Juntamente con el desarrollo de convicciones, también es necesario el desarrollo de sabiduría si queremos que nuestros adolescentes vivan vidas que agranden a Dios. Permítanme ilustrarlo con otra historia.

La llamada me llegó al trabajo a mitad de la jornada. Era mi hijo que me llamaba desde su trabajo de medio tiempo. Le habían pedido que hiciera algo que era peligroso y que no era parte de su descripción de trabajo. No se trataba de un asunto moral, no se trataba de un asunto claramente bueno o malo, pero se necesitaba tomar una decisión. Me habló y me preguntó si podía enviarme por fax su descripción de trabajo para que discutiéramos qué debía hacer. Hablamos acerca de la gente involucrada. ¿Quién era las personas en autoridad sobre él y por qué estaban haciendo esa petición? Hablamos acerca de la manera en la que debía tratar con aquellos que estaban sobre él. En cierta forma, él deseaba que yo tomara la decisión por él, pero yo no lo iba a hacer, porque pensé que esta situación era enviada por Dios para desarrollarle. Habían muchos asuntos de sabiduría involucrados aquí. Mi hijo estaba abierto, buscando, y pensando bien. Después de discutir la situación, le dije que oraría por él. Estaba confiado de que tenía lo que necesitaba para tomar una decisión sabia.

¿Qué pasó? ¡Lo despidieron! No podía creerlo. Había hecho todo lo correcto, no obstante había perdido el empleo. Estuve tentado a cuestionar a Dios. ¿Acaso no podía él animarlo cuando menos una vez? Pero inclusive en el despido había una oportunidad de hablar acerca de la vida en un mundo caído, la bendición de hacer las cosas a la manera de Dios, y qué es lo que significa encomendarte al cuidado de un Dios soberano. Después, en un par de meses lo volvieron a contratar. El gerente regional había estado muy enojado por la manera en que se manejó la situación y dio instrucciones a sus subordinados que le ofrecieran de nuevo el empleo a mi hijo.

Notemos que esta situación fue muy diferente del incidente del video aquel viernes por la noche, pero no por eso fue menos importante. La primera situación tuvo que ver con lo que llamo un asunto con límites claramente definidos. Estos son asuntos de los que Dios ha hablado claramente, en los que el bien y el mal se reconocen con facilidad. Lo que se necesita es ejercitar una convicción personal, bíblica e interna. La segunda situación tenía que ver con lo que llamo un asunto de sabiduría. Estos son asuntos para los que no hay un enunciado directo «Así dice el Señor», sino que la Biblia habla de ellos en un millar de principios bíblicos balanceados para que podamos vivir sabiamente en este mundo caído. Lo que necesitamos aquí es sabiduría bíblica fácilmente aplicable.

Cuando tu adolescente encuentre un asunto con límites claramente definidos, no necesita orar pidiendo sabiduría. Por ejemplo, en una tienda departamental no necesita orar para que Dios le de sabiduría para saber si debe o no robar. Lo que un adolescente necesita en ese caso es un corazón que sea sumiso a la voluntad de Dios revelada en su Palabra. Necesita un corazón más controlado por el amor al Creador que por la cosa creada.

Pero cuando un adolescente encuentra asuntos de sabiduría, nunca los resolverá tratándolos como si fueran simples asuntos con límites definidos. Si trata de hacerlo, comenzará a perder confianza en la Escritura, pensando que no habla con claridad de los asuntos de su vida. Y luego, en su falta de confianza en la Escritura, se dirigirá hacia uno de dos extremos: legalismo, es decir, convirtiendo todo en un asunto de límites rígidos; o necedad, concluyendo que todo lo que no sea una asunto de límites claros no es importante y no se trata en la Escritura.

(CONTINÚA… DALE CLICK ABAJO EN PÁGINAS…)

2 COMENTARIOS

  1. Buen día
    Que buenos es leer estas palabras q nos ayudan a los padres para guiar a nuestros jóvenes
    Estas palabras m alimentan

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