa «pérdida nerviosa del apetito». De hecho, la persona anoréxica puede sufrir dolores extremos por el hambre, pero el temor a ganar peso es mayor que su apetito por la comida.
La bulimia es una condición caracterizada por «borrachera de comida» o comer cantidades increíblemente grandes de comida en un corto tiempo (hartarse), después del cual la persona se induce el vómito o abusa de laxantes con el objeto de vomitar los alimentos. El término bulimia se deriva de una palabra compuesta en griego que significa «hambre-buey» (como «hambriento como un buey»). Así que la bulimia nerviosa se traduce aproximadamente como «hambre nerviosa».
La vasta mayoría de personas anoréxicas y bulímicas son mujeres de clase media y alta. El comienzo de la anorexia y la bulimia tiende a ocurrir cerca de la pubertad, pero sus raíces pueden ir incluso más profundamente, a problemas de autoimagen de su cuerpo en la niñez. La pubertad puede ser el gatillo que dispare conductas autolesivas provocadas, entre otras, por la anchura y curvatura del cuerpo al provocar el temor de la gordura, dejar la niñez, la conducta en un contexto de adultos, el fracaso, la pérdida de control, la sexualidad, y la angustia en general.
DAME UNA SEÑAL
En Walking the Thin Line, Pam Vredevelt y Joyce Whitman identifican las características clave de la anorexia y la bulimia:
BULIMIA NERVIOSA
- Comer compulsivamente en secreto. Puede ocurrir regularmente y sigue un patrón (la ingestión durante una «borrachera de comida» puede variar desde mil hasta veinte mil calorías).
- Comer compulsivamente seguido de ayuno, abuso de laxantes, vómitos autoinducidos, u otras formas de purgar (o la persona podría masticar la comida, pero escupirla antes de tragarla).
- Períodos menstruales que pueden ser regulares, irregulares o ausentes.
- Glándulas inflamadas en el cuello debajo de la mandíbula.
- Cavidades dentales y pérdida del esmalte dental.
ANOREXIA NERVIOSA
- Inanición voluntaria que a menudo lleva a estar demacrada, y algunas veces a la muerte.
- «Borracheras de comida» ocasionales, seguidas por ayunos, abuso de laxantes, o inducirse el aguantar hambre.
- Cese de períodos menstruales o el no inicio de los mismos si la anorexia ocurre antes de la pubertad.
- Ejercicios en exceso.
- Las manos, los pies y otras partes del cuerpo están siempre frías.
- Piel reseca.
- El cabello de la cabeza puede adelgazar, pero pelusa vellosa puede aparecer en otras partes del cuerpo.
BULIMIA NERVIOSA
- Vasos sanguíneos rotos en el rostro.
- Bolsas debajo de los ojos.
- Perdida del conocimiento.
- Palpitaciones del corazón rápidas o irregulares.
- Malestares y problemas estomacales e intestinales varios.
- El peso puede a menudo fluctuar debido a períodos alternos de hartar y ayunar.
- Deseo de relaciones y aprobación de otras.
- Pérdida de control y temor de no poder detenerse una vez que comience a comer.
ANOREXIA NERVIOSA
- Depresión, irritabilidad, decepción, culpabilidad, autorechazo.
- Pensar en estar muy gorda aun cuando está demacrada.
- Interés obsesivo en la comida, en recetas y en cocinar.
- Rituales que involucran comida, ejercicio y otros aspectos de la vida.
- Perfeccionismo.
- Introversión y hacerse aparte.
- Evitar a las personas.
- Mantiene control rígido.
Agréguele a esas características estas indicaciones de anorexia y bulimia:
BULIMIA NERVIOSA
- Idas anormalmente frecuentes al baño.
- Fijación anormal en el ejercicio, a pesar de cualquier cosa.
- Cortadas y callos en los nudillos y manos.
- Vehículo o armario con olor a vómito.
ANOREXIA NERVIOSA
- No solamente se ve delgada sino anormalmente demacrada.
- Extremo uso de lenguaje y conductas de atracción o evasión con relación a la comida.
- Ropa muy suelta para esconder la figura.
PLAN DE ACCIÓN: INVOLÚCRATE
- Enséñales a los jóvenes a autoidentificar desórdenes alimenticios.
- Tu razonamiento: su conducta destructiva puede ser peligrosa y aun mortal.
- Si tienes problemas con la comida, identifícalos y toma los pasos para ganar nuevamente tu salud.
- Si tienes meriendas en las reuniones del grupo de jóvenes, incluye comidas saludables.
- Abre tus puertas a jóvenes que luchan con la comida.
- Enséñales a los jóvenes a traer amigos para obtener ayuda si su alimentación es problemática.
- Involucra a los jóvenes en conversaciones generosas, francas cuando veas características agrupadas y señales de desórdenes alimenticios.
- Si tienes certeza que un desorden alimenticio no identificado está causando un caos en la vida de un joven, considera la intervención (lee acerca de la intervención aquí).
Obtén la historia detrás de la historia. Si un desorden alimenticio es el presente problema, el asunto central podría ser:
Amenaza sexual. Existe una extraña coincidencia entre los desórdenes alimenticios y el abuso sexual. Según algunos datos, más del 80% de las mujeres tratadas por desórdenes alimenticios se identificaron a sí mismas como víctimas de acoso y violencia sexual. La obesidad y el hambre pueden ser intentos para «desexualizar». El aumentar de tamaño puede ser una forma de ganar fuerza para protegerse contra más abuso. Trabaja con el abuso sexual, y el problema con la comida tenderá a arreglarse solo.
Temor a engordar. Algunos jóvenes son hostigados por su peso hasta el punto de la obsesión. Trabaja con sus necesidades de autoimagen y autoestima.
Temor a abandonar la niñez. Algunos jóvenes encuentran la adolescencia como algo que amenaza. Averigua el por qué.
Temor a conducirse en contextos adultos. Algunos jóvenes son intimidados por las expectativas de los adultos. Averigua el por qué, y procura aliviar la presión.
Temor al fracaso. Existe una alta incidencia de perfeccionismo entre las personas anoréxicas y el complacer a las personas entre las bulímicas. Averigua qué significado le da un joven al fracaso y por qué.
Pérdida de control. Algunas personas anoréxicas y algunos jóvenes obesos están marcando su espacio personal donde un adulto despreciado y temido no puede ir. «Pueden empujarme todo lo que quieran, pero no pueden hacerme comer». Averigua por qué un joven se siente intimidado, impotente, o fuera de control, y ayúdalo a lidiar con eso.
Angustia generalizada. Muchas personas tienen experiencia y percepciones del mundo que los hace ansiosos y temerosas a tomar responsabilidades. Averigua por qué un joven tiene temor, y ayúdalo a atacar y sobreponerse a este miedo.
No dudes en referir a un joven cuando crees que es más de lo que puedes manejar. En ese sentido, no existen milagros en los tratamientos, y muchos adolescentes se escapan de las relaciones de consejería y de los programas de tratamiento. Así que: Planifica estar involucrado a largo plazo. Todos tienen que enfrentar la comida casi todos los días. Por ende, el presente problema no puede ser aislado de la vida normal. El adicto a la comida que se está recuperando necesita saber que entiendes su lucha.
Enséñales a los padres a entender los desórdenes alimenticios. Reconoce su temor (generalmente mezclado con frustración y expresado en ira). Ayúdalos a ver que los desórdenes alimenticios frecuentemente incluyen un componente familiar que se encuentra debajo del problema presente. Eso significa que resolver problemas alimenticios generalmente requiere abordar problemas familiares.
Enséñale a tu comunidad de jóvenes a recibir a los otros que tienen problemas alimenticios con gracia, sensibilidad, y con el conocimiento que la solución toma tiempo.
Extracto del libro Cómo Ayudar a Jóvenes en Crisis.
Por Jim Hancock y Rich Van Pelt